viernes, 30 de octubre de 2020

Carlos Nuss


Carlos Nuss
(Concordia, 1979/ vive en Comodoro Rivadavia)

Personas, lugares y otros mundos de barro y piedra, Neuquén, La cebolla de vidrio ediciones, 2019.




















El cadáver de la dignidad

Puesto en la mesa de las especulaciones
se oirá al cadáver respirar
después de usurpar otros huesos.
Nos elegimos entre lo que queda
pero nadie se fija que el mantel
ya estaba manchado de barro,
los cubiertos, sucios. Y, así, comemos.






Perdí-z

Perdí el miedo cuando era niño
caminando pastizales.
El susto de una perdiz voló corto
y se fue a esconder a otro miedo.
Mi susto duró el vuelo de la perdiz.
El miedo quedó escondido en el pastizal del niño.







Pareciera
 
Luna sin rumbo, como en el agua,
remando la noche con ramas secas.
El pensamiento se parece a un plan económico,
un bote varado en el barro a oscuras.
El sentimiento es el vuelo de una piedra,
una deriva, una protesta social,
siempre hacia la costa, a toda costa
pareciera.

















miércoles, 28 de octubre de 2020

Jorge Maldonado Vigoroux

 


Jorge Maldonado Vigoroux (Puerto Montt, 1976 / vive en Comodoro Rivadavia)

La frontera es una soga, Río Negro, UNRN, col. La Tejedora, 2020.

Se puede descargar en PDF aquí.











De "La frontera es una soga"


I

 

Han separado la tierra

                 del mar

                 del aire.

 

El cuerpo del alma

               del corazón

                de la lengua.

 

La frontera es una soga

que envuelve mi cuello.

 

Mi cuello soy yo

y la soga aprieta.

 

Parado sobre esta patria macha,

equilibrista inexperto,

me caigo afuera

siempre afuera.

 

Busco el Sur

como quien busca el miedo

para que lo abracen.






IV

 

Detrás de cada bala que dispara la policía

hay un ojo que apunta,

un dedo que aprieta,

y un miedo que crece descalzo.

 

El mundo reúne esos elementos:

la bala / el ojo / el dedo / el miedo.

 

Detrás de los cuerpos,

alguien, alguna vez,

habló con amor.

 

Gatillo fácil                               Te amo hijo

La gorra                                    ¿Ya comiste?

Infantería                               Volvé temprano

 

y estos perros ladran y muerden. 








De "Infancias"



X


Cuando le di la mano a Robert no sabía

que cuando nació casi se muere

y que por eso no creció tanto

y tiene la voz finita.

 

No sabía que su papá no recordó su nombre

y entonces improvisó uno

al anotarlo.

 

No sabía que se inventaría en un papel

una abuela y ovejas que cuidar.

 

No sabía que no quería hacer la tarea

con el compañero de banco

que nunca hace nada.

 

No sabía que quería levantar la nota.

 

Que cada vez que escribe

su nombre en el margen

de la hoja

se olvida de todo esto

y a veces no.








XI

 

¿Soñaste alguna vez que caías?

 

¿Alguna vez despertaste

un segundo antes de reventarte

contra el suelo,

agitado,

a salvo?

 

Para Floreal no fue un sueño,

a sus quince años

lo tiraron

desde un avión.

 

No pudo volar

porque lo tiraron atado.

 

Golpeó su cabeza

contra el agua dura

¡Plaf!

 

Contra el agua

desde el aire

en el instante después

del que uno se despierta.

 

–¡Negrito! –grité para despertarte,

pero no fue un sueño.






De "Animales"



XIV

 

Tanto deseé tener alas

y ahora no sé qué hacer para cortarlas,

vuelven a crecer

como uñas.

 

Los piojos me lastiman

y sangro

y sin pico con que escarbar

se han hecho carne

mía.

 

Por el dolor no puedo mover las alas

ni sacudirlas.

 

Desesperado,

subo a la terraza

quince pisos

y salto.

 

Otra vez planeo la muerte.






XIX

 

Se repite el paisaje

una y otra vez.

 

En el camino hay un animal

incendiándose

una y otra vez.

 

Doy vuelta la cara y

me tapo los oídos.

 

La fiera ardiendo sigue buscándome.

 

No se puede ignorar

lo que el olfato sabe.

 

Una y otra vez.

 

Aprieto los ojos,

pero en la nariz

en los oídos

nada termina.

 

Una y otra vez

ese paisaje animal

apesta

y chilla.






XXIII

 

El perro muerde la madera de la puerta

y construye un hueco

para ver a la abuela.

 

Ella sabe de proezas de amor

como esa

pero hace frío

y el perro es de afuera.

                                                                                                                                      

En el patio apenas hay lugar

para un ladrido.

 

La puerta cruje

y un arrebato de viento

la calla

de golpe.

 

De niña ella vio

cómo el poder

les prohíbe el paso

a quienes abren los caminos.

 

Entonces llama al perro

para que entre.






De "Despedida"



XXVII

 

Es tan difícil poder llevarse la comida a la boca.

Tan difícil.

 

Las cosas más difíciles son las que no se piensan

como aprender a respirar

o llevarte la comida a la boca.

 

Cada almuerzo

en que no llegan los familiares.

 

Cada cena

y además estás atado.

 

Cada desayuno

y los ojos perdidos

y el ahogo.

 

Respirar / masticar / tragar

son tareas difíciles

como atender el teléfono

cuando llaman del hospital.






