viernes, 16 de julio de 2021

Ana María Grandoso

 

Ana María Grandoso (Carmen de Patagones, 1946)

La naturaleza de las horas, Comodoro Rivadavia, Vela al Viento Ediciones Patagónicas, 2018. 











Lo que se ve a través del vidrio

parece un cuadro.


También ella

sentada de este lado

en la maqueta de su casa

puesta con una pinza, con cuidado

para que no se mueva lo de alrededor.


De este lado, ella

es el cuadro.


No hay calma asegurada.


Con una sola chispa

se incendiarían

las maderas resecas

del cuadro.










No sé de dónde viene

esta contentura diminuta,

tan privada.

Un envión y al sentarme

me sorprendo, otra vez

mirando mi pie descalzo.

No sé por qué

justo cuando sale entre las sábanas

a punto de apoyarse

en el suelo tibio

de madera.










Cuando paso por una “situación” emocional del entorno familiar,

aunque solo yo la viva; dibujo florcitas, dibujo florcitas.

Todos queremos tocar el cielo –dice una canción–.


La contradicción

alimentada en la belleza de los jardines,

el estallido de las flores

sus estambres y pistilos.

Paso por los jardines

quiero mirar, correr las cortinas.

Se mueve un reptil

entre hojas agitadas

en la vida de sus habitantes.

¿Más bello es el jardín

más desdicha humana?

¿Qué hay en las piscinas del nadador –John Cheever–

de aguas siempre “color zafiro”?

Verde, verde,

oloroso el césped

amenaza de la belleza.


Corto todas la flores hoy,

una a una

las tiro al río.










Finas mariposas del otoño

que está llegando

traen un aire celeste

la siesta de marzo.


Las flores color de la sangre

bajo la parra

aprietan el vuelo del colibrí

con su parte de arco iris

en el pecho.


¿Acaso tiene

una isla de poesía

en la cabeza

imposible de decir?


¿Quién sería si no pudiera aislarse

con este lápiz en la mano de escribir?


Las palabras ruedan

bichos bolitas


ruedan por la siesta

todavía.


Con una mota de polen

para el jugo que viene a buscar,

espero al colibrí.

Quiere atravesar

la ventana.









¿Qué o quién me dice

cómo vivir el instante?

¿Qué Tao, Buda, Zen

me lo aconseja?


Entro al vacío de la contemplación

son milagros de la naturaleza de las horas.


Un momento entre dos interrupciones,

un momento estanco.


Vuela el alguacil celeste

rebota contra la ventana

y se abre.