lunes, 21 de noviembre de 2016

Juana Roggero



Juana Roggero (Buenos Aires), Morir delante de papá y mamá, Viajero insomne, Buenos Aires, 2016.






















navidad

le dije papá frená el auto
me había invadido una plaga de insectos
todo mi cuerpo estaba lleno de bichos
y de serpientes
y de lombrices
me estaba muriendo lo sabía
sabía que cuando terminara el festejo
me iba a morir
no podía respirar y respiraba
mi cuerpo era una cárcel
y yo seguía lúcida
y sabía que me iba
delante de papá y mamá
ahí al lado de la ruta
pasaban autos con alegría navideña
lucecitas de colores
yo me atragantaba
mis brazos
estaban comidos por animales
no podía tocar a mamá no dejaba
que me acariciara ni que me abrazara
no podía
tenía que irme y era urgente
que llamaran a una ambulancia
quería irme en ambulancia sí
el auto parado en medio de la ruta
la noche de navidad
no me salía el vómito
me ahogaba
mis órganos estaban rotos
mi sangre se iba apagando
me iba a morir y era hermoso
que fuera así y a la vista
de papá y mamá
y sin dejar que me tocaran que me hablaran
sin dejar
de respirar
tan lúcida













el cachetazo llega justo a tiempo

para corregirme
de mis excesos
de mi desmedido amor al sol
de haber deseado
tanto en esta vida
el cachetazo es exacto
se clava en el medio del rostro
y me corrige
de haberme permitido
soñar con un viento de lobos
sonreírle al mar cuando atardece
qué precisión de golpe
la sangre se desparrama hermosa
por la mejilla por la nariz
puedo oler la arena sucia
sé que no es justo bailar
cada noche con los animales
la mirada queda consumida
y ausente para siempre
la piel se rompe
en línea recta al cachetazo
tan firme y perfecto












otra vez me volví un caballo

muerto de hambre
con las crines desordenadas
había creído que esta vez
había creído que
había creído
y esa otra vez entonces
la de siempre
mi devenir caballo chorreado
de hilos de sangre baba de alcohólico
“alguna sonrisa materna
que me acomode por favor”
el pelo rabioso y lleno
de preguntas otra vez
haber creído en
enterrar lo que está enterrado
muerta de hambre
de amores que nunca brillan
de amores
que se mueren
de necesidad












visita

hoy papá me preguntó
qué tal van las cosas
en mi relación
me vino a visitar al mediodía
trajo todas esas carpetas
con las que anda en la semana
se tomó su café con cigarrillo obligado
y volvió a reírse
de que no compro leche
siempre me pregunta
quién me metió eso en la cabeza
siempre cree que otros
me meten cosas en la cabeza
compraría leche solo para papá
aunque se me pudriera cada semana
pienso
pero no complacerlo en este detalle
me libera un poco
entonces mira mis cosas
abre mi heladera por pura curiosidad
y hablamos de mis mareos
de mi extrema sensibilidad
me escucho hablarle del inconsciente
de cómo eso maneja todo nuestro cuerpo
y me siento un poco tonta
pero él escucha
y yo lo miro
y no quiero hablarle de mi relación
es como si eso
nos pusiera a mil kilómetros
quiero hablar de cosas que él pueda admirar
le muestro mi libro
le hablo del viaje que se viene
quiero saber qué lugares visitó él
quiero haber viajado con él
creo que nunca sé del todo
cuánto le interesan mis relatos
o cuánto le intereso yo
y así como de la nada
mientras se levanta para irse
ahí me lanza la pregunta sobre mi relación
no nos miramos
le digo bastante bien mientras ordeno algo
y no sé si quiero que se alegre
hablar de mi relación
es meter a un intruso entre nosotros
porque me vino a visitar y somos solo él y yo
me aconseja que no peleemos en el viaje
no no ya lo hablamos le digo
y ya se está yendo
y me invade una angustia desmedida
fue tan breve y amable nuestro rato
que no quisiera soltarlo
y me quedo en casa
pensando por qué me deja sola
con todo esto