martes, 30 de mayo de 2017

Javier Galarza



Javier Galarza (CABA), Chanson Babel, Buenos Aires Poetry, Buenos Aires, 2017.
































Poema para Miroslav Tichy

La obra no consciente de sí misma.
Aquel consejo de Osip Mandelstam:
‘hacer a un lado el texto principal
y guardar lo escrito en los márgenes’.
La captura del instante,
algo del orden de lo que no perece
ni perdura. Estados de suspensión.
La consiga de Rimbaud: ‘fijar vértigos’.
No, no fue Miroslav Tichy un vagabundo
que construía sus máquinas de foto a mano,
con cartón, latas y cinta adhesiva;
no revelaba y enmarcaba las fotos
con desechos que juntaba de la calle.
No fotografió mujeres checas,
pequeñas postales voyeur del deambulador.
No agradezco su merodeo
en torno a las piscinas de Praga,
todas esas estampas imperfectas que el tiempo
y el anonimato hubieran arrebatado.
No vivió Miroslav entre 1926 y 2011.
Miroslav no ‘miró’. No ‘cartoneó’.
No es el arte un daño colateral.
Ni duele esta noche escribir estas palabras.












Silesius

No indagues la naturaleza del vínculo
que como la rosa de Silesius
florece sin porqué,
una pregunta puede permanecer abierta
para evitar la clausura del sentido,
el misterio entonces
aguarda en los signos,
está en ‘lo abierto’,
en el campo de ‘la percepción pura’
(8ª Elegía de Rilke),
‘florece porque florece’,
toca la penumbra del Medioevo
y las visiones de las místicas.
El sentido: eso ‘tapona’, dijo Lacan
pero quien pierde su verdad
aún conserva la chance de hallar algo.
El perfume se creó para tapar
el olor de los cadáveres,
la palabra ‘humo’ está contenida
en su etimología (del latín per, ‘por’
y ‘fumare’, ‘a través del humo’),
lo cinerario es la base de lo que huele bien.
Escribe Silesius que la rosa
no es consciente de su belleza
ni se pregunta si alguien la mira.
Y todo un caudal de mundo
se despliega allí
sin explicaciones.












Efecto invernadero

Con el cambio climático,
las especies migratorias
se ven afectadas,
porque los indicadores varían
y confunden los períodos
en los que deben partir,
‘así estás vos’, me dice N., ‘como los pájaros
cuando se derriten los polos’,
porque sufrí una caída mientras
intentaba subir por un callejón
y mi cuerpo quedó dislocado,
listo para no dejar de caer.
Es cierto, pierdo mi brújula,
dejo de hibernar en forma prematura
o doy frutos fuera de estación,
esto lo debí cantar en primavera,
pierdo mi norte,
las cosas caen por su propio peso,
del verbo ‘cadere’ (caer o suceder),
similar al verbo ‘caedere’ (matar
o hacer morir),
la caída en el Génesis
es lo que nos priva de un lugar seguro,
reptar, arrastrarse sobre el propio vientre,
tentarse y sufrir el castigo
o tomar conciencia de la desnudez,
solo lo prohibido
nos alienta a continuar
o hace lugar al deseo
y cada uno pone un precio
a la medida de su trasgresión.
Decenas de pájaros colisionan cada día
contra los cristales de los edificios.











Ecolocación

Intento saldar esa brecha
entre contemplar tu extrañeza
o pertenecer a ella:
habitar tu comprensión
o hacerme un lugar allí;
no quiero diferir
pues cuando lo hago me pierdo.
La ecolocación o biosonar,
es la capacidad que poseen algunos animales
de conocer el entorno
a través de la emisión de sonidos
o al descifrar el eco que producen los objetos
en torno a su desplazamiento.
Todas esas mañanas de desesperación
necesité que alguien me llamara
para decirme quién era yo.
Mis ojos fallaban y debía desarrollar adaptaciones.
‘desfalleciente,
abandonado en Dios’,
como hubiera escrito el peregrino Johann Scheffer,
‘más de mil veces nació aquel en Belén
pero nunca en mí’,
¿cómo no iba a estar perdido?
Vaciaba los blísteres
y la mañana invertía los espejos
hasta hacer confortable
la calma que procede al pánico.
Tropezaba, chocaba contra los objetos;
buscaba puntos de orientación por resonancia.
El sonar de los barcos está basado en este principio,
podría ser un medio de localización acústica,
allí donde el radar emite ondas,
el sonar utiliza impulsos sonoros.
Para Heráclito, cuando lo oscuro
marca el predominio de la humedad,
el invierno acontece.
Un golpe de luz
en la mañana de los días por venir.
La multiplicidad de caminos
extendida hasta la cancelación.











