jueves, 13 de julio de 2017

Daniel Freidemberg


Daniel Freidemberg (Chaco/CABA), Antología poética, Fondo Nacional de las Artes, col. Poetas argentinos contemporáneos, 46, Buenos Aires, 2015.
























De Blues del que vuelve solo a casa (1973)



No se tienen noticias de Néstor Martins

I

Y es posible que en este momento,
                                                       de su cuerpo
se estén desprendiendo pedazos
cada vez más chicos,
–pedazos tibios, compactos, doloridos–
pedazos iracundos que ruedan
y que van desprendiendo, a su vez
más y más pedacitos
hasta entrar
               en el silencio
en el polvo dorado
de las últimas hojas que caen de este otoño.

Tal vez recorra ahora las raíces
con sus cuatro golpeados retazos de ternura,
sienta golpear la lluvia
                                     a través de sus costillas,
sienta el sonido en general
                 de nuestras cosas
                               grandes o pequeñas,

mientras su nombre anda por el invierno
con nosotros.

II

Tal vez ahora mismo
alguien,
               de pronto
esté alzando la mano,
una gran mano abrupta,
apriete bien su corazón
con esa mano
y grite,
y grite,
ante el gran desconsuelo de la muerte,

alguien
golpee las paredes de la muerte
y él,
desde cada rincón
                        de sus pedazos
                        la golpee,
y alguien,
     muerto de frío,
     triste,
     vecino
     o fugitivo
sienta
          cómo su nombre
por el viento
                     anda,

en contra de la muerte
con nosotros.      










De Diario en la crisis (1986)


¿Es este el paso?

Eugenio Montale se murió
hace algo más de un mes.
Antes dijo lo suyo y también calló
un montón de otras cosas.
¿Qué sino todo lo callado
sostiene estas imágenes
que giran ahora entre los hechos
como moscas? En esta habitación la luz
espesa es, y confusa: se puede mantener
abiertos los ojos y pensar.
¿Qué forma, al caer, como círculos de agua?
¿Qué hasta tocar las cosas y
volver? "Aquí hubo un hombre", digo, siento el
peso de las palabras
–algunas– en el alma.
¿Qué ondas hacen al hombre entre los
hechos que
zumban, asisten, no explican nada?










De Lo espeso real (1996)


La zona

"Ahora que fuimos expulsados,
gracias a Dios, del
Paraíso" dije
sobrevolado por
una tristeza
como agua estancada

–agua que refleja
los tonos del crepúsculo
(en franjas negras y naranjas)

agua
que a ratos temblaba
al fugacísimo paso de un insecto
(¿no ves ahí correrse los
pequeños círculos, los ves?)– 

y acaso miré
la masa de aire en torno
por donde avanzaban
penosamente las palabras
como si dieran por perdida
su competencia con lo real

y acaso escuchabas:
tu mano giró
como una bailarina de aire sobre sí
o como si modelara algo en la nada y
bajó
en un planear de hojas de otoño en calma
bajó
mano en sí exacta en calma
tal vez dispuesta o resignada ya a posarse en
un girón
de materia del cosmos

"¿lo comprendés?", dije, y
creí oír cantar
ya no sirenas, no, sino el
roce o contacto
entre tu mano (un modo
particular de la materia) y
aquella escena en general

"Todo está bien" dijiste o
dije y
pensé
que estábamos aún
en la zona vaga
de la que no podríamos ya salir:

tierra de nadie y ecos
de ajenas batallas,
molestias de estómago, despertar
confuso en la noche y
tantear
tratando de recordar dónde estaban las cosas,
suspirando al tocarlas.






Sean, cuando abro los ojos...

Sean, cuando abro los ojos, tus ojos,
sea un perfil que sea el tuyo,
                                  sean,
todas las veces que la distancia llame
como sirena a los desesperados,
los movimientos que te dan a ser
cual si vinieras o si te alejaras,
impronunciable, al estilo del mar
y sea,
         como la mar entonces,
         tu roce en las cosas,
venga a mí tu dolor
para que me hable, para que descanse y
sea en nos la palabra
como lo que en la niebla se acercaba
y es de niebla que su
           forma arranca: materia de fondo.






Después de haber sido arrojados...

Después de haber sido arrojados
gracias a Dios, del paraíso,
miro pasar autos.
No sé a dónde van, no sé
qué amar
de esa materia que se fuga
ni en dónde poner los recuerdos
ni en qué lengua hablar.
No he visto la
tierra arrasada
pero sé cómo es:
en vidrios rotos, reflejos de sol.
Por esas calles donde anduve, los crepúsculos
fueron escritos hace mucho
¿qué iba a hacer?
Igual que cuervos en un cuadro de Van Gogh,
que las moscas sobre una fruta vieja,
los pensamientos hacen sombra en el mundo
pero entretanto el mundo hace su juego, se alarga,
cambia de tonos, empieza a hacer calor,
nacen las lilas otra vez de la tierra,
cantan las aves, se viene la muerte.











De Cantos en la mañana vil (2001)


1. Cosas / oír / rodar

I

No hay nada, sólo cosas.

No hay nada, las cosas tampoco.

Oír afuera un rodar de las cosas
a la hora en que va a amanecer,
oír un gasto que avanza.

Algo se ha roto o nunca estuvo, ¿era el alma?
Cosas que ruedan, ahí afuera, no hay nada.

II

Así es que empieza la mañana: no con
una explosión, con un bostezo.

Así es que otra vez todo se puso a rodar.

"Y no entres manso en eso que viene, rabiá",
subía el ruido de lo que rodaba, y entré.

