martes, 15 de agosto de 2017

Martín Palacio Gamboa




Martín Palacio Gamboa (Montevideo, Uruguay), Psikodalia, Pixel, La Plata, 2017.


Los poemas de este libro aparecen en ladino en su primera versión.

















1

Habib, dizías,
ávlame a mí i ke seas
tú kien avle, non il avla.
Non ese otro túmulo ke s'eskarva
entre las falitas desta gran tiniebla,
non il grumo ferbido in pesgadumbre.
Habib,  dizías, sé esa erransia
di kien konverje agazapándose
–ospitalario– in la yanúra
blanka di la palavra última. La mía.
La tulya.
La muestra.


**

Amor, decías,
háblame a mí y que seas
tú quien hable, no el habla.
No esa otra tumba que se escarba
entre el escombro de esta gran tiniebla,
no el grumo hervido en pesadumbre.
Amor, decías, sé esa errancia
de quien converge agazapándose
–hospitalario– en la llanura
blanca de la palabra última. La mía.
La tuya.
La nuestra.













3

Las calejas di Safed te disbodravan, 
áma igual foste
aya a furgar le yografia, il áljebra dil nombre,
ese metal pezgado ke kae i se eskurre
sovre il ladrilyo i la reja di sus cazas.
Akí ya sabemos
lo ke ai ke saber.
Kada akto de presensia stá mediado
–infinitamente– i sólo ansina il vino
seerá sangre i la sangre, tera. 
Por eso in Montevideo 
–o Buenos Aires–, Safed
persiste in su disbodre i fiestamos
–afilo ahuéra il áyre,
los bazos rotos,
il rayyo–.


**


Las calles de Safed te desbordaban, 
pero igual fuiste
allí a hurgar la geografía de un retorno, el nombre,
ese metal pesado que cae y se escurre
sobre el ladrillo y la reja de sus casas.
Aquí ya sabemos
lo que hay que saber.
Cada acto de presencia está mediado
–infinitamente– y sólo así el vino
será sangre y la sangre, tierra. 
Por eso en Montevideo 
–o Buenos Aires–, Safed
persiste en su desborde y festejamos
–aunque afuera el viento,
los vasos rotos,
el rayo–.















7

Maldico il sol
o la luz
por forsar la distansia
–la diferensia–
entre il bindrío i los ibiscos
entre mi bientre i tus mushos
entre il pasilyo i'l kalderum.

Maldico il sol,
i la luz
non ez más ke una ferrujen
akodrando-nos
ke djamás aboltamos dil ganeden
i ke il uno non ez
más uno
ke il d'esta brutal pedaseria.


**


Maldigo el sol
o la luz
por imponer la distancia
–la diferencia–
entre el vidrio y los hibiscos,
entre mi vientre y tus labios,
entre el pasillo y el pavimento.

Maldigo el sol,
y la luz
no es más que una herrumbre
recordándonos
que jamás volvimos del paraíso
y que el uno no es
más uno
que el de esta brutal fragmentación.














18

Non más río Yardam
sino ese trago di petrólio.
Non más grimorio sino un akta
ke rejistre muestra fuga venidera. Un dezierto
sin Yam Suf i sin maná aspera
las ronzas makinarias di la muerte. Ké mos keda
otro ke el seer una riga di direksión variavle,
poner in sháke al kono inverso d´un dios blondo,
su trubya trasendénsia 
in lengua di seníza.


**


No más río Jordán
sino ese trago de petróleo.
No más grimorio sino un acta
que registre nuestra fuga próxima. Un desierto
sin Mar Rojo y sin maná espera
las roncas maquinarias de la muerte. Qué nos queda
sino el ser una línea de dirección variable,
poner en jaque al cono inverso de un dios rubio,
su turbia trascendencia 
en lengua de ceniza.












20

Pasé por los vinnedos.
Me abaxé dil viejo tréno in marcha
i salí a furgar il rastro, lo inóspito d´una foto
entre las lápidas. Non stava
ni el savor dil mate di las sinko
ni akélyos dos o tres temas di Spinetta,
tus sitas di Maimónides,
tu apostilya à un verso di Celan, l'alfajía
ke tezó tu último acorde. Il kaddish
me sale entrekortado. Asta en eso
lyega il olaje, tu propria lengua ekspulsa
non solo tu imaje sino a los ke stuvimos
alguna vez a tu lado. Il korasón
non ez más ke un váye
surkado por flamas d'eksterminio.


**


Pasé por los viñedos.
Bajé del viejo tren en marcha
y salí a hurgar el rastro, lo inhóspito de una foto
entre las lápidas. No estaba
ni el olor del mate de las cinco
ni aquellos dos o tres temas de Spinetta,
tus citas de Maimónides,
tu apunte sobre un verso de Celan, la alfajía
que tensó tu último acorde. El kaddish
me sale entrecortado. Hasta en eso
llega el oleaje, tu propia lengua expulsa
no solo tu memoria sino a los que estuvimos
alguna vez a tu lado. El corazón
no es más que un valle
surcado por llamas de exterminio.