Emilio Herrera (CABA/Luján, Buenos Aires), Un cuarto azul, El Ojo del Mármol, Buenos Aires, 2016.
la lluvia más bella
se iba hasta el fondo
como agua de madrugada
en forma de guadaña sobre el campo
¿acaso era el día del juicio final?
así te ocultás con la tierra mojada
barro impreciso parecido a tu piel
lo más asombroso es el silencio tuyo
escena donde el viento habla por los dos
el
amor es más constante que la muerte, leías
es claro que el tiempo se pierde
demasiado pronto demasiado tarde,
el azul nos separa
de espaldas bajo el diluvio.
Piso flotante
no hay manera de escapar
de esconderse del miedo
como hacíamos de chicos
cubriéndonos con una sábana
en la tele informan que está lloviendo
que el verano termina mal
con grandes tormentas
trato de seguir escuchando
pero la alarma del auto es más fuerte
se multiplica
como el viento
que rompe los vidrios de las casas
un rayo azul se clava en la antena
la luz de todo el barrio se corta
alguien golpea la puerta
es el agua que ya tiene forma de ola
convierte el espacio
en una habitación flotante
el gato salta sobre la cama
ya estamos nadando,
el nuevo río nos lleva.
Eugene
en el álbum de fotos
las hamacas
vos con un sombrerito a rayas
el sol pegaba en la sombra
era invierno
y aún teníamos los pies en el aire
un día elegimos las bicis
flor de porrazo te pegaste
ese día descubrí
que no teníamos sangre azul
como los príncipes
sólo éramos
dos niños atemorizados
por la tierra que levanta las bicicletas.
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