lunes, 30 de noviembre de 2015

Laura López Morales




Laura López Morales (Villa Dolores, Córdoba), Las desperdigadas minucias, Barnacle, Buenos Aires, 2015.




















Mi madre
toda ella se fue del guadal un día

de la escasez dice

para que yo
con idéntica escasez
viva entre los árboles.










A estas costas 
llegan los domingos
y lo que se queda en la arena
para siempre

yo no he sabido volver
de antiguos nombres

pequeños ojos de agua
que la luna vuelve blancos.










Asomarse al pozo
no tenía otro sentido
que el de hacer retumbar
las voces y las risas

de aquella negrura
volvía un eco
más hondo que el agua.




























miércoles, 25 de noviembre de 2015

Daniel Risso Patrón



Daniel Risso Patrón (Neuquén), Que al hombre que lo desvela, Neuquén, 2015.













La música del agua

Una mujer desde su auto mira una paloma
bajo la lluvia.
Sus ojos quietos, su alma quieta.
La ciudad detenida.
El opio del odio, quieto.
Bicicletas quietas a mitad de calle, amarillas,
bajo la lluvia, tanta lluvia.
Quietas las lágrimas de la mujer en su
auto, quieto el vidrio, la curva del gesto, seco, quieto.
Quieto el eco, quieto el rayo cayendo.
Sólo el movimiento de la paloma picando,
la lluvia la lluvia y la música del agua, claro.












martes, 24 de noviembre de 2015

Carina Sedevich



Carina Sedevich (Villa María, Córdoba), Gibraltar, Dínamo Poético, Córdoba, 2015.






















Unas láminas de sarro se desprenden 
y golpean las paredes de mi jarra. 

Pienso en brillantes filamentos de mica
ocultos en la arena de los ríos.

Pienso en las mangas mojadas 
que los poetas chinos
prefieren nombrar para no hablar 
de sus lágrimas.











Voy a nadar y cae la tarde.
Pienso en las lámparas
que penden sobre el agua
y que en la calle, los faros, 
platearán los árboles
después.
Todo está lejos
y lo que escriba no será muy bueno.
Pero persisten estas luces
entrañables.
¿Por qué?

*

Me sumerjo en el agua y rezo: “agua”.
Permite, Señor, que sean mis vísceras
aquellas que aprendan a rezar. 











Dispongo una manta a los pies de la cama.

El fulgor de la luna en la ventana 
se disipa cuando cierro los postigos.

Escucho a mi gata mientras bebe
de una taza olvidada en la cocina. 

La noche entre las dos es agua dulce.
El corazón no se recoge ni desborda. 

Comprendo que la soledad, como el amor,
trascurre mejor para un espíritu austero.











Mi hijo llama por la madrugada desde Gibraltar
donde hay mucha bruma sobre el mar, me dice.

Aquí se escuchan los teros sobre el campo.

El eco de la bomba de mi corazón 
podría percibirse con las manos. 
Quizás como una soga áspera y mojada 
bajando la roldana de un aljibe.

¿Es posible el frío que sube desde el agua?
Tal vez el frío, hijo, nos perviva. 

























lunes, 23 de noviembre de 2015

Romina Freschi



Romina Freschi (CABA), Libro có(s)mico, Club Hem, La Plata, 2015.
























ASTRONAUTA

Vivo mi vida como si estuviese viajando en una nave
espacial. Miro por una pequeña mirilla un paisaje
imponente y debo tomar medidas extremas para la
conservación de la vida, el solo movimiento,
la respiración. El grueso de los mecanismos, dispositivos
y rutinas que ejecuto componen la capa protectora que
me separa del vacío y orientan la inercia de la inevitable,
inabarcable, indetenible relatividad de pensar que,
en realidad, nada gira en relación a una estrella.
Habiendo estallado así el sentido, la estrella se multiplica
y no queda otra cosa que mantener el rumbo: una sola
dirección. La estrella son las estrellas, con todas sus
lunas, sus planetas, nebulosas, anillos, platos, rocas,
asteroides, cometas. Yo y mi nave navegamos a solas
reparando nuestras heridas, el cascarón cada vez más
roto, el óxido cada vez más cerca de la razón.












AÑO LUZ

Ese estruendo es lo que quema. ¿Viene de adentro?
¿De dónde viene ese rotor, ese ruido? ¿Quién adentro
y quién afuera? ¿Acaso no soy yo quien me fui? El
tembladeral me posee, es una réplica y ya no sabe quién
contesta.
Esto que habla es el pasado, lo que hice. Una grabación
era lo que nos esperaba.
¿Acaso vislumbrar impide ver? ¿Acaso solo he construido
lo que vislumbré? ¿Quién mueve este cuerpo, este cuarto,
esta casa, este planeta? Habitación tras habitación,
el mundo sigue. Haber imaginado el espacio es ser el
espacio – y el vacío – y solo resta deambular, caminar

nervioso, chocar contra las paredes, y acumularse.









