Carlos Aprea (La Plata, Buenos Aires), Escaleno, Píxel, La Plata, 2017.
De Libro I
Layla en la
Tierra Sin Mal
Guaraní vudú
No es mi pulso solitario Layla,
tambores de tu corazón
golpean sin piedad.
Tenés el rostro encendido
de sol naciente,
y mordés dulcemente mi nuca.
Estás más joven que al comenzar el viaje,
he vuelto y tengo ganas de llorar,
sin penas renacido
soy un pordiosero loco
al que una reina mora
regresó de entre los muertos.
Es el amanecer
de un naufragio victorioso
y en esta hora
la ciudad es un presagio
de la continuidad del infierno,
la luz ciega toda duda y
desembarcamos sin rastros de temor,
dos inexpertos pasajeros
en terra incognita,
ávidos adelantados que descubren El Dorado
en el propio y desbordado corazón,
tambores
sacudidos por el oleaje que levantás
con tocarme, con tocarte.
Ritos de
la vida, torbellino
donde el aire arde y nosotros bailamos
la Gran Danza
y el Karai nos conduce
al dulce abrigo
de la Tierra Sin Mal.
De Libro II
Tregua en la propia casa
Tregua
en la propia casa
Aún hay luz en la calle
y cree que está sobrio,
sin embargo
prueba y
no acierta con la llave,
se pregunta
si es la puerta correcta
si no estará
frente a una casa equivocada
y sobre todo
qué está haciendo aquí
bajo la lluvia.
Samurái
en la oscuridad
Pelea por nada en particular,
discute con fantasmas,
malgasta su propia economía
en
descargas inútiles.
Cada día, sin excepción,
se considera muerto.
En una duermevela febril
llega el amanecer y filtra
un rayo sobre el cuerpo,
sale de la sombra,
ve cómo se despeja
la
niebla de su propia condena.
Se
levanta, abre la ventana
y deja
que el viento frío le golpee la cara,
afuera
lo espera el mismo sol.
De Libro III
Será que la canción
Pájaro negro
todo consiste en que los huesos
conserven consistencia
y el sostén de los músculos
trabajo de las horas sobre el cuerpo
lo que está y no se usa nos fulminará
es verdad Luis,
andamos
con pensamientos,
palabras y obra
andamos
con los pecados del mundo a favor
con sal y condimento
sin salvación
todos comeremos del pájaro negro.
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