jueves, 28 de julio de 2016

Paulina Aliaga



Paulina Aliaga (Chubut/CABA), La Contra Dicción, Espacio Hudson, Buenos Aires, 2016.


















Amanece se nace

Cada mañana hay que atravesar de nuevo la escoria muerta
para llegar al núcleo vivo y cálido.
L Wittgenstein

¿Un ojo está despierto si lo amamos a
la distancia y aprendemos la sazón que
lo acicala al mediodía,
de luz?
y después abrimos una lata de luz
y comemos hasta el hastío
y le hablamos
despacio al repartidor
y cuchareamos con fingida remilguez
con finas manos blancas
esa lata que vence este mismo día como todas las
latas de luz
abiertas del mundo
vencen hoy
y a la mañana hay que correr
a nuevas cilíndricas y abrir
y la cuchara
y el rincón o la ventana de sentarse a adivinar
la evolución
del sol
en los ojos
de un transeúnte amado













Seductores de salón. Rateros.


Cuánto tránsito gozando
                 la costumbre.


Rateros de bestiales escenarios
asolando las esquinas
azotándose en la oscuridad secreta
dejando adivinar el sabor
de sus humores
                           el color
de sus espaldas deliciosas.


Magos de la cuaresma
se aparecen y deslizan patrañas bendecidas


                                                    disparan
gracias al desierto

y aciertan.




















Incisiones privadas


odiamos la práctica airosa
de la cicatriz.
porque reprueba
infulosas críticas
a la muerte.
lentas gemidas
en gran enfermedad
de guardar gran cama
y menos que gran abrigo la piel.
ha visto balido este orador
ha lento sido incisivo
en macular
la lente
quisquillosa
de la guillotina






















Patronas a las fieras


Crasa carrrne
socarrón troceador malvón
a cuchillo su frente la gruesa
herida regresa al hogar:
a tener miedo.
Violencia carmesí
no te arrepentís conmigo
porque soy buena
picoteando hambres:
liera y preciosa. Hermana.
Armemos la garganta
para exhalar la venganza de la
primavera
amemos la gracia caníbal de las flores
que se dan,
patronas, a las fieras.