Algo de la poesía publicada recientemente en la Argentina.
domingo, 26 de febrero de 2017
Inés Aráoz
Inés Aráoz (Tucumán), Al final del muelle, Leviatán, Buenos Aires, 2016.
¿Acaso no es secreto el amor?
–Te diré que desde hace muchos años,
solamente escribo en cuadernos GLORIA
de hojas lisas, sin renglones. Dos por año,
marcados mes y año con felpa negra en un
redondel. Quiero decir con ello que no es la
página en blanco lo que cuesta llenar y si no
quiero renglones es para aliviar a mis ojos de
un impedimento más y aligerarles el paso por
la entramada jungla de los días y la memoria y
de todo lo celeste, lo más vivo, que se inscribe,
que se inscribe, una página que hay que ayudar
a blanquear
Nexomaníaco
–Lo secreto no sufre menoscabo del tiempo.
Es pura potencia. Lo secreto es el resguardo
del mundo y de la humanidad.
–De alguna manera, uno que escribe, mejor
dicho: uno que busca de tal manera el poema,
es uno que vive en lo secreto, que no se
aviene a extenuar su palabra en el diálogo o
a invalidarla en la circunstancia, llámesele a
ella, por caso, significado. El cincel poético,
removedor por naturaleza, aireador, ofrece
nutrientes muy diversos –levándolos desde lo
hondo, a muchos comensales y muchas veces
en el chasco o en el malentendido, entrega su
mayor potencia colectora de luz.
Alegría
a Lucas y Juan Aráoz
–Un segundo, un segundo sólo, apenas un
parpadeo mi tiempo, lo es y doy fe, abismal
sonrisa donde baten sus alas y no dejan de
batirlas los siglos de los siglos, abisal gerundio
de los sueños cuando el ojo ve el cumplimiento
de lo ya cumplido, basta un sí para verlo todo
-es uno el corazón y el tiempo- pero decirlo,
si acaso pudiera yo decirlo, y porque en la
voz estoy, diré esto: caballadas son de puro
hielo, misteriosos y celestes casi sus reflejos en
antárticas heladas superficies, espíritus quizás de
olvidados reinos, proyectados cuerpos del todo
inocentes en recónditos espacios a lo mejor sin
sol, a lo mejor sin noche, navegando, navegando,
tordillos vientos desbastando lo pulido
viernes, 17 de febrero de 2017
Carolina Massola
Carolina Massola (CABA), Planetaria, Modesto Rimba, Buenos Aires, 2016.
Existe un río de materia estelar
entre galaxias y puentes
soles atados entre sí
en constante gravitación
en brazos giratorios
derraman estrellas
el Universo indiferente
cae
se aleja de sí
Tal vez
veamos caer desde lo alto
una constelación de estrellas
y con ella
todo el Universo que concebimos
se hunda por fin en la tempestad de la vida
colisione
se haga añicos
humo polvo
Y nosotros con él
aquí
en este lugar abandonado
lo único que nos mantiene erguidos
es esta batalla contra la gravedad
Lo vertical llama a la herida
y aunque no hay centro de gravedad que me retenga
persisto indiferente como la piedra
Todo lo que nos separa de la luz:
un tránsito
una ocultación
el temor antiguo
de un Dios
¿Por qué migran las estrellas?
¿De dónde les nace ese instinto?
¿Buscan inventar un destino donde permanecer?
o
sencillamente esas migraciones estelares acontecen
por algo más que iluminar
como única certeza en esta noche espiralada.
existe esa bondad de incendiarse a sí mismo
en cada Sol
por alumbrar un tiempo remoto
ese delirio de girar con una constancia enfermiza
acompaña el gravitar de sus mundos
en todos
crece la vida en lo que agoniza
domingo, 12 de febrero de 2017
Mónica Rosenblum
Mónica Rosenblum (CABA), La cuestión del pellejo, Alto Pogo, Buenos Aires, 2016.
preguntas frecuentes para caín
I
[…] Caín se mostró muy resentido y agachó la cabeza.
El Señor le dijo: “¿Por qué estás resentido y tienes la
cabeza baja?
Si obras bien podrás mantenerla erguida; si obras
mal, el pecado está agazapado a la puerta y te acecha,
pero tú debes dominarlo”.
