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martes, 20 de octubre de 2020

Karina Macció

 



Karina Macció
(Buenos Aires, 1974)

Tu corazón partido sigue latiendo, ilustraciones de Soledad Moisas, Buenos Aires, Viajera, 2020.

















Corazón roto

Podés vivir con el corazón roto, afirmás.
Y de pronto, la aseveración es sentencia,
lo probable es cierto
decís eso y mi corazón te escucha
atento
se rompe
te da la razón
estoy viva
tengo el corazón roto
estoy viva
no hay más que una posibilidad
una muerte muy lejana, metafórica
una línea casual casi
de conversación me rompe
estoy viva
no oigo más que el estruendo
un corazón estallado
sigue latiendo
estoy viva
es verdad
puedo seguir
para qué, me pregunto
el cuerpo sigue
para qué
a dónde vas
si ya está todo dicho
Te amo viene con puñal
y es tierno el pecho, abierto
te dejo entrar
te siento cortar
la sangre no impide
te siento agarrar
tanto placer a veces
estrujado fino
el quiebre
tanto músculo para qué
corazón para qué
podés seguir

puedo
lo único que siento es lo roto
no puedo tragar
no te dicen
el corazón roto se esparce
esquirlas en la sangre
entonces duele
la planta del pie
el origen del pelo
la comisura del labio que te encanta
besar
duelen los pezones
la lengua inmóvil
muerta, estoy viva
esa es la verdad
a vos que te gustan las verdades
estoy viva
sigo
me ahogo pero respiro
no hay ataque
no hay síncope
no hay
casi
nada
ese casi, apenas un punto diminuto
ese pequeñísimo punto en la nariz de Barthes
punto negro
punto corazón
punto arroz
punto
al fin
punto cadena
no
por favor
estoy viva
¿no te parece irónico?
¿no te causa gracia?









Corazón traducido

Vos escribís, igual que yo sentís la palabra. Sabés que en
cada cosa que escribimos hay algo cierto, como un corazón
que late, mientras la respiración marca la cadencia,
la puntuación y los espacios. El corazón es lo que mueve
la sintaxis, elige sin saber las palabras, las hace salir,
les da aire, las anima. Mueve un esqueleto que en el ritmo
encuentra vestido, capa sobre capa hasta la piel. Sabés que
armamos una escena, un tono, que hay algo que pensamos
que queremos decir. Si bien me pongo una máscara, estoy
yo detrás.
Estaba.
Ahora me pregunto quién será ésa.
Éste es mi cuerpo, reviso: cambia tanto y tan poquito a la
vez, no puedo detectar si esta peca es nueva, si esta rayita
siempre la tuve, si este moretón lo hice yo.
Los ojos que intentan descifrarme –esos en el espejo–
destellan, se hacen verdes, miel, atigrados, qué quieren,
qué guardan en ellos como tesoros, como secretos,
qué miran cuando me deshago en un túnel que se abre
en lo real y veo lejos, en otro mundo, sucesos que nos
involucran, hechos que ya ocurrieron o podrían hacerlo;
sueño, veo, siento, oigo.
Vivo, parece que vivo.
Escribo sin embargo. Intento la traducción. Me acostumbro
a la pérdida en dosis justas, en pequeñas bolsas hechas de
lluvia, huesos evaporados.






















sábado, 7 de marzo de 2015

Mario Nosotti




Mario Nosotti (San Fernando, pcia. de Buenos Aires), El proceso de fotografiar, Viajera, Buenos Aires, 2014.























I
Cuando las ganas de eso
hacen buscar un lápiz
me doy cuenta que tengo
porvenir
que tenía hace rato
el filtro de la lente en el bolsillo
y sólo cuando voy y busco un lápiz
recordé: entonces ir, guardarlo,
cuidar que no se rompa mi señor, y es así,
siempre hay algo que obstaculiza el impulso
una piedra
en medio del camino había una.






II
Pero ahora lo repito
es ganas de escribir, es eso,
lo que hay en el bolsillo de la lente
entonces voy, aguardo, hay siempre
algo para guardar
y es parte del camino que en el medio
hubiese un puro gris
virando lentamente
hacia lo negro espeso

la imagen va pasando
por ese contrasueño del esfuerzo
pasa punto por punto
pasa mientras pasea y ahí está:
la pera de esperar,
el gesto donde el alma fue la cara:
es justo ahí, cuando hay que disparar.






III
Leí muchas revistas. Dicen casi lo mismo.
Fotografía dice "escritura con luz".
En un papel sensible es la luz la que se escribe.
Yo sólo dicto mirando aquello o esto      lo otro.
Aprieto suavemente ese gatillo
y corto una porción de realidad –como de pizza–
que hasta antes no existía.
Poder de decisión le digo      por 125
fracciones de segundo
el índice de dios.




IV
Voy a buscar la cámara y después
a caminar.
Bresson estaba horas esperando.
Tenía paciencia y dedo.
Sabía ver.




