domingo, 22 de diciembre de 2013

Irma Cuña





Irma Cuña (Neuquén, 1932-2044), Pasajera del viento. Antología poética, selección y prólogo de Irene Gruss, Fondo de Cultura Económica, 2013.












De El riesgo y el olvido (1962)


III

No podrás dos veces retomar el sueño.
Cuídate de su agua.
Una vez cae el corazón entre los muertos
       con la pesadez grave de los espacios:
sólo una vez naces así
sin rosa
sin pez
sin fruto.
Todos los días del hambre se suceden después inexorables.

Tú no creerás que has partido
hasta apretar el viento entre los dedos,
y yo me desespero por decirte que huyas río arriba
con tu única siembra.
Ahora.

Nunca después remontarás las fuentes.

Y te crecerán alas invisibles
   en la región del alma donde no hay aire,
y una aleta triangular buscará el filo inútil de las olas,
y un dedal de acero guardará la espina de las primaveras
   cuando el sol salga por occidente.

Nada retorna.
Tú dormías
y pasaban los coros de la ofrenda.
Más te valiera dormir ahora.
(En el andén rectangular se despiden parejas y se besan.
En el muelle respiran los viajeros.
Una playa redonda
se recuesta a dormir bajo la arena.
Alto, sonríe el bosque visionario.)

Tú estás en la marea enloquecida de algas.
Nada vuelve.






De El extraño (1977)


El extraño


                                       A mis dos hijas, Susana y Nora


Partimos
a olvidar
nuestro dedo de sombra en el desierto.

¡Tanto andar por el aire
para tocar la interminable arena!












NO INAUGURO los pozos ni la arena.
Rama contra el muro,
golpeteo el invierno.

Sacudo mis señales
como la llovizna nocturna,
como un telégrafo sin sueño,
como el hombre del mar,
como una carcajada en el eco.

Olvídame,
sumérgeme.
No hay superficie tolerable.
La piel es un pez de plata
que se inmoviliza en el ojo,
una llamarada cenicienta sobre el filo del aire.

El corazón perdido entre las hojas.















Fabián O. Iriarte





Fabián Iriarte (Laprida/Mar del Plata), La Caja P, Ediciones del Dock, 2013.












Anécdota de John Felstiner


Érase una vez el señor Felstiner
traduciendo esos poemas alemanes
en los que la muerte es una fuga.
De pronto, sonó el teléfono.
Su hijo de tres años fue a atender.

"Papá, es para vos" "¿Quién es, hijo?"
"Paul Celan". La muerte es una fuga.

La muerte es una fuga. I say potato,
you say potato. Yo digo traducción,
Freud dice transferencia. Es una cuestión de acentos.
De cuerpos. De hablar la voz del otro.
De contagiar obsesiones a tus hijos.






El piano ausente

¿Cómo se hace para adivinar
la presencia del pieno en el salón a oscuras?
¿En la noche hecha pedazos?

O invisible, o inaudible.
Por el sonido de la madera.
Por el deslizarse de tus dedos






Ante la muerte de mamá

En el patio floreció el ciruelo
cubriéndose de algo
que más que flores blancas parecían milagro.











Denise León




Denise León (Tucumán), Templo de pescadores, Alción, 2013.














Es tarde
y los barcos
de los pescadores
regresan.
Me ha parecido oír
aquí
y allá
voces
que llamaban.
Sin esperanza
respondo

al aire vacío.









Los grillos
han entrado
y cantan
debajo
de las escaleras.
Del otro lado
de la ventana
hay
otros
–muchos–
que cantan
para entrar.
Detrás
de la pared
se oye
cómo
van hilando
la madeja
secreta
del mismo sonido.









Templo de pescadores


Igual
que un pescador
construye
una red
sólo
para reposar
su melancolía
y se demora
pensando en ella
en las tardes
de verano
y la llena
con
su esperanza
y su ansiedad,
todo
puede ser perdido.
Inútiles castillos
se levantan
y
–más allá–
se abren
y se cierran
las semillas.