GENESIS 4:5-7 Santa Biblia, Versión Reina-Valera, 1960
¿fue un arrebato o lo fuiste saboreando?
¿o las dos cosas?
¿la fuiste acopiando
grano por grano?
sí, a veces
desborda
la roja
retumban las sienes
bombean las razones
en cuenta irregresiva
y las advertencias
pasan de largo
como pasa el tren
al árbol flaquito
desborda la roja
y la lengua
tan seca
entonces las manos
se ponen a decir
¿fue así,
Caín?
Caín dijo a su hermano Abel: “Salgamos al campo”.
Y cuando estuvieron en el campo, se abalanzó sobre
su hermano y lo mató.
Gn 4:8
¿así pijama rayado
y medio dormido
te siguió Abel?
hay una confianza
un no dudar
cuando alguien
cercano
nos dice vení
o vení mirá
y vamos detrás
esperando algo
o nada especial
vamos sin dudar
distraídos tal vez
pensando en otra cosa
a veces
ni siquiera intrigados
vamos porque
nos dijo vení,
y vení alcanza para ir detrás
puede tratarse de algo importante
de algo pequeño
de algo para uno
o para el otro
simplemente vamos
por quien nos convoca
Caín dijo a su hermano Abel: “Vamos afuera”.
Gn 4:8 Biblia de Jerusalén, Versión 1976
¿cómo es vamos?
¿cuál hilo
hilacha
cuál lazo
cuál nosotros?
¿vamos juntos?
¿vamos vos y yo
afuera
a matarte?
¿matar es afuera, Caín?
¿por qué?
¿por lejos, por solos
por los padres
por la serpiente
por la manzana
por los gusanos?
¿es eso?
¿dudaste, Caín?
ah, cómo querríamos
cuánto querríamos
saber de tu previa
¿a qué ritmo caminabas?
cada paso asentaba
el sello
en la tierra
derecha sí
izquierda voy a hacerlo
sívoyahacerlosívoyahacerlo
¿fue así, Caín?
¿de niños
armabas tus torres
y Abel te las demolía?
¿las hilvanabas
hasta el cielo
y de un soplido
te las derribaba?
¿es eso?
¿a babel
jugaban?
¿te voy a matar
le premonizabas?
¿miraban el cielo?
¿por repartija
de estrellas
peleaban?
¿y esa noche?
¿o fue de día?
¿miraste el cielo?
¿lo viste?
¿Abel miró?
¿miró?
¿qué miró?
¿volviste tu cara
para ver la suya?
¿dónde guardaste
su dejarse hacer
su dejarte hacer?
¿y en qué preciso lugar
decidiste detener
la marcha?
¿ya lo habías marcado?
¿o se te detuvo?
mudo
nudo
de una trama
suprema
¿trampa?
¿lo ves así, Caín?
a veces duele
menos
ser objeto
que sujeto
¿sujetaste a Abel?
¿se sujetó de vos?
¿cómo pasaste
de vamos a voy?
¿cómo te miró él
cuando lo supo?
¿cuándo lo supo?
¿y los cuerpos?
¿los cuerpos juntos?
tantas veces
los cuerpos hermanos
¿y entonces?
¿y aquella vez?
¿se desprendió?
¿pudiste desprenderlo
cuando se desprendió?
¿o todavía?
¿y entonces?
¿cómo lo llevás, Caín?
viernes, 10 de febrero de 2017
Fernando Ayala
Fernando Ayala (San Justo, Buenos Aires), Tanto amor plateado, Barnacle, Buenos Aires, 2017.
Sabueso
¿Cuánto es todo por delante?
Dijo un pez de aguas profundas,
¿Hacia dónde? Dijo el Hombre.
Cuando estoy sensible, me duele la belleza
Nada puedes hacer, vida
Las cosas que se llenan con deseos
Son huérfanas de alma
La razón de vivir apremia y no puedo
Olvidarla. Un esbozo de mí. Gangrena.
Un espacio tenue adolece el músculo.
El corazón es un pulmón perdido,
Sangre en la boca.
¡Qué injuria!
Se muerde seca, en un nudo
Que late, en la garganta.
