miércoles, 1 de enero de 2014

Circe Maia




Circe Maia (Uruguay), La pesadora de perlas. Obra poética y conversaciones con María Teresa Andruetto, Viento de Fondo, Biblioteca Nacional Argentina y Biblioteca Nacional de Uruguay, 2013.









Traición

El último sol no le dijo: soy el último sol.
Nada le previnieron.
El agua resbaló sobre su cuerpo y él no supo
que era el modo en que el agua
decía: adiós. No supo.
Nadie le dijo nada.

Cuando llegó la noche, llegó para quedarse.
Y él no lo supo nunca.








Yéndose

No eran para guardar los días, las semanas

aquellas horas blancas de deslizar y vuelo
no eran para guardarlas;
olas nocturnas, noches de oscuro movimiento
olas de azul y sol, como eran las mañanas.

Al hacerse oleaje se volvían espuma.

No se pudo guardarlas.
¿Cómo guardar el ruido-resplandor, que se quede
que no se deshaga?

Así venía el tiempo como hecho de su fuga

y de su mismo irse nos venían las horas.
Como venían yéndose eran la sed y el agua
una instantánea luz que se hacía de sombra.

¿Cómo guardarla?

Sólo en choque en la roca, la espuma
sólo en vuelo, las alas.

 

























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