V
Pero yo cuándo? Cuánto
voy a tirar hasta ver algo?
Y si lo veo lo reconoceré?
Películas de metros de película enrollada en la más
completa oscuridad en el calor del cuarto
sudando si no engancha si se rompe un agujero
si alguien abre la puerta y entra
luz.



[...]


X
La cara iluminada de un tomate por ejemplo
absorbe casi toda la luz.
El resto la refleja y siempre
hay una cara que permanece en sombras.
Por otra parte captar una energía. 



[...]


XIV
Bresson dijo una vez y todos
tomaron nota: dentro del movimiento
hay un instante en que los elementos
están en equilibrio.


[...]


XVII
Salí con Juan a sacar fotos fuimos a Hudson quizás
por ese verso      pantanales, con su lama católica.
Tratando de enfocar tres tipos que salían de un bar
no vi el cordón trastabillé y
caí, aunque sin lastimarme. El equilibrio
del que hablaba Bresson me dice Juan
está en el alma.


[...]













lunes, 9 de febrero de 2015

Ignacio Uranga




Ignacio Uranga (Bahía Blanca), Materna, Viajera Editorial, Buenos Aires, 2014.






















una mano, la mano que retiene en el mundo a quien flota:
en el mundo de una mano pende la que alto vase lejos:
tendida frágil mano al amor que elévase del mundo en ida
tal un trépano que rompe lo hecho en óleo por Chagall
acaso rompe el punto exacto como un trépano quirúrgico
el trépano que húndese preciso y perfora lo amado unido
exacto el punto en que entrelázanse la manos aferradas
el justo punto en que una mano de óleo se da a retener
a quien ingrávida se eleva y flota en el mundo retenida:
la mano que sostiene una voz satelital en punto 3 am
tal cual un trépano quirúrgico en punta sobre 3 am, pues
la ciencia dice ha hecho todo, con voz satelital lo dice:
satelital la voz como un trépano quirúrgico ante la mano
la mano de quien oye a lo científico decir se ha hecho todo
lo hecho todo al alcance de la mano de la ciencia se oye
en voz satelital sobre una mano que urde calma a pesar
no obstante rómpese lo unido dulcemente por Chagall
en lo proporcional inverso el caso a Sumpa, Santa Elena:
en Sumpa, Santa Elena, restos paleoindios ámanse aún:
amar hasta el apague acaso, tras metros bajo tierra unidos
únense incluso en Sumpa, Santa Elena, el hombre, la mujer
contrario al trépano que rompe el punto exacto en Chagall:
la mano separada ahora de quien vase lejos para siempre
tal cual una cometa infantil sin mano alguna en el mundo
tal cual fugaz una cometa sideral en su extinguirse libre
tal cual tendida Ophélia como un lirio sobre el río negro



















la poca alma en queda, la queda, rota, pues
tras el venido apague en tres am sobre el al-
ma, alma de lo amado en queda ahora: sým-
bolo de una Grecia antigua, la bella antigua:
lluvia a caer, caída al fin, gotas, tal como si
cuentas, tal cual perladas cuentas sucesivas
cuentas cultivo en la infancia vistas, cuentas
a saldar incluso de la infancia: interrumpida
una infancia a saldar, la infancia: en rejas hoy
detenida, tras caer, tal estalagmitas, en queda:
gotas tal el alma acaso, tuya, mía, tuya y mía:
oscuro el fondo un cielo, el cielo oscurecido
por Wystan Hugh en duelo, median detenidas
tal lo ya caído, gotas a caer, que caerán al fin
en su caer, el caer, el dar al deshacer, el des-
hacerse al fin en impactar, un violento impacto
el violento impacto que deshace: absoluta, pues
la incerteza esta de tener por absoluto un no saber
el no saber, tal la única certeza: aplasta, solápase
al tiempo en que recíbese un impacto, el impacto
el impactar a la intemperie, tal Phlebas el fenicio
en su yacer de días: ya días el yacer de Phlebas
el fenicio, en que olvida el grito de gaviota, los
gritos de gaviotas, el hondo marítimo en oleaje
de mar oleado en el olvido, el olvidado mar por
Phlebas el fenicio, que olvídase también al punto
casos relativos a pérdida o ganancia: una corriente
la corriente submarina, suave, ha recogido sus restos
los restos de Phlebas el fenicio, quien hace días yace:
la mar en baja o plena su vejez atravesó, su juventud
las de Phlebas el fenicio, en tristes remolinos: acaso
quien gira la rueda, quien hace girarla, quien gírala
y avista vientos contrarios mientras piensa en Phlebas
semejante la belleza, Materna, a la tuya, contraria tal
los vientos avistados por quien piensa en el yacido
tras guardias de ceniza, mis guardias de ceniza, las
mías, en siempre duelo por las tres am: no pájaro que
tal cual Phlebas el fenicio yace: sé en mí, tal cual
un Bennu egipcio, el Bennu egipcio, antiguo Bennu
egipcio, donde acaso fueres: seas en mí, sé en mí