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martes, 28 de enero de 2014

María Lyda Canoso





María Lyda Canoso (Casilda/Buenos Aires), abajo de abajo, Imaginante, 2013.











 




no    no voy a Comala

astros giratorios me dicen que no avance en la
    noche
el mismo camino que sube para entrar sube para
    salir     dice el texto sagrado
no    no me preguntes por qué Comala y por
    qué ese camino que no conozco



sé de domingos de la muerte y sábados de agonía
    de gran iglesia y calles diagonales
    abandonadas como cementerios    casas
    panteones    escapularios    sudarios
    semanarios    falsarios    dromedarios    arios
 

de los olores el más fuerte que puedas imaginar si
     estás en una habitación con un mapa en la
     pared que parece el planisferio universal y
    entonces tratás de ubicar esas islas a las que te
    quisieras fugar    pero no    no aparecen    islas
    de fuga    porque el planisferio se ha hecho de
    agua que drena en alguna parte y no    no no
    no voy a ese lugar donde sucede el descontrol
    de las aguas corrientes en una terminal que
    parece el planisferio que está en una pared
    donde confluye el plano horizontal con el plano
    vertical

 
de los colores el que se ve borroso como rosado
    pero gris pero ocre pero    pero no me digas
    que    pero no


del sonido ni hablo porque no suena ni zumba ni
     chirría ni ladra ni menos de todo la palabra

 
casi no voy
           a Comala
                        ni iré

 
salvo que la tierra y el pasto y la luna y la nube
     que pasa y la calle y ese árbol que está pintado
     en el telón
 

     y yo
-Y yo
                         y yo










jueves, 26 de diciembre de 2013

Clelia Bercovich






Clelia Bercovich (Buenos Aires), Intemperie Buenos Aires, Imaginante editorial, 2013.
















Ventana

 

Lloverá en este instante sobre su ventana
(en el cristal donde apoyaba la frente).
Tal vez la pared blanca esté sola
o no haya pared
ni planta que caiga desde el techo.


Tal vez la lluvia golpee como siempre la pared
la planta y la ventana
y falte nada más que mi frente


en el cristal










Solo el misterio

                                                             a Liliana Díaz Mindurry


Existe poesía de garajes vacíos
de autos abandonados por un tiempo
y golpes de lluvia sobre el techo
que adquieren
       la repentina autoridad que da el misterio.
Puede ser que aparezca una rata
(en ese abandono asignado a las ratas).
Que se sume un gato inmóvil
con los ojos fijos en ella.
Hay poesía en lo que no pretende


ni siquiera existir.