Disociación

Los procesos de despersonalización
incluyen insomnio, ansiedad,
vértigo y extrañeza.
La sensación de estar viviendo en un sueño.
¿Es Zhiangzu soñándose mariposa
o una mariposa sueña que es Zhiangzu?
Enseña el Tao que el cielo es permanente
y la tierra durable.
Ambos perduran porque no viven para sí mismos.
Para preservar algo es mejor no aferrarse.
Todo filo se desgasta.
Cuando oro y jade cubren el vestíbulo,
más fácil es arrebatarlos.
Los bienes y los honores acarrean la destrucción.
Cuando hay puertas y ventanas en una casa,
es el espacio vacío
lo que nos permite atravesarlas.
Quien sabe, actúa sin actuar
y enseña sin palabras.
Esto enseña el Tao del cielo.


































lunes, 29 de mayo de 2017

Gustavo Gottfried



Gustavo Gottfried (Ramos Mejía / Lanús, Buenos Aires), La austeridad es la divisa de mi familia, mágicas naranjas, Buenos Aires, 2017.






















Diapositivas


En un marco de plástico
el pequeño trozo de película
sólo retuvo algo
de magenta pero alcanza
a mostrar un rostro
tan ingenuo como ahora
pero, bien o mal
apuntalado por brazos
familiares.


¿A qué noche
nos entrega la vida
cuando despertamos?


Veo esas fotos
y siento el cosquilleo
de un alma retorciéndose
como un pequeño gusano.












Los sueños de Mary



                                                            …y entonces, les dijo José:
                                                           ¿No son de Dios las interpretaciones?
                                                                                                  Génesis 40:8



Mary era la modista de todos
los vecinos de Villa del Parque.
Les arreglaba la ropa y, a veces
le encargaban un vestido largo
para un quince o un casamiento.


A mi madre, que era tan joven
le atraía la moda: se veía
bellísima en esos modelos
que salían en las revistas.
Por eso decidió ofrecerse
como aprendiz en su taller.


Trabajaron juntas varios años.
Mary fue una amiga y una segunda madre.
Después, la joven aprendiz
terminaría la escuela normal
se recibiría de maestra de corte y confección
daría clases en la escuela secundaria.


Pero lo más raro es que la modista
también descifraba los sueños
de los vecinos de Villa del Parque.


A Don Víctor, que se vio
en medio de la tempestad
le dijo que pronto iba a querer
más que nunca, a su loca familia.


A la esposa del capitán
que soñaba cada noche
como la envolvía una brillante
culebra, le dijo que el deseo
se volvería mortífero si ella
lo seguía negando. Y así
a cada uno le revelaba
su propio secreto.


¿Pero quién iba a descifrar
los sueños que atormentaban
a la propia Mary? Nunca nadie
supo en Villa del Parque


que después de cerrar el taller
y con el íntimo oficio
de quien cose y descose
una prenda hecha de retazos
a los sueños de Mary
los interpretaba mi madre.












Genealogía


Cuando se conocieron
tenían más de 30 años
así que antes de mi padre
la bella Esther había tenido
varios pretendientes.


Al libro con las obras de Oscar Wilde
ese de tapas de cuero y hojas de papel de arroz
se lo había regalado uno de ellos. Era ingeniero
rubio, alto, buen mozo, delicado y culto.


Así que todo andaba de maravillas
hasta que el incauto decidió hablar
de sus orígenes: se sentía más alemán
que judío. Fue en ese instante
que mi madre se dijo a sí misma:


no todo lo que brilla es oro
y ante la atónita mirada del muchacho
comunicó la decisión de interrumpir
el vínculo de inmediato. Declinó
también la intención caballeresca
de escoltarla hasta su casa.


Y acá estoy yo: a veces soy mi padre
otras, mi madre y de a ratos, también
un alemán orgulloso
que espera otra oportunidad.












Caen del árbol las naranjas
y revientan jugosas
bajo el aguacero.


La capa de nubes es tan densa
que nunca se consume
y hace días que está lloviendo.


El patio, los árboles, la casa vecina
todo es gris
salvo las naranjas.















sábado, 27 de mayo de 2017

Salvador Biedma



Salvador Biedma (CABA), Quizá fuera volviendo, La Gran Nilson, Buenos Aires, 2017.






















