domingo, 30 de marzo de 2014

Franco Boczkowski




Franco Boczkowski (Chaco), en 30.30. Poesía argentina del siglo XXI, prólogo y selección de F. Bitar, D. Henderson y G. Monchietti, Editorial Municipal de Rosario/Espacio Santafecino/Centro Cultural Parque de España, 2013.








La partida

Acepto las reglas de la partida
y me apuesto, aquí, ante todos,
para que alguien pueda, probablemente,
contarme lo que yo mismo he vivido
o hacer que el tiempo, ese tiempo, me perdone,
por hoy, al menos, que siento
terribles deseos de prestarte atención
y volver al siglo diminuto
tan diminuto como el último
aliento que te oí
y que sentí, por un segundo,
pesar en mi garganta.










Una nueva tentativa

No es ni debió haber sido nunca terminado aquel momento
en que te vi dormir, apenas inclinado
sobre vos, apenas respirando, los dos
al mismo tiempo, ese mismo tiempo
que no te importaba, ni te importa, todavía, perder,
separados ambos del tumulto
que venía de la otra habitación
donde tu madre gritaba bajo el efecto
del nuevo aniversario de su hermana, y ella,
sí, ella misma, tan igual, iba, de a poco, adquiriendo
el hábito del desamor o la impaciencia
que la hiciera preferir a lo real el recuerdo
de haber sostenido un par de momentos felices
y ser ella misma, nuevamente, al lado mío, libre,
fluida, auténtica, quizá por mierdo, o tal vez, pereza de construir
(mientras nos dejaba a ambos encerrados
en aquella reducida reclusión del tiempo)
algo más que ruinas anacrónicas,
previas al esplendor de cualquier civilización.
Conserva, pues, por eso, allí, tu lengua recluida
a su modesto papel que se reduce, por ahora,
a imitar y chupar, sobre todo, y no intentes
indagar con el lenguaje en las razones
que hacen fracasar las tentativas
y reservan la victoria solo al tiempo,
ese devenir del que, en un pacto, nos hemos escapado,
los dos solos, sin palabras y sin el grito,
con apenas la simple, acompasada, respiración.
Que no te preocupe, entonces, esa forma de cambiar;
nos exceden, como ves, esas razones. No son nuestras,
es la tuya que con fuerza se conserva.
Todas nuestras voluntades han sido sepultadas.







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