D. H. Lawrence, Uvas y otros poemas, selección, traducción y prólogo de Carmen Vasco, Ediciones del Dock, 2013.
El deseo ha muerto
El deseo puede haber muerto
pero un hombre sigue siendo
el lugar de encuentro del sol y de la lluvia,
la maravilla siempre embosca al dolor
como en un árbol de invierno.
Desire is dead
Desire may be dead
and still a man can be
a meeting place for sun and rain,
wonder outwaiting pain
as in a wintry tree.
Fuego
Atesoramos el fuego más que el amor o la comida,
caliente, vertiginoso, pero arde si lo tocas.
No deberíamos
juntar nuestro amor, o nuestra benevolencia, ni nada de eso,
porque seguro obtendríamos muchísimas mentiras,
sino nuestro fuego, nuestro fuego elemental
para que llameante al espacio vacío se lance como un falo
y fecunde el cenit y el nadir
y arroje infinitas chispas de átomos nuevos
y nos achicharre, y deje la casa hecha cenizas.
Fire
Fire is dearer to us than love or food,
hot, hurrying, yet it burns if you touch it.
What we ought to do
is not to add our love together, or our good-will, or any of that,
for we're sure to bring in a lot of lies,
but our fire, our elemental fire
so that it rushes up in a huge blaze like a phallus into hollow space
and fecundates the zenit ant the nadir
and sends off millions of sparks of new atoms
and singes us, and burns the house down.
Nada que guardar
No hay nada que guardar, ya todo está perdido
salvo un pequeño núcleo de quietud en el corazón
como el ojo de una violeta.
Nothing to save
There is nothing to save, now all is lost,
but a tiny core of stillness in the heart
like the eye of a violet.
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