Hay tantos pájaros listos
dispuestos a ser
nido y hambre
elegís mi cuerpo
como si no estuviera roto
como si esta voz tuviera
algo para decir
ni una torpe promesa
y sin embargo los besos
hermanos
de nuestra sangre
despiertan animales
nuestra humanidad.











El mundo quema
no dios
el cuerpo será
un mundo también
preparamos la despedida
porque ya estamos
en el lugar
adonde fuimos
iremos
aunque sin saber nada.












De veras
mi boca de piedra
no tiene más
que quietud
y aburrimiento
salvo que esté
tu boca de agua,
que sabe todo
lo que hace
falta.











En el viento se sostiene
una palabra
labrada por siglos
de trabajo humano.
Cruzó, de algún modo,
los dientes
de cada persona.
Y hoy puedo decir
tu palabra
es mi casa.















viernes, 26 de mayo de 2017

Gustavo Caso Rosendi



Gustavo Caso Rosendi (La Plata, Buenos Aires), Lucía sin luz, El Mono Armado, CABA, 2016.


Colaboración de Javier Saleh.



















                                                                                   “Esa flor que está naciendo,
                                                                                   ese sol que brilla más,
                                                                                   todo eso se parece,
                                                                                   a la sonrisa de mamá...”
                                             
                                                                                                        Palito Ortega




Hoy tu voz está oscura
como el goteo de una caverna.
Te paso la mano como si limpiara
un mueble viejo. Pongo una carpeta
al crochet y ahí encima, un adorno.
Para que vuelvas a estar,
a ser hermosa.












No hay nada más terrible que su arrasadora
visión, como si los cordones de mis zapatillas
estuvieran desatados. Como si hubiera hecho algo
que no tuviera perdón.
No hay amor, ni recuerdo. En sus ojos no hay hijo.
Me teme como a su padre. No me necesita.
Sí, sabe mi nombre y lo repite como si invocara a Cristo.
Pero cuando acudo a su llamado no soy ese que
que se presenta al pie de la cama.

Ella todavía tiene
algo en su vientre
que no sale.












Atada en una cama, ojos de niña perdida
¿Sos vos? No sé qué contestar.
Le digo, por decir, no muy convencido
Sí, soy yo. Y ella me dice no me dejes.
Pero es que aún no me he ido –le respondo–
la que te estás yendo sos vos.
Y ella otra vez se va, antes de que yo consiga
dejarla. Tiene la misma mirada que tenía
poco antes de alumbrarme.

Los mismos dolores, pero ninguna luz.












Hoy no es tu día.
Ningún día es tu día.
Quisiera aconsejarte.
Decirte que aún sos joven y todo eso
que se le dice a una hija enamorada.
Porque al fin de cuentas, siempre he sido
tu padre, madre.

Hoy no es tu día.
Tampoco el mío.
Los dos estamos en esos días
en que ningún día ya es nuestro. 


















miércoles, 24 de mayo de 2017

Laura Crespi


Laura Crespi (San Fernando, Buenos Aires), Les autres sensualités, Caleta Olivia, Buenos Aires, 2016.




























En lo imposible también hay casas.
El simple mirar, la devoción,
direccionando los desvíos
en las calles de este barrio
que nos llevan
y nos pierden.

El aliento desplazado,
la fiesta en otros lugares
donde las figuras se durmieron
y nos siguieron despiertas
en un sueño solo,
silabeando unos chasquidos
que venían de las hileras de gotas
extendidas sobre el parabrisas
yendo a mínima velocidad
por la avenida azul
bajo el asfalto doble
y rayado en el medio
de esta gran prolongación
hacia la nada.












Alguien sabe
que la proyección
ahora sólo puede decaer
con la oportunidad
de ver elevarse al cielo
desde el techo hasta las tejas
apenas reconstruidas
el fantasma
mientras flota
como un alga entre las olas
la conmoción de ese último naufragio.












Es como una flecha suave
como dios
el pulso quieto
en la distorsionada
y clara posición:
la dinamita viva
del instante.












Las poetas declaman

Toda la conspiración ha sido en vano
Toda la conspiración ha sido en vano

Las poetas invitan y pican
íntimas, como una primavera
nítida, perfecta y liberada
de los pálidos cogollos
del invierno.

Toda la conspiración ha sido en vano
Toda la conspiración ha sido en vano

Las poetas caminaron
por el centro desvestidas
y acamparon
en el medio de la calle
tirándose vino por sus cuerpos,
finalmente se durmieron y aliviaron.

Toda la conspiración fue cáscara
que se partió y se disolvió enseguida
para descubrir sobre el hueso
una inquietud perfecta.