XXIX

 

¿Sabrá el viento traer algo tuyo?

 

La noche ya se fue.

 

Los perros duermen en la calle

debajo de otro sol.

 

Nada es lo mismo

aunque esto ya sea viejo.

 

El reloj repite las excusas.

 

¿Y si el viento no pudiera traer

algo tuyo?

 

¿Y si la lluvia solo fuera

lluvia?

 

¿A quién más pedirle?

 

Con lo que pasa en los sueños

no me alcanza.

 

Recuerdo tus manos

siempre

tus manos

tan grandes cuando era chico

tan frágiles antes de irte.

 

¿Pienso en el viento

o lo recuerdo?

 

El viento, como vos,

sabe silbar.








XXXI

 

Nací de un brote ardiente

y trasplantado

en la frontera.

 

No encuentro casa ajena

ni digo cuál es mía.
















martes, 27 de octubre de 2020

Cinthia Hamlin


Cinthia Hamlin
(Buenos Aires, 1983)


Lepidolita, Buenos Aires, Tren instantáneo, 2020. 





















Piedritas


I

Recoge de la orilla
una piedra
suave y con agujeros
esos que hace la marea
de tanto arrastrar y percutir
Ella la observa
la da vueltas
—¿Por qué tienen agujeritos?
—Es la huella del agua
con su fuerza
pule la piedra
la surca
hasta que la perfora
—¿Y para qué sirven?
Intenta meter su meñique
en uno de los huecos
después la acerca al ojo
ahora es un binocular
                                    mira
la inmensidad del agua
abriéndose
desde un pequeño orificio
Del otro lado
me acerco
miro a través
veo cómo brilla
la pupila y el mar
se le refleja adentro
con sus olas que rompen
y arrastran
millones de piedras



II

Guardámela bien —me dijo
y salió corriendo al mar
La vigilo y mientras
juego con la piedra en la mano
la doy vueltas
paso la yema
y siento los agujeros
en la superficie lisa
Me centro en el más grande
empieza chiquito
pero el vacío
va calando la piedra
y del otro lado
es casi el doble
Pequeño hueco
              se abre
y sus aristas
siguen extendiéndose
como brazos invisibles
que intentan abarcar
todo el cielo
¿Sabrá el mar
que con sus golpes
la estaba abriendo
al universo?



III

Se mete
y busca que las olas
le rompan encima
Le gusta sentir
la explosión de sal
en su piel
y luchar
bajo el agua
contra la fuerza del torbellino
que la revuelca
y arrastra
Hasta que emerge de un salto
con los brazos extendidos   
riéndose
por su victoria
Pequeña Afrodita
renace
cada vez
Después
cierra los puños
y espera
que llegue
la próxima ola
¿A la piedra también le gustará
lo que le hace el mar?







Zurcido


I

¿Te acordás, mamá
cuando me enseñabas a bordar?
Mi mano casi del tamaño de
la aguja
iba y venía
una cruz más una cruz más otra cruz
formando
el dibujo que quisiera
Los encontré el otro día
verde, fucsia, amarillo
azul eléctrico
los hilos de colores
escondidos
en una lata blanca
sobre tu cómoda
a la vista de todos



II

Recogí cada una
de mis partes
                            desperdigadas
Tuve que juntar fuerza para buscarlas
me tomé mi tiempo
Es más fácil olvidar
que enfrentar el desgarro
del amor



III

Me fui hilvanando
durante meses
retazo por retazo hasta que logré
una manta de parches
de colores
El zurcido
                  a la vista
Ya sé que no querías
mamá
Ya sé que tenés frío
voy a volver, tené paciencia
todavía faltan varias puntadas
es necesario que la trama
                     quede fuerte
y las cruces formen
                     algo hermoso
Vos me enseñaste el arte de buscar
                     el detalle
y la perfección






























     

domingo, 25 de octubre de 2020

Lidia Rocha

 

Lidia Rocha (Trenque Lauquen / vive en CABA)

Soltar la casa, Buenos Aires, La mariposa y la iguana, 2020.






















tanta magia

tirada porque sí

 

con sus ninfas de enero

sus fuegos fatuos

 

vale la pena saltar por la ventana

cuando un celaje parte

la luna

 

como si un hada

esperase en el patio

donde un caballo duerme

 

en el agua de los bebederos

bailan resplandores

 

euforia de estar sola

y con años tan pocos

 


 







cada paso que das

te devuelve al principio

 

almas gemelas nos arremolinamos

sobre los médanos

 

(no te ilusionen en esta geografía

las yemas de los dedos

tocándose)

 

el viento, el viento siempre

y otra vez la estrella solitaria

 

como cuando habías muerto

o eras niña

 

en la crudeza

del patio

 










aún muy quieta

con los ojos cerrados

huelo el paraíso

 

flores amarillentas

y un atisbo de blanco

para que se cuelen

plegarias

apenas dichas

 

entonces

una música

cautiva sin saberlo

hace pie

en otra parte

 

así la infancia juega a la fe

y a las incertidumbres

 








 

vi lo que vi:

las baldosas se parten

como el recuerdo

de una fiesta

 

ramas fatales

las levantan del piso

 

sin embargo la noche resplandece

 

de pie

sobre el tapial

 

ella sigue mirando por mis ojos

me retiene

en la pura expectativa

 

hoja a hoja

enredadas

al árbol del futuro

 

-no te olvides el libro

entre piedras rotas