REBOTE

celeste sueño sin vida
película repetida
el hueco que aparece
regularmente
afiebrado
exacto
algo movido
pero puntual
es un equívoco constante
un buraco usual
un pozo capaz de ser
montaña
pasto que llueve
brújula

que miro al revés.









NOCTURNO

para mi madre y para mi hija
clara es la noche
la voz resuena como al borde de una montaña
un eco, estar en precipicio
entender tal gnoción
más allá de las paredes que barrican
entrever un jardín adentro
una noche
como la que ilumina tu cara, Luisa.




































sábado, 21 de noviembre de 2015

Leticia Ressia



Leticia Ressia (Pellegrini, Buenos Aires/Córdoba), El hielo de la guerra, Caballo negro, Córdoba, 2014.





















Un grillo desmembrado
en una caja de fósforos.

Ella podrá saltar el charco y la espera
o ese vacío de llanura oscura que crece
en los pequeños errores de su infancia.










Abro el pan, lo soplo
esta parva de dios
su semilla infinita
ofrece a mi hambre
el cuerpo de Cristo.
Padre adentro
baja la marea
también soy en este cielo profundo
hija mirada por el ojo que todo lo ve.

Hasta acá llega mi sombra
el cepo donde se consume
el gesto amargo de los días.
Si aquí hubo demonios
solo dejaron en charcos negros
sus ropas de fiesta.

Vivo en la carne de mi carne
tengo fe en mi corazón
tan pequeño y solo
pan hambreado
aliento dolido por el asma.

Atrás de la sangre, la ceniza
 de mis muertos hace un pozo
un vientre de barro.
Los que murieron de viejos
aquellos que se llevó el dolor
me aman y empujan.

Abajo un tigre descomunal
espera la rabia
la piel fresca del vivo
voy a comerte, dice
recibe lo que te doy
mi memoria
este amor que ha sido mi hambre.










En la soledad de la rutina prosaica
donde el temblor es pecado
el rosillo es un caballo para toda la vida
su carne estremecida, el sudor
acompañan la sangre hasta el final de la ciudad
donde el vicio del aire se apaga.

Cada día un pingo invisible arrea mi sombra
me arma para innecesarias guerras.
Aprendí a andar a caballo en la Pía Margarita
antes nos había corrido un cebú
que salió detrás del tanque australiano
antes incendiamos la casilla.

La eternidad estaba al día.

Pero me dieron un animal
olor de lo vivo y lo divino
nunca más me bajé, esa es mi gracia mayor
aprendí a andar a caballo
para que el miedo no me agarre de a pie.










Un hombre que no recuerda
la cima de su propia montaña
mira el reloj en la pared
y antes de morir pregunta cuál
es el ruido del tiempo cuando acaba.



























viernes, 20 de noviembre de 2015

Griselda García



Griselda García (Buenos Aires), Mi pequeño acto privado, Barnacle, Buenos Aires, 2015.


















Ahora estoy como quería estar

Ahora estoy como quería estar:
de algodón y rellena de aserrín
con la piel de antiguos enemigos bajo las uñas
tolero cualquier cosa de mis amigos imaginarios

sólo los insectos en nariz y oídos
me mantienen con vida.








Sueño con escarabajos

Sueño con escarabajos
algo lejano me sentencia

¿perduraremos? 

no hay masturbación posible
cuando es furia
lo que se tiene.







Muerte por agua

Mire aquel árbol, dice.
Es un roble. Pronto dará bellotas.
Sólo veo bosques de almendros
altos cipreses negros
mi reflejo plateado
en las escamas del pez ángel.

La belleza es un trabajo.
Desde el interior se desborda y sangra
en jirones hilados por gusanos.

Más allá está el agua
muebles abandonados sobre la arena
inmensa esmeralda refulgente
océano.






Cui Ping Sing

Naufrago en tu belleza
y lloro.

Me das tu pañuelo
que huele a perfume:
oleadas de ternura.






Descripción de un estado físico

En la garganta mora la angustia.
El suceso imprime su huella.
Luego, asfixia y mutismo.
Al final, quizás
la palabra.
En el medio
horas o años
de silencio.

La mente es un manojo
de espejos rotos
sin ninguna luz cerca.



















jueves, 19 de noviembre de 2015

Silvina López Medin




Silvina López Medin (CABA), 62 brazadas, Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2015.


















1
No busques hacer pie,
ahora es otro el arte:
sostenerse y avanzar, así es
ser nadador.






2
No te anticipes,
el sol sigue en la punta
se derrama alrededor.
Quedate ahí, cuerpo
en movimiento.






4
Lo que se deja atrás, lo que aún
no llega, no importa
es otro el tiempo, un estilo que fuerza
la mirada al costado: respirás. 






7
Los pies sobre la tierra, plantarte
al borde de otra pileta
con esa decisión de saltar, saltar
ahora: agua
quedarte adentro, en lo radiante
del día y al salir
decirlo en voz alta un día
radiante, así de simple
hablar del clima.