III

Cerrando ahora la puerta
del ascensor, buscando
la llave de la calle, mirando el tránsito:
"perdí los años que iban a venir"

"Ahora estoy libre", pensé por un
momento,
como quien cae al agua de la mañana lo pensé.

IV

Viene el verano, viene con
dolor de huesos,

viene con su estopa.

Sentado, en el recuerdo, frente a un mar
siempre recomenzado, escribo

no con palabras
sino con sombras de palabras, filtraciones
de un turbio noviembre.

V

"Amor", he escrito, yo no estoy acá.
Amor se escribe en otro lado.

VI

Entre el crujido urbano, entre el
venirse atrás del alma

Escribo contra lo mejor de mí

Para decirle que se cuide, que
no se vaya aún,
que lo que llega ante los ojos
es grande y crece como pasto en las ruinas
de lo que se llamaba el corazón

VII

Ahora, con el calor
que avanza,
tratando de aclarar un poco
las acumulaciones de la mente
oigo tu voz por el teléfono
como quien piensa "algo hay"
o "dónde estás"

y la mañana afuera es agua espesa, orín,
luz que hace mal

Espero, quiero decirte, estés a salvo
de los asedios de este mundo y otros.

VIII

Sol, además, ahí afuera eso, el sol,
que sube afuera de nosotros
Ya no es lo que llamábamos "el sol"
ni "la vida" es la vida

¿Y entonces qué habla por esta boca, la muerte?
¿Qué sobreimprime al sol esa palabra "sol"
qué alumbra o hace como que alumbra ahí?

IX

"Alguna cosa que esté bien", iba a decirte
o "pasarán por sobre mi cadáver"

Me preguntaba para qué escribir

Y no es que espere que respondan, escribo

"Tal vez aún crea" iba a decirte,
pero algo se callaba atrás

X

"Atrás, atrás", como decía el pájaro.
¿Atrás de qué?
En realidad decía "váyanse"

Ventajas de la mala traducción:

yo miro atrás a ver quién habla.

XI

No es que alguien hable, es que
lo quiero ver,
es que no entiendo que las cosas callen

es decir cosas qué hago afuera

XII

"Afuera, afuera" dicen las palabras.
"Afuera", me preguntan, "de qué"
No las escuches, yo me fui

XIII

Si la poesía, si la
pura sensitiva sale
a molestar, dejala

No es que esté bien ni mal: el alma
se deja hacer para durar

Anda en la pura duración
a falta de otra cosa, el alma

XIV

¿Y esa duración, el sol
irrealizando la pared, el ruido urbano?

"Irrealizando" escribo "la pared", escribo "el ruido",
escribo "el ruido, la pared ¿y qué?"

"Ahora" escribo, "y en la hora
                         en que lo niegue una vez más",
escribo como quien
salió a perder: "no hay nada" escribo "que perder.
No hay nada más que cosas, no hay nada".

XV

"No hay nada", dije, dispuesto a perder,
iba sin alma,
en medio de la mañana, entre los ruidos. 











De En la resaca (2007)


Mayo

Ahora que fuimos arrojados,
gracias a Dios, del Paraíso,
vemos pasar dos autos (uno
celeste, uno negro), una
                       camioneta roja, una
enorme hoja de diario, arrastrada
                         por un viento real
y, a nuestros pies, un bicho color tabaco
en el instante mismo de entrar en la muerte.
Señor por qué me abandonaste (...) Porque
Yo no existo. Anoche, en medio del
                                     chasquear de la lluvia,
bajos eléctricos y percusión y gritos:
parece una despedida, te dije, de qué.
Como empujado por los aires del mundo, el
                                                        pedazo de diario
cruzó la calle. Ahora, quieto contra la pared,
                                no significa nada. Vemos también
plumas de ave gris, una lata, agua que el aire hace
temblar.









Mayo (X)

Nubes blancuzcas a la mañana en el charco, un papel
como crucificado, también blanco, en el gris,
viento limpiando restos de oscuridad; formas, ritmos
que el mar del tiempo, en su retirada, dejó
                         a la intemperie, es decir en la luz.











De Materiales (inédito)


Real

I

Real es lo que
resiste,
ahí
donde el
ángel
precario
que te habita
patalea enojado.

Real es lo que
responde
lo que no preguntaste.

II

Real es lo
que resiste, hay
un mundo en
el mundo

y un zapato
dos
zapatos
y un hilo naranja

ya sin naranja

ya sin nada que atar.

III

Real es
lo que
no da paso

o lo da,

lo que
no espera
que lo pienses:

"futuro" y
"pasado", esas
palabras
endurecidas por
el aire invernal,

letras
pintadas
en la vidriera
de la mente,

ceden.

Y la mañana
se termina y
al rato oscurece
fuera de todo
lo que
tengas que decir

y todo lo que
va a venir
tarde o temprano
etcétera.

La mano que
dejó la taza
tiembla al
anotar
esa palabra
que después va a tachar.

La mano que
dejó la taza
y al lado la taza
y una pantalla
que acá se abre
como el mundo
pero no es el mundo.

Bombas racimo y
fósforo blanco:
eso es el mundo,

y hojas caídas
del diario de ayer

y el canto del
siniestro pájaro
de las madrugadas
cuando ya no
puede ser tarde
ni alcanza a ser temprano,

y el sabor del arándano
y la tibieza de una piel.

Real es lo que
resiste, a
quién
le importa el
nombre
que vayas a darle:

eso que
viene y
se inter-
pone, entre
vos y la vida
es la vida.

Cuerpo en
el aire que
resiste el aire
que lo resiste,
materia en
gloria
de existir:

eso que viene a
darte a ser
en el mundo
lo que
sos del mundo.

¿o no
sos 
mundo?