jueves, 2 de junio de 2016

Mariel Monente



Mariel Monente (Tigre/San Isidro, Buenos Aires), Casa ciega, El Mono Armado, Buenos Aires, 2016.
























Golondrina

El cuerpo de la infancia
es frondoso
como un olmo
de él penden
miradas
que no pude descifrar
cuentas de algodón
mejillas discretas
las manos se perdieron
llamando nomeolvides desde el balcón

de él penden
tacitas de té
porcelana rabiosa
y la palabra golondrina
con ese cascabel
en el centro del eco

el viento agita la infancia
nos hace caer.













Ventanas

Cuando dormíamos con las ventanas abiertas
era verano
y era
playa somnolienta entre los juncos
atardecía en el cañaveral
y bajo el dintel
había
zapatos de charol y una bengala extraña
las mariposas nocturnas liberaban
su terciopelo manchado
cuando dormíamos
nos acunaba la espera
ceniza de ayer
brasa de mañana.












Mariposa nocturna

La mariposa salía del cuarto oscuro
salía en
la mansedumbre de abril
en la sombra de otoño
sudestada
¿acaso fuimos amasados en su intenso limo?
¿por qué la víscera nombra
la sudestada nos nombra desde su ritmo?
onda de verdear los marchitos amarillos
encallaron en su templo de olas crispadas
en su racimo de cordeles desatados
gimiendo entre los muelles su desarraigo de mar
las ramas
abanicos dorados del fresno
y la nostalgia de agua en la marisma seca
hay pequeñas antorchas encendidas a la pesca
mariposas nocturnas hay.












Comodoro

Para ir a Comodoro
¿con qué traje me visto,
de qué desnudez previa sucumbo erizada?

para ir
a Comodoro
me ato de vientos la cintura
me labro de canales
me descuido
destruyo mentiras al amanecer y
me descalzo
convierto mis pezones en la pesada carga
de lo amamantado
para ir
a Comodoro
busco la cruz del sur
con mi ceguera de emperatriz caída en desgracia
porque para ir
no es necesario algodón en los oídos
ni tiaras en el pelo
sólo masticar arena flotando en el abdomen de ella
y dejarse llevar
hasta las escolleras

y si voy y
si algún día voy
al final
en el extremo
sin vuelta atrás interrogaré a las olas
(alguien debe decirme por qué quieren llevarme
hasta el instinto
en las medusas fluorescentes que no ví)

y si voy y
si algún día voy con la carga inquieta que me explaya
ascenderé al Chenque escamoteando mi sombra al mediodía
y allí tal vez grite mi nombre,
el que tuve,
hasta que mi voz se pierda
en su bruma.