jueves, 30 de julio de 2015

Lisi Turrá




Lisi Turrá (Buenos Aires/Guadalajara, México), La cacerola deslumbrante, Leviatán, Buenos Aires, 2014.
















VII

Irrumpe una gata en la mesa de trabajo
con su melodía de pelos y minutos.
¿Tiene alma el tiempo?
Ella la tiene
sentada en su país internacional
de centímetros cuadrados:
tiembla mientras le saco una foto
al lado de las chucherías
desparramada entre el esplendor
de los tristes lápices.
Años rápidos que pasan con la cola
parada
ternura de la lengua en la certeza
de lo que escribe.











XI

Nadie sabe que dentro de una
noche que no terminó
barriendo las estrellas bajo la alfombra
   del alma
un corazón pasó sobre las huellas
por donde pisó el silencio.
Que una vez fue un animal de oro
cuando pronunciaba la luz del día
alguna vez un dios multiplicado
en la anatomía de los colores.
Hacia una sombra despiadada
su dolor maduro volvió los pasos
–poema caído–
variaciones de música desordenada
   por la tormenta
y fue perro aullándole al relámpago
y como un papel en blanco se quedó solo.