martes, 24 de diciembre de 2013

Anahí Mallol




Anahí Mallol (La Plata/Villa Elisa), Como un iceberg, Paradiso, 2013.














el perfume

en la calle
esta mañana
compré un ramito
con tres varas de nardo.
por la tarde
al escribir
noté su perfume
que intenso y sutil
se esparcía por el cuarto.

así quiero estar
rodeando
las tardes de tus manos
intensa y sutil
presente
como tres varas de nardo.


(De "el arte")






la nuca

¿quién conoce mejor
el dulce picante del poder
sino el amante desencantado que renuncia
a toda pretensión de fidelidad como si
se tratase de un don despreciable?
imaginarse esa piel tan conocida
recorrida por algún otro hombre
sin rostro pero ansioso.
pero cómo complace imaginar
que no hay más que
dar un levísimo tirón
a los pelos ínfimos de su nuca
hacer un guiño con el ojo
o resollar despacio en su oreja para saber
que va a volver
ligera alegre flotante
a este regazo.


(De "la espera")






las manos

no es por esa voz tuya
que oigo
franca y directa cada semana
cuando te llamo a la oficina
ni por el perfume
de tu pelo y de tu sexo
que atraviesa mis dedos
después de las visitas
sino por el desliz satinado de mis palmas
por la superficie lisísima de tus pechos
y tus nalgas
llenas y redondas y además nuevas
nunca antes tocadas por otro cuerpo de mujer
por lo que te deseo
tanto,
mujer casada.



(De "la espera")






iceberg

sorprendente y hermoso
como un iceberg
descubrir
una nueva forma del amor
en la maravilla del cuerpo:
cuando él llora
de la punta de los pechos brota
una forma
perfecta de consuelo
una leche
blanca y dulcísima.



(De "el acontecimiento")



















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