12
Y claramente, ¿ves?
cielo, agua, la curva
de una brazada.
Ni esa primera nube
ni esa línea partida: un relámpago.






13
Después del pasto la grava
en las plantas de tus pies marca
un cambio de registro:
mirás el rastro blanco del reloj que el sol
dejó en tu muñeca. El tiempo
ha perdido la precisión de las agujas
es puro movimiento
de luz.






14
Al sacar la cabeza del agua
recobrás aire y recobrás parte de lo que suena afuera: viento,
el golpe
de unos postigos que se cierran. Al sacar
el cuerpo del agua ves en el verano
en el centro mismo del verano
bajo los árboles
hojas secas.






20
La palabra adentrarse
suena a movimiento continuo
no es sólo eso
también hay que pisar lo que separa
pasto, piedras

el agua del agua. 






35
Lo que ofrece el agua
es resistencia.

No esperes otra cosa del agua.


















miércoles, 18 de noviembre de 2015

Pablo Gabo Moreno



Pablo Gabo Moreno (Caleta Olivia, Santa Cruz/ Buenos Aires), Colorblind, Vox, Bahía Blanca, 2015.























Cáncer (del griego karkinos que significa cangrejo)

Madre nicho 205

justo abajo de Clide Hermann
"sus hijos y esposa lo recuerdan afectivamente"
 pasando de:
 49.000 a 66.540 habitantes
 4 inundaciones, 9 intendentes.


Padre nicho 902

decir 21 años me da una tranquilidad sospechosa
decir 7665 días (exactos) no.
Crisantemo
o Chrysanthemun
nos conocemos desde hace rato
por decantación terminaste siendo mi preferido
y aunque tu aroma me da miedo todavía
vine a poner el pecho a esta casa circunspecta








9


no te animás a decirlo
porque te atormentás de nada
y te avergüenza 
cuando no deberías
porque no está mal
ser pasivo e impávido
de los transeúntes 
que no aman como vos
ni tampoco tienen libros de Onetti
guardados con una rosa marchita
en la página 3 escrita
"fumá poco, cuidate
te ama tu mamá"
y aunque ese libro no te pertenecía
lo hiciste tuyo por necesidad
esa misma que nadie entendió


















martes, 17 de noviembre de 2015

Florencia Fragasso



Florencia Fragasso (CABA), Superpoderes, El Ojo del Mármol, Buenos Aires, 2015.




















Formación

En la semana 24 de gestación 
se forman las papilas gustativas: 
una especie de capullo violáceo y carnoso 
que clasifica lo dulce sin rodeos 
de un latigazo sanguinoliento

Hay algo que después será una lengua 
viva entre cavidades 
apurada por asimilar o descartar 
un tono propio

¿cómo se forma el gusto 
sin ojos que ven 
sin boca que dice y se escucha 
en el eco 
de bocas ajenas?

¿Cómo pueden, quién puede 
saber cómo se forma el gusto?

Globulitos violetas que en estos días 
surgen de la nada en su cuerpo que a su vez 
brota en el mío,
denle una voz propia que pueda llevar por la vida 
por favor 
denle un tono 
un matiz











Granizo

Los crímenes de Jack el destripador 
sólo fueron posibles de noche 
bajo el amparo del manto negro 
que atrapa la identidad de un peluquero
de manos como sogas 
y lo transforma en el obstetra 
de la reina Victoria

Pero la noche inglesa rima con la luz 
y en el célebre barrio de White Chapel
convive una capilla protestante
                         –para ascender a Dios humildemente–
con el glamour del talco hecho nevisca 
espolvoreado en la noche londinense

Entre las víctimas de la lista –Anne, Emma, 
dos Elizabeth, varias Mary–
hay dos Torsos Femeninos, 
ninguna violada todas mutiladas 
extraídos los órganos con cierto tipo de estilete 
tajeada la garganta 

un cordón rojo se abre paso en la nieve

Un Torso Femenino brilla de escarcha 
en la noche de hace un siglo, 
acá graniza en plena tarde; 
desde una ventana de hospital en el barrio de Once 
cierro los ojos con un deseo que se vuelve rezo: 
ojalá nevara de verdad











Chicos chicos

El coro de advertencias repite:
ya vas a extrañar esto 
es una etapa que pasa volando, disfrutala

Se refieren a este momento de mi vida en el cual, 
como de costumbre, 
todo parece escaparse antes de terminar, 
en el que voy y vengo de la cocina al living
de la cama al baño 
juntando cosas del piso 
y la casa, teatro de operaciones 
se me vuelve tan grande 

ya lo vas a extrañar

Se me enganchan las lanas del pulover 
en los clavos de las cerraduras 
Esto 
de andar corriendo 
escribir a gachas 
en los bordes del día 
los chicos chicos, la plata justa 
lo voy a extrañar

con un café en la mano que se tome de a sorbos 
me inventaré rituales me sentaré a escribir 
por horas o sin horas 
sobre eso que extraño tanto 
y la nostalgia se abra como un desierto de arena 
con pepitas de oro que relumbran 
a veces