miércoles, 4 de febrero de 2015

Carlos Battilana







Carlos Battilana (Corrientes/Buenos Aires), Velocidad crucero y otros libros, Editorial Conejos, Buenos Aires, 2014.


























El orden
nos ha herido
hasta
petrificarnos
pregunto
entonces
por la fuerza
que el cuerpo
puede
dar; si tomo un manojo
de pasto
¿las cosas
cambiarán?
Aislado
del cielo
espero de él
muchas más cosas
de las que di. ¿Será
eso posible
entre
tanta petrificación?
Reduzco
el movimiento
del cuerpo
a velocidad
crucero
encierro
mis deseos
en una habitación
y descubro
al cabo de los años
que no pude
comunicar
una especie de daño
biológico
que el tiempo
alojó
en la memoria
el daño
acaso
lo que no pude
de ningún modo
fue escribir
con distinción
el efecto espeso
de los otros
el movimiento de amor.





* *





Inclinado
el cuerpo
observando la procesión
de insectos y alimañas
descuidé
el jardín
y otros seres
han hecho con él
lo que ahora
es: matas de pasto
manchones de color
marrón
canteros
destrozados, plantas
raquíticas.
El viento
cruza el terreno
pero no es viento,
es brisa fría.
Me mojo
la cara
y veo
los papeles acumulados
las cicatrices o las marcas
concentradas
en el cuerpo
y sin detener el tiempo
recuerdo
que la vida existe
corre por algún lugar.
Celebrar
es también
inclinar el cuerpo
saber
que el día
acontece
en un plano
distante
a la retórica
de lo vital.