jueves, 19 de marzo de 2015

Germán Arens



Germán Arens (Bahía Blanca), Sin más compañía que una linterna, antología, Borde perdido editora, Córdoba, 2014.




















Cuatro mojarritas
y un cangrejo de río
en un mediomundo de remeras
¡Un cangrejo de río!
impredecible levedad de la sorpresa

A pocos metros
un desagüe de apósitos
y la morgue

En aquella casa
sin colores vive el petiso Ramírez,
experto pescador de carpas
Pan y cebolla las mejores carnadas

Nosotros
así
no subsistiríamos
amor












El árbol de membrillos

en el que me oculté

para disparar tres tiros

al vitral de la iglesia

ya no está,

tampoco mi rifle Mahely 5 y ½…

ni siquiera la mano gatilladora



La iglesia nunca ostentó sus campanas,

estaban guardadas en un caset



El cura apretaba play y los devotos a la misa











Aquella tarde en que siendo niños
arrojáramos al pozo del molino un ternero
al que diera muerte un perro cebado:
De los cincuenta litros de agua
que consume una vaca en el día.
De los cincuenta y cinco
litros de agua
que consume un caballo en el día.
De los dieciséis
litros de agua
que consume un chancho en el día.
De los ocho
litros de agua
que consume una oveja en el día.
De los veinticuatro 

litros de agua
que consumen cien gallinas en el día.
De lo treinta y cinco
litros de agua
que consumen cien pavos en el día.
De los cuatrocientos
litros de agua
que consume cada uno de nosotros en el día
no fuimos conscientes.











Los domingos
cuando el tío juega al fútbol de local
vamos al pueblo.

 
Después visitamos a Emma,
ella se está muriendo de a poco
y no sale de su cama.
Tiene los ojos redondos
y la cabeza casi casi pelada.

 
A última hora
pasamos por el cementerio,
la abuela le deja flores a Edgardo
y el abuelo dice lo mismo de siempre:

 
–Hay tantos Arens en este lugar que dan ganas de quedarse.