El pico de los pájaros, Buenos Aires, Barnacle, 2021.
Acá no hay palabras que hablen de los pájaros,
hay pájaros.
El ronquido,
piar,
en medio de lastimeros fracasos
del vuelo,
nido primigenio
romperse un ala
o una pata,
caer,
este mundo no dará reparo alguno,
aves trastornadas,
mismo aire,
desfallecen en verano sobre el pavimento.
Yo encontré la salvación, un pájaro herido.
Pía, siempre pía de felicidad.
Alegre y profundo, ni siquiera encoge sus plumones ante
la lluvia.
Y ella se habrá creído muerta pero tenía dos vidas:
la de la melancolía
y la hondura
de este repentino hogar.
Queremos acceder al vuelo.
Un deseo se asemeja a la dirección
hacia la cual nos movemos
y escapamos de la orfandad,
veloces.
Un pájaro herido. Un pájaro huérfano.
Sus plumas cambian cada día,
se eleva apenas puede.
La forma que toma eso amado,
hecho carne,
se sostiene con tu mano
al vaivén del viento.
A veces hace así: con un solo ojo observa una rama.
Y la rama se mece y le provoca un temblor.
Cuentan que hace miles de años otra paloma fue
/lanzada en medio del diluvio.
Regresó con gajos de olivo de tierra cercana.
Está escrito.
Ahora un minúsculo animal se asombra por primera vez
ante la naturaleza;
crea un árbol,
el cielo,
las hojas entregando la sombra.
Divino pájaro del mito
aunque éste
real y terrestre
se pierda en las tormentas
y nos deje vacíos.
Ciertas mosquitas revolotean alrededor
de los granos que fermentan,
el agua hizo su tarea
de espera,
ser alimento de paloma.
La casa se transforma, una pajarera
donde intercambiamos olores
y horas secas o
húmedas,
sueltas o en rincones,
de ave tierna
desplumándose
contra cualquier pronóstico
saldrá.
Sus semanas como años,
un nombre
como los humanos bendicen
a los seres pequeños
sobre los que se imponen,
llegará a construir su hogar
en el mismo sitio del primer nido,
gritará ¿ven? puedo recordar todo.
La metáfora modifica los cuerpos
de las aves
convertidas en nidos,
ramas
frágiles a la respiración densa de los días.
Custodios
ante el mal
con sus huesos
y de tierna carne
late
la horma de un corazón
arrullador
avisando el frío para que te espantes,
sabe de la calma sobreviniente
a las tormentas de algunas vidas,
los mensajes,
ellas nos eligen porque somos su alimento
de palabras.
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