viernes, 17 de julio de 2015

Verónica Yattah





Verónica Yattah (CABA), Los perros también se van, Viajero insomne, Buenos Aires, 2014.

Colaboración de Patricio Foglia.




















¿Qué veíamos en los perros?

¿Qué veíamos en los perros?
La agilidad de los galgos no alcanzaba
y los hombres necesitaban
meter sustancias en sus cuerpos.
Con tu cámara filmaste
cómo sostenían el muslo de un perro
y lo acariciaban hasta aflojarlo,
hasta clavarle una aguja.
Fue raro que tomaras esa imagen
porque el documental no iba a ser de denuncia.
Yo corrí la mirada y vi que estaban listos
seis de los perros de las gateras.
Desde el otro extremo de la pista
alguien arrastraba por la tierra
un cadáver de conejo.
A los galgos los ojos se les salían.
Cuando volvíamos dijiste que lo difícil
no era ver todas esas cosas
sino hacer algo con ellas.










La médica dice que la anestesia va a tardar en hacer efecto

La médica dice que la anestesia va a tardar en hacer efecto.
Por un momento nos quedamos mirándonos
ella como pidiendo que me afloje
yo empezando a sentir un cosquilleo en los labios
y unas ganas de salir corriendo.
Sobre el haz de luz, la radiografía de mis dientes.
En un rato esa imagen y la realidad
van a ser cosas distintas.
Vos encontrabas parecidos
entre la forma de una nuez y la del cerebro
o grietas del desierto y las líneas que deja
la borra de café.
Las raíces de los dientes son plantas acuáticas
que se mueven como animales en el fondo del mar
y parece mentira que en unos minutos
dos de estos dientes vayan a dejar de existir.











Durante la cena hablamos de tu viaje

Durante la cena hablamos de tu viaje.
Habías estado en un país tropical
rodeada de amigos que para distraerte
te llevaron a conocer lugares.
Habías quedado encantada con un boliche de samba
donde las parejas duraban sólo una canción.
Tu viaje y yo empezábamos a ser mundos diferentes,
sin embargo esa noche al plato lo compartimos.
En un momento tuve que ir al baño.
Hacer pis en el baño de un bar tensando las piernas
para no apoyarme en la tabla y leer los graffitis.
Uno decía Juan te amo, Clara.
Cuando volví me preguntaste qué me pasaba.
Yo pensaba en el graffiti
pensaba que probablemente los mensajes de amor
no eran más que eso:
garabatos muy tenues sobre la puerta de baño de un bar.










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