¿Qué sentir de las cosas, me dará pausa?
¿Qué forma inútil se acercará?
Los ojos agudos se empañan sin sangre,
Las lágrimas no desvían su curso
Y como torpes inertes se suicidan en masa.
Lo sembrado se disuelve en el mundo
Como una mala broma.
Sobre este cuerpo,
Oyendo esa voz que me abraza.
Flores químicas
Mantenerse enfermo para ahuyentar
El cólera, para evitar la fiebre,
La gripe, el dolor y el miedo.
Soluciones florales químicas
Inversiones de subsuelo
Elogio de locura instruida,
Perfectas palabras con razón
Placeres griegos de esquina
Romances sórdidos en alta voz
Las flores químicas
Las entrañas del pasado quemándose
En la hoguera histérica de los nervios
Los ánimos, se llenan de nubes,
Por el piso flotante.
Las flores químicas secando bocas
El camino de los cien metros
Lleno de vallas, de líneas
Blancas, que sirven de guías
Rectas, hacia el fin.
Ojos brújulas, ojos brujos
Que mueren, para reencarnar
En las almas que dejan piedad.
Las flores químicas sueñan
Con la tierra; sufren mano de hombre
Se ríen del hombre que las mata
Porque él mismo se asesina,
Anuncia sin remordimientos
La muerte del hombre por el hombre.
martes, 7 de febrero de 2017
Alba Murúa
Alba Murúa, Lejos del Paraíso, Piedra al cielo, Gregorio de Laferrere, 2015.
Destino II
Se quiebra
la tarde
hueso
roto.
Engañan los trinos
o esa tibieza
que ahoga.
Rueda una pelota,
ríen
los que no saben
que
pronto
serán
alcanzados.
Lejos del Paraíso
con su brújula de duda y extravío,
sólo el camino de las sonatas,
la luna que en el claro y
el frágil cuerpo de Lavandera
que domina el mundo
desde la avenida en sombras.
En las ventanas que se iluminan
me asomo gimiendo.
Junto a vos, el Purgatorio
encarna.
Titilan gritos.
La roja serpiente del deseo
sube por la fachada del Barolo.
lunes, 6 de febrero de 2017
Silvana Franzetti
Silvana Franzetti, Notas al pie, Periódica Ediciones, Buenos Aires, 2016.
Amalia insiste, se pregunta cómo es vivir en Gan Gan.
Servicio de colectivos una vez por semana
según el destino y la época del año.
Por la radio transmiten los mensajes cuatro veces al día*
un hospital, un juzgado de paz, una escuela
un cementerio, una usina.
Irse de esta comodidad, aunque es lo mismo
ella siempre vuelve sobre sus pasos: en un sentido o en otro
da mil vueltas al desierto.
* LU Radio Chubut comunica con una nueva edición del mensajero rural. Muy buenas tardes. Es la hora trece, un minuto. La temperatura en la ciudad de Trelew es de veinticuatro grados, ocho décimas. El viento sopla del Este-Sudeste a sesenta y cinco kilómetros por hora, con ráfagas que alcanzan los ochenta y cuatro kilómetros por hora. El cielo está parcialmente nublado y la visibilidad es buena. Este es el primer comunicado de la presente edición.
Para Nelson, en Puesto de Piedra, se le comunica que no anda la antena de Paso de Indios, la están arreglando. Trate de insistir todos los días.
Bajan los recuerdos, miro a través de sus pliegues.
Así llegaría a un pasado remoto, caería en la trampa*
del alimento congelado: inscripta la fecha de su ingreso
a la cadena de frío, pareciera que ya no necesita nada.
¿Cómo decir, entonces, todo esto?
Bajan los recuerdos, miro esta tarde
a través de películas transparentes de otras tardes.
Esta tarde se borra
o se muestra en el borde de una y otra imagen.
* Para el señor Cecilio Aguirre, en zona de Pampa de Agnia, se le comunica que mañana a primera hora estará la jaula en esa. Firma este mensaje: Paulino.
