martes, 15 de diciembre de 2020

Bryan Herrera Jurado

 


Bryan Herrera Jurado
(Cusco, Perú, 1990 / vive en Buenos Aires)


El lumpen y la melancolía, Buenos Aires, Barnacle, 2020.




















El problema comenzó
con una puerta

un hogar necesita
techo
paredes
algunas personas
pero hubo quien dijo
por qué no
poner una puerta
ese hombre llamó suyo a aquel hogar
 
surgió una costumbre
se fue puliendo
 
brotaron pueblos
ciudades
la familia
 
y un día alguien hizo un parque
le puso rejas
habló de vándalos de santos del sufragio
e inventó fronteras aviones bombardeos
 
no es necesario que cuente
cómo
terminó.









El problema comenzó
con un poema
un hombre necesita
dieciséis horas
para repartir
entre los sueños y el trabajo
y ocho de sexo trenes alimentos la familia

pero hubo quien dijo por qué no
escribir
un poema

empezó copiando
mas quién va hacer algo por contemplar
flechas que no son flechas jabalíes
que sólo parecen jabalíes

hasta que un día
alguien superó al original
y hubo cultura
vidas
para leerlas
o escucharlas
detrás del diván

y todo
todo
todo
vaya a saber uno para qué.









                                        infame turba de nocturnas aves,

                                     gimiendo tristes y volando graves

                                                                            Góngora



Al igual que los pájaros
todos hablábamos a la vez

sólo que ellos se reían de nosotros

es que entre los cuatro
no podíamos armar un cigarrillo

Fede fue el primero en desaparecer
la policía lo golpeó en la General Paz

yo en cambio me quedé
con un tacho de basura
y un cartón de vino
no era un juego
por momentos lo creía algo normal
otros dudaba
pero al poco tiempo volvía a responder
hasta que el cartón me levantó la voz
es suficiente
él es un tacho yo un cartón de vino
estás muy loco
andate a casa.









Derrotado de antemano
                                      pero feliz
declaro que un hombre
es menos que los hombres

porque el hombre
es numerable
eso no ocurre con la luz

pero un deseo
                        su deseo
es imposible
como ahora que me doblo sobre mí

y dos hacen pensar
que a lo infinito lo sigue lo finito

las palabras
cuando no van a ninguna parte
hunden sus huesos
dentro de nosotros.