domingo, 14 de agosto de 2016

Jotaele Andrade



Jotaele Andrade (Azul, Buenos Aires (CABA), La rosa orgiástica, Añosluz, Buenos Aires, 2016.


























¿El guante y la forma de la mano hacen la realidad?

si fuese
la realidad
cuanto el espejo devuelve

y toma y simula

o ambas cosas

digo realidad
como digo mundo
plátano
el gesto habitual
de abrir la mano o los ojos
y expulsar una materia
que crea pájaros
y el canto de los pájaros
y la nube
y sus hilachas tejidas por el aire

pero la realidad es un pozo que se vacía
y obtiene así
su sentido

y a la vez llena otro pozo
de sí misma

digo
digamos

una vez
como desde un sueño
brotó una naranja

-te la dio tu madre o un hermano
o la abuela-

pero fue tu primera naranja:

un astro oloroso y dulzón
en medio de la tarde
o de tus ojos

¿qué hubo allí
entre ese fruto y tu mano
y tu existencia
digo?

¿un pacto?

¿una correspondencia ardiente
y asombrosa
por la que llegarías
más tarde
al agua agridulce
del consuelo
a aceptar el callado prodigio
de cuanto existe y excede
tu intimidad?

¿la tentativa posible de un mundo hecho
con la porosa piel de las naranjas?

no
no confundamos
la forma de la mano con el guante

¿basta tu existencia para que la luz tome su forma definitiva?

tu silencio
pesado
basta

y la realidad pasa su hilo
por el ojo alborotado
de tu cuerpo

la realidad:

el zumbido de un insecto en la oscuridad de un cuarto
donde estás solo













La rosa que digo es la rosa que callo

¿quiero decir la vida
cuando digo con mi aliento
el aliento de las cosas?

¿el mundo que nombro es todo cosa
y es su temblor de no ser en los charcos
y es
también
la rosa?

¿esa rosa digo?

¿que se ha vestido en el éxtasis?
¿que se une y se desmiembra para el goce total de la muerte
con las lenguas del sol rozándole
con las manos del aire esparciendo sus pétalos
con el zumbido de los insectos que muerden
su tallo?

¿por qué rosa
esta rosa que es mundo?

¿por qué orgiástica?

¿porque se da a la lluvia
y al aire
y más y más se abre
como un infinito ávido de sí?

¿porque se desflora de sí misma
y se hace otra
y nunca cambia?

¿porque es la pena y sus patas quebradas
porque es la alegría y su boca cantarina?

pero qué rosa digo
¿ésta que callo?

no esa hecha de sépalos
y de estambres y pistilos

ni de la rosa es la rosa
ni el escaramujo
no la floribunda
no la eglanteria
ni la damascena en flor

¿o hablo de esa rosa y confundo
su carne
asediada
con la mía?

¿digo la rosa total
de lo que en sí existe
y se sabe y no?

¿todos los ruidos donde la vida se es
un colmenar junto con el oso
y su pelambre enmielada y su garra
y su hocico              
llenos de miel y de abejas muertas?

¿y las vidas humanas que nunca untarán una tostada?

¿sí?
¿esa rosa digo?

¿quiero decir la vida
en toda cosa?

¿esa flor
inhumana?

¿cada latido
cada vibración
una infinita melodía que canto
que cantamos
y nos dice
y se dice?



¿la rosa que digo es la que callo en esa orgía de existir y ser una sola?












Una fruta anómala

quizás nos conmueva
el amor
porque todo amor
es la emoción tonta
de caminar sobre una soga tensada sobre un abismo

o porque el mundo
adelanta su pie
doloroso

y el deseo
instala
su mano enguantada

y acaso
este pequeño amor
no es otra cosa
que un puñado de arena
contra el viento
entre todas las historias de amor
que han sido
en este mundo

y tal vez
por eso nos conmueve
en el fuego
la agonía de cuanto se revuelve
y crepita
hasta ser
arrojado a sus cenizas

y el niño
que entierra su inocencia
con el gato
o el avechucho

y el mármol
que ennegrece
en lápidas
y estatuas

digo que hay una terrible
correspondencia

una íntima simetría
entre aquello
que llega a su fondo
o muda
violentamente
con tu mano y la mía
entrelazadas

este puño que pende de nosotros
como una fruta anómala












La rosa orgiástica

yo parí a mi madre y retuve
entre mis manos
sus huesos de pájaro

y esos pobres huesos
crujen
y tratan de elevarse
porque un hijo no es otra cosa que una piedra o una cuchillada sobre el lomo

nadie debió esperarme más que yo mismo
más que mi sombra escondida
todavía
en la memoria del mundo

y si me abrazó el desierto
si el sol cavó en mi carne
fue porque soy proclive a desgastarme contra las cosas

porque veo reinos que se devastan y se construyen
cada vez que aletea
cualquier insecto

y porque yo inclino mi testuz ante lo instantáneo
pues sé que lo único que perdura entre los días
es el mineral
indivisible
del misterio

y acaso los huesos desperdigados de lo perdido
que buscamos como perros
o huérfanos

yo parí mi propio nacimiento

soy de una edad labrada en el terror del pájaro
apedreado

mi pena es una rosa orgiástica












































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