El anuncio de partida es más que la ocasión de hacer un viaje por el desierto.* Se ve el cielo, la luz le da más relieve a las cosas; el horizonte, una línea quebrada regularmente por la meseta. Acá no hay alrededor, no hay circunferencia, habría que detenerse en las imágenes que no fueron grabadas. El paisaje no está disponible, no estuve en los hechos y una de cada cien descripciones muestra algo a través de lo que dice.
* Para Esmildo Ñanco, en Las Golondrinas, su nieta le comunica que viaja mañana a la hora veintiuna y treinta, llega aproximadamente a la una o dos de la madrugada. Ruega ser esperada.
La duda que precede al viaje se parece, como una mata a otra, al vendaval. * Quizás por la tendencia a moverse que le da su forma de ovillo. Al costado, extendida, sin puntas, apenas transpuesta por el viento, la meseta. Siempre es después cuando me doy cuenta de que estuve en ese lugar.
* Para Miguel Valdés, en zona de Los Altares, se le pide que retire la encomienda en estación de servicio El vendaval. Se ruega a quien escuche este mensaje, se lo haga saber al interesado.
miércoles, 1 de febrero de 2017
Ignacio Di Tullio
Ignacio Di Tullio (CABA), Famiglia, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2016.
REPUBBLICA
ITALIANA
Passaporto per
l' estero
7 Genn. 1950
El
padre de mi padre me mira fijo desde la fotografía
Manovale,
cruzó el océano
capaz
de arrancar orejas con los dientes.
Quiso
desgarrar, fornicar, comer tierra
nunca
aprendió a hablar.
Sé
de las trompadas en las orejas
y
ahora a mi padre le falta oído
para
algunas preguntas.
¿Cómo
será vivir en la fotografía, descargando golpes en la cabeza?
Yo
debería poder decir nonno
Mi
padre, hablar de vos.
Tiene
tu nombre empozado en una mano.
Cada
vez que lográs escapar de las fotos
la
cierra.
Mi padre elige
frutas en el mercado
Mi
padre elige frutas en el mercado.
Detiene
el coche camino al trabajo
para
bajar a tocarlas.
Desoye
las recomendaciones del vendedor:
sus
manos sabias bien educadas
prescinden
de consejos
saben
que se someten a una cuestión moral.
Presiona
con los dedos la piel de un durazno
verifica
la blandura de su carne.
Después
pesa una pera en el hueco de su palma.
Con
la otra mano envuelve una ciruela
y
se adueña del mundo.
También
su padre elegía las frutas camino al trabajo.
Entraba
con mi padre y sin decir palabra
sostenía
una fruta en cada mano
lo
educaba en el ejercicio de la duda.
Era
una escolástica muda y presencial.
Las
frutas maduras siempre son las más dulces:
Ahora
es mi padre quien deja caer el proverbio.
No
me mira al hablar. Piensa en voz alta
y
espera que lo tome
si
quiero.
La nuez
Casi
al ras del suelo
todos
los hombres que yo no era
miraban
tu nuez subir y bajar
a
cada trago.
Cuando
me alzabas en brazos
estudiaba
el recorrido del hueso irregular
que
sobresalía de tu garganta
como
de la piel de un reptil.
Atrapaba
la nuez con el índice y el pulgar
y
me entretenía obstruyendo su trayecto
hasta
que te atragantaras de risa.
Creía
que el hueso
cabía
en el hueco de una mano.
Soñaba
que un golpe podía partir ese fruto
y
en su interior, la lágrima seca que duerme
en
el corazón de los duraznos.
Preguntas
¿Quién
es este hombre cuando me descubro en su sombra?
Anoche
entró por la ventana y parado detrás de mí
otea
lo que escribo.
¿Qué
vino a buscar a este suburbio?
Camina
encorvado como sus antepasados
dice
que llegó niño en un barco
que
rehusó a ser un tonto y trabajó
y
trabajó para escapar del gusano del hambre.
Cuando
le tocó cortar el bacalao se creyó inmortal.
Lo
vi con mis ojos arreglar cosas
sin
sacarse el cigarrillo de la boca.
Nunca
le retaceó cara a mi beso, pero hoy me mira
como
si le hubiese faltado tiempo.
¿Por
qué?
Me
visita de viejo blando. Somos
como
animales de distinta especie.
¿Quién
es?
¿Qué
quiere?