jueves, 30 de enero de 2014

Hugo Luna




Hugo Luna (Entre Ríos), poemas publicados en octubre de 2013 en el blog El poeta ocasional, de Pedro Donangelo.














Elije estar entre las uvas

                                                 Oh pureza no eres entonces tan rara – F. Ponge

Muchas veces no necesito
Voy hacia ella
Como quien va pastando esperanza
Seguro que ese prado
Habrá de cerrarse de luz
Elije estar entre las uvas casi mordiendo
Manzanas
Dándole naranja al corazón de los zapallos
Todo como si nada
Como si el gesto la llevara de allí
Hasta el lugar en que debiera estar
Las papas nobles en sus manos
Parecen perversas
Y toda esa tierra, esa memoria
Escribe en su piel lo que tiembla su mirada
Me alcanza un ramo de albahaca
Y ya sé de qué lado dormirá mi apetito
Cuando la noche apague su fuego, sus desvelos











Miraba venir

Miraba venir la ola

Esa tarde
Nada más viento
Poderoso rumor
De lo que niega el pensamiento
El mar, yo decía ojala fuera un espejo
Y la cabeza ejecutaba nombres
Crespones de espuma
Huellas de la luz cuando la luz
Camina sin ser vista y desnuda
Como si estuviera en el pecho, el mar
Y como si el pecho ya no latiera
El horizonte sí lleno de olitas
Pequeñas montañas de sal frotada
Por el bombeo constante del corazón en medio
Del mar, en medio
Del pecho
Esparcido sobre el horizonte
Y la ola, que decía te amo
Y rompía en su silencio













Ariel Berstein



Ariel Berstein (Buenos Aires), Diario 2.11.76, Vinciguerra, 2013.















Fotografía de niño buscado

Una casa
se concibe
se construye o se adquiere
Una casa se preserva
o se abandona
El hogar es herencia

La sombra de un niño recorre los cuartos
¿Alguien pronuncia su nombre?
¿Algo lo espanta?
¿Es una voz familiar?
¿Son ecos? ¿Susurros?

Las paredes palpitan
¿Resistirán las maderas?
¿Los cristales conservarán el calor?
¿Siempre habrá hierba donde jugar?

El niño y su sombra
han crecido en esta casa solitaria
severa
encantadora
Afuera
no hallarán nada distinto

Su estructura
resulta de las manos del hombre
En cada ornamento
en cada grieta
podemos distinguir sus huellas
como un estigma de fuego







Freno a las importaciones de frutas y verduras

Otra luna
Una nueva pregunta
El mismo golpe contra el muro
Tempranos puños

Mil y una noches después
infecta una grieta irremediable
y un gusanito
se infiltra en la habitación

En la oscuridad
se deja caer sobre las sábanas
se arrastra hasta el pecho
entra por la boca o por la nariz
y ya no sale











Ezequiel Ambrustolo



Ezequiel Ambrustolo (Banfield/Buenos Aires), Dos poemas, 2013.















Una gota en la sed del desierto.
Una boca que diga lo innombrable.
Un instinto, otro, al cotidiano de la queja
en el epicentro del insomnio.
Un descanso de pasto mal cortado,
de pasto crecido. Una tropilla,
a lo lejos, en el campo o en la infancia.
Un resonar de agrestes pájaros.
La flecha del ave que reza todo el horizonte.
Un pan amasado en la madera.
Un salmo, una teología, un dios,
el Dios que serene la estridencia.












Hoy la plaza es un día de fiesta
o un secreto regocijo.
Los niños y las abuelas
comen manzanas acarameladas
y las nubes están un poco más lejos
en este buscado día.
(Un sol de pueblo ilumina
las horas de la revelación
¿Puede verlo el hombre afanoso?)
Toda plaza es un equilibrio
entre la ciudad y el campo.
Quieto de paz,
me sentaré en algún banco
a meditar una larga y antigua oración.