miércoles, 30 de marzo de 2016

Mori Ponsowy



Mori Ponsowy (Buenos Aires), Cuánto tiempo un día, Brujas, Córdoba, 2015.























Cuánto tiempo un día

¿Cuánto tiempo puede durarnos este día
si cuando arremeten las olas
lo barren todo: la sombra de las casas,
la arena de los sueños, el vacío
de los vanos en las puertas?

¿Cuánto, si al andar tropiezo
con pozos de cangrejos, y caigo
hasta el otro lado del mundo,
allí donde mis brazos
no se pegan a tu cuerpo?

Aspavientos del olvido,
Aspas del agua
que enmascaran la nada
de tanta tarde de domingo
que siempre llegó a lunes,
de tantos días idos
en la avalancha de las olas
que vienen y se van,
inclementes siempre.

Como las horas.









A orillas del Caístro

Un hombre está sentado junto al río, y espera.
Cuántos hombres antes esperaron frente al mismo río,
junto a esas aguas, que son y no son las mismas
El hombre, también, es y no es el mismo.

El río pasa sin prisa junto al hombre, y calla.
Cuántas de sus gotas navegaron otros ríos.
Cuántos de sus átomos nacieron en el corazón de otras estrellas.

Electrones y protones diminutos que surcaron soles y galaxias,
y recalaron un instante en esta orilla, para seguir cruzando
caudales sin descanso, acequias, vertientes, nubes
y, de ahí, de nuevo, a otra ciudad, otro país,
otro planeta, y otro tiempo.

Todo fluye, todo pasa, nadie se baña dos veces en el mismo río.
Y, sin embargo, ahora, en este preciso instante un hombre
está sentado junto al río. Es un hecho. Y el hombre espera.

¿Piensa en el río? ¿Piensa en el viaje del agua
desde el principio sin principio de los tiempos?

También él viene de otro lugar
y de otras gentes que, como el río, tienen su historia.
Tampoco él se detendrá aquí. El río es un paso, solamente,
La vida, un paréntesis entre orillas.









Nada es probable

Nada es probable
dado el infinito azar: la vida
sobre el planeta; la fórmula áurea
del nautilus; la posibilidad
de —esta vez sí— curarte el sueño;
de —esta vez sí— volver de tu exilio:
de que —esta vez— el amor sí sea.
Nada es probable y sin embargo
estamos aquí. Cuántos pasos
ha debido dar tu estirpe
para que llegaras a mi puerta.
Cuántas veces te busqué
para negarte.
Nada es probable, y
gira la tierra en torno al sol.
Todo cálculo es ocioso,
nada es probable y
henos aquí a los dos.
Los dos, y sin embargo...









Este silencio nuestro

No escribir nada en un poema
sería como enviar un sobre
vacío; una canción
silente; un cuadro
en blanco.

Te envío:
el sobre,
la canción;
el cuadro.

Este silencio.
El nuestro.