Celeste Diéguez (Chascomús, 1979 / vive en Buenos Aires)
La canción del amor, Buenos Aires, Tammy Metzler, 2020.
Chicas del 2000
Cuando era chica y tenía pesadillas de noche
mi madre me traía té y una
bolsa de agua caliente;
la puerta ventana daba al
fondo de la casa
más allá estaba la laguna,
los juncos
y los pozos de la draga.
Cuando era chica era hija
única
y mi interior me parecía más
apasionante
que cualquier experiencia,
excepto inventar historias,
subir a lugares altos
y apretar bailando lento en
los asaltos.
Cuando era chica quería ser
detective
veterinaria y escritora;
leer el mundo como una
partitura
huellas digitales o un
sistema circulatorio
dentro del cuerpo o en
signos sobre una hoja.
Cuando era chica me escondía
en el pasillo y miraba
las películas de grandes que
pasaban a la noche,
mi madre nunca convivió con
ningún hombre
ella decía que su libertad
valía mucho más que un marido.
Mi padre se borró cuando la
hiperinflación,
con una familia ya tenía
suficiente;
supe del orgasmo antes del
primer beso,
la regla me bajó a los
trece.
Cuando era chica me gustaban
los villanos
y quería ser madre soltera
para no compartir las
decisiones
usaba una remera negra que
decía Harley Davidson
tenía grandes planes para mi
futuro
era fanática de Stephen King
me emborrachaba con Gancia
y otras mezclas asquerosas
como Tía María;
los cigarrillos los escondía
en el baño de la matiné
que como era en el Club de
Pelotas
le decíamos Pelotita’s.
Mi educación sentimental
estaba mixturada
como la de muchas hermanas
de mi generación
mezcla de todas las
películas de preparatoria yanquis,
algo intermedio entre
Beverly Hills
y Socorro Quinto Año, pero
bonaerense;
sentía que los temas de
Roxette habían sido escritos para mí
y nos colgábamos unos
horribles chupetes
de acrílico del cuello.
Sabíamos de manera
fantasiosa un poco del sida
un poco de la merca
y a los homosexuales del
pueblo les decían maricones,
las chicas usábamos Impulse,
los chicos Axe
y un amigo me hizo un
tatuaje
que nunca se supo bien qué
era;
yo era chica pero siempre me
sentí más grande
andaba con el woofer subido
a la máxima potencia.
Cuando fue mi primera vez,
con ese novio fanático de
Iron Maiden
hice con el dedo un dibujo
en el vidrio de su auto,
mientras pensaba –¿esto
era?
Con mis amigas nos creíamos
chicas del 2000
y la noche del cambio de
milenio, con el Falcon de José
chocamos contra un árbol.
Ese día no pasó gran cosa,
pero la nueva era
trajo aparejados algunos
eventos relevantes;
abrimos un bar con mi vieja
que se lo tragó el bardo,
empecé a tocar en una murga,
abandoné la militancia
me hice un aborto con
pastillas
sin contarle nada al chico
con el que me iba los sábados
se murió Rodrigo, el país se
prendió fuego
me enamoré de un hombre
casado
mi amiga Marie quedó
embarazada de Lucía,
me partí un diente y cumplí
21 años.
Será que acaso hoy sueno
confesional y autorreferente
como me dijo una vez ese
poeta choto que había muerto
pero no se había enterado,
será que si estoy hablando
de mis cosas
no tendrían que venir a
decidir los otros;
será que sobre el cuerpo y la
escritura
siempre hay que reservarse
la última palabra.
Ya no vamos a ser jóvenes
nunca más: qué alivio
Cuando trato de explicar a alguien lo que me pasa
y veo que el sentido se
escurre
y todo se convierte en otra
cosa
me acuerdo que nada se puede
fijar
nunca se ha podido
¿qué te creías?
Concentro mis esfuerzos en
tratarme con dulzura
pero llevo encima un hacha
plateada y hambrienta
y el filo siempre corta por
lo más delgado.
El agua que vemos
encerrada en una botella de
plástico
tiene el poder de adaptarse
a cualquier envase,
esa parte de mí también soy
yo.
Dejo que el sol active una a
una las células de mi piel,
mañana comienza una nueva
etapa
en mi investigación sobre el
amor.
La gente que nos rodea
casi nunca sabe de qué
estamos hablando
pero no importa y todo sigue
su curso;
mostrar y ocultar
el movimiento natural del
agua.
Una flor chiquitita
tu olor dulce en un lugar
atestado
un recuerdo muy antiguo
que no puedo fijar.
No me caen bien
las personas a las que les
caigo demasiado bien.
¿Cómo puede ser que el
veneno sea el antídoto?
Si cierro los ojos
vos y yo somos una sola cosa
¿qué te creías?
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