viernes, 18 de diciembre de 2020

Adriana Márquez


Adriana Márquez (Trenque Lauquen, 1972 / vive en Buenos Aires) 

Cuando seamos árboles, Buenos Aires, Ediciones en Danza, 2020.












De "Cuando seamos árboles"



Cuando seamos árboles

tendremos el silencio.


Anidaremos fuera,

expuestos por fin a la tormenta.

Seremos huérfanos.

Vientos de furia moverán las creencias.

Nuestras hojas absorberán el agua

como antes la nostalgia

comía de nuestra médula.


Cuando seamos árboles

tendremos el silencio

que ahora, incesante,

vuela en las mínimas cosas.


Seremos huérfanos.

Pero tendremos frutos.







De "Ramas como huesos"



Permanezcan sentados,

ordena el hombre

y su voz se apaga.


La sortija baila

burlona y desquiciada.

El pelo derramado cae

en ondas que rozan

un armazón de hierro.


El viaje aplaza el tiempo

de madurar las frutas

y en los cestos las moscas

consumen los despojos.


Aún son niños. Que giren.

Dejarse girar no es poca cosa.

Y el pelo, ese bochorno

en la madera

pintada de caballo.


Vivir no es otra cosa que moverse,

pregona el hombre

y enciende las estrellas. 








De la galería trae leña.

Entorna la puerta,

mira la noche y la llama:

Mish. Mish.

Llama otra vez.

Suma un chistido.

Nada.


Cuando cierra se oye

un granizo suave,

una uña en el vidrio.

Si será.


Él entra y se acomoda

en toda su extensión de pelo.

Si serás, entrás cuando querés.

Actúan bien. Conocen

de memoria la escena.


Él cierra los ojos y ella

mantiene el mate entre las piernas

como si fuese

su vida, tibia aún.


El fuego apenas logra

parecer amable.

La modorra

se convierte en silencio.


Si será, repite

como hablando al pasado.


Cuando me voy apaga

todas la luces.

Hasta mañana, abuela,

cerrá bien.

Rasco la puerta con la uña

y cruzo hasta mi casa.







De "El viento en las paredes"



Mamá va a morir pronto.

No está moribunda:

anda encendida.

La conozco.

Cuanto más ilumina más esconde:

la vergüenza,

el deseo de no ser.


Todas las madres mueren.

Pero ella sabe cuándo.

Camina entre nosotros

sabiéndose recuerdo.


Mi madre en un parque jurásico,

una era de hielo.

Derrama el testamento

sobre las plantas,

sobre el cantero,

sobre las sandalias

que voy a heredar.


Me conozco:

nunca voy a usarlas.

Ella riega su muerte,

yo muero de sed.


Soy un brote nacido del cemento.







De "Donde se hundan las raíces"



Donde se hundan las raíces,

una memoria de pie.


El nudo de restos

vegetales, excrementos

semillas en descomposición.

Una consciencia muda.


La fiebre de la vida

vuelta amoroso humus.


Las pisadas

asentarán la tierra.

Algunas moscas

vendrán a visitarnos.