lunes, 14 de septiembre de 2020

Silvia Montenegro

 

Silvia Montenegro (La Plata, 1961)

El borde, City Bell, Prueba de Galera, 2019.












De "El borde: el filo del mar"



1


A mi cerebro le piden mesura.
A mí también.
Nos quieren maduros como una gran ciruela.

Estamos grandes, sin embargo
una palabra en el lugar justo
y caemos como gorriones entre las piedras.

Algunos días nos tendemos en la ladera de una montaña.
Que nos contemplen.
Queremos eso en las noches sin fin.

Si juntos tocáramos lo recién nacido,
un niño una huerta una cama tibia,
una llovizna de sábado en el invierno.

Sólo en sueños
lo que amo me toca
hasta abrirme
como una anémona de mar.

Nunca nos hemos mirado de frente mi cerebro y yo.
Nos tenemos miedo.

¿Vos tenés miedo madre?






12


Algunos cerebros juegan y construyen el devenir.
Otros miles construyen la soberbia.
Otros tantos de los tantos como fantasmas
dicen amo, amé, amará,
y construyen el dolor.
Otras cientos de masas grises
cubículos ácidos
vacíos,
construyen el imperio.
Los cerebros pequeños se cubren de conchilla
y construyen la ceguera.

Ha de ser algún día la demolición de los cerebros.
Sólo cuerpos límpidos y desnudos
se enredarán al atardecer
bajo un ópalo de luz
en los frutillares.







De "El borde: la frontera invisible"




1. Casa detrás del pino

Esa casa.
Ese pino.
Esos cascarudos que resplandecen.
El chingolo que entra por la ventana
a las dos de la tarde,
esa tarde, un ángel destruye el recuerdo.

Vendrá el gozo y te dejará limpio,
casi sin corazón.

Sólo un latido de sapos y luciérnagas
cotorras en coito sobre los cardos, y el silencio
que respeta el instante de los amores animales
violentísimos y dulces.

El mar imperturbable
a todo rostro a toda palabra
el mar no escucha la herida
sabio como un mago del tiempo,
sólo ir, sólo volver,
sólo obedecer a su fondo más íntimo,
sin padre sin madre
el mar
reparándose él mismo el dolor.

La casa.
Tu voz y tu otra voz y aquellas voces
levitan como santas medievales
sin mendicidad ni complacencia.

La casa ya no confronta con lo inalcanzable.

Lo que se esquiva finalmente se abandona,
a veces hasta el olvido.

Amanecemos.

Olvido no es desierto.
Olvido es fruto, evanescencia, piso
cuerpo sin combate
éxtasis.

Anochecemos naciendo
también.

El deseo contra toda tiranía.

Entre los oréganos y el cedrón,
a los pies del pino,
el mundo cae como una catedral derramándose. 








De "El borde: devenir animal"



4. Iguana

Difícil distinguir una iguana de un arbusto.
Difícil separarla del movimiento del estanque.
Cazar el color, atraparlo, ponérmelo dentro.
Mimetizarme en la habitación
con la pared alta, blanca
inalcanzable.

Pido desaparecer en el vaso de agua
que dejo en la mesa de luz
antes de dormir.
Después dejo de pedir.

Pedir siempre es una queja.

Cubro el cuerpo con los brazos.
Un grillo ensordecedor se lleva la noche.








De "El borde: la orilla del tiempo"



2. Enero


Las gaviotas, la ausencia
lo que sustituye ¿es ficción?

¿Es ficción desconocerse,
de pronto?

El Bifronte que abrió y cerró las puertas
¿puso el nombre a un mes, a un mito?

¿Qué es lo real?
¿La contemplación del otro
como una película?

Un día la armadura se derrite lenta bajo el sol.

Enero es caliente.
El peligro brilla.








De "El borde: la incertidumbre"



2. All you need is love, cantan


Cuando el liquidámbar perdió sus hojas
ya te habías ido
habías dejado tu cara detrás del humo.


¿Hay alguien en este frío
en estas piernas que me duelen?

Tomábamos un vino dulce hasta el borde
y creíamos que la vida era sólo el vuelo de un zorzal.

Todavía me deslumbra lo que desaparece.


Pero me duelen las piernas
y no puedo caminar
para alcanzarlo.








De "El borde: el límite del mundo"



4. Sitio

No estaba escrito que quedáramos vos abajo
y yo en la superficie.
¿O yo abajo?

Madre,
en el sitio donde estoy
lo esencial no es la palabra.
Es el murmullo a descifrar.

No llores.

No es la muerte.
Es depurar la pisada.
La juntura de lo mínimo con lo mínimo.

No es la muerte la muerte.
Es la osadía de imitar al lince.

Crear el ritmo.
Contar los segundos entre la calma y la contracción.

No estés triste.
El universo se abre hacia adentro.

Somos dos en la inmensidad.

a Teresa








De "El borde aquel"



2. Hoy

18 de abril de 2017 

Voy a beber por vos.
Que ni la lluvia
ni la luna reflejen
al haz de Júpiter
que quemó
que empaló
y te guardó en una bolsa
sin pronunciar palabra
porque el odio no se pronuncia
te cogen y ya.

Molécula, óvulo
los labios carnosos y húmedos
hermana hermosa
te parten.

Intrusa la tierra,
en la tierra el despojo
la seda
la más blanca entre las piernas
la más negra
la trompada
la verga hidalga.

Oh haz de Júpiter
reivindicando
su semen aletargado
su cúspide
su chorro triunfal.

Por vos,
mi sola,
brindo.