jueves, 4 de mayo de 2017

Gabriela Schuhmacher


Gabriela Schuhmacher (Santa Fe), Cantos del norte, De l'aire, Santa Fe, 2016.






















La imagen espectral del padre
acude.
La vida llega a su término,
un canto de ánimas duerme
y levanta al hijo
sin padres ni hermanos.
Nada cambia, aridez de
tierras blancas
crecientes del río,
vivos y muertos.
Aguas oscuras y sales,
plétora sin duelo.
No hay silencio.



Las tierras blancas
(¿Dónde yaces, padre?)






Cuando era niño
el río estaba prohibido,
se atisbaban especies oscuras,
en mi almohada una pluma de garza
era hundida por el filo de un hacha
y una noche tuve el impulso
de llevar al río la pluma partida,
dejarla que flote.
Cuando era niño preguntaba:
¿duerme, mi padre?
y corría ligero a tu cama vacía,
cama con colchón de hebra abierta
por las aguas. Ya no cantabas:
los cauces de las tierras bajas
transgreden la blanca extensión.












Madre muerta,
no desoigas a tu hijo.



El río prohibido
(Madre, ¿a qué le temes?) 








–Madre, yo no busco aves sin vuelo
ni que me acostumbren las bandadas
sin destino.
–Hijo, no vayas al río.
–¿Acaso la ceguera te momificó
en este corto trampero,
desde tu sitio a mi fiel instinto?
¡Pronuncia la avaricia
en el silencio!
¡Habla, lo que gime tu gesto!
–No vayas al río.
–¿Acaso no vienes de lo seco,
de lo refractario de vidas pasadas?
¿No duermes días y noches
en el espartillo,
el mismo que lacera mi piel
y asila lívidos reptiles?












Cuando el hijo emigró
con su hermano.
Primera letanía:
no podrán regresar.



Casa de barro









Salimos de la casa temprano,
mi hermano y yo,
el instinto pulsó
el momento de emigrar
tras el umbral de barro,
cáñamo y ropa tendida.
La puerta se cerró en un vaivén leve,
como todos los días,
y alguien desde su interior dijo:
será la última vez.


Coro de ánimas
Canto inicial junto al arroyo


Somos de la orilla blanca del arroyo,
llevamos trébol de olor,
pisada con estiércol,
ráfaga de aves negras que anidan,
nunca de estas tierras saldrá
la sangre que ofrecemos,
vivimos en un campo santo
que derrama hijos extensos.