domingo, 8 de marzo de 2015

Silvia Montenegro




Silvia Montenegro (La Plata), La bruma, Barataria Libros, Buenos Aires, 2014.

Colaboración de Alicia Pastore.

















Edificio

Desde el tercer piso se escucha el llamado. 
La sed de olvidar. 
En secreto que no sepan. 
La gotera. 
El desperdicio. 
La mosca cuando la mugre duerme
Y duermen el odio y el amor. 
Lo marchito entre las piernas. 
Lo seco en gajos que fue lirio.

Saudade de dónde vendrá lluviosa 
Esa estrella que repite levántate y anda.

La gente vive en el tercer piso. 
Cerca del cuarto piso y del quinto. 
Cerca de una terraza. 
Cerca del parque cerca del cielo.

Sin embargo el relámpago, 
Lo solo lo solo, 
En medio 
De ninguna parte.







Memoria

Memoria tigra que escarba 
Hunde el dedo en la blandura. 
Se posa en cuatro patas. 
Erguido el sexo se arrastra.

Viene rey. 
Viene montaña. 
Viene patria jurando porvenir.

Futuro dice, acompáñame. 
Memoria calla. 
Fuma opio. 
Se hamaca en las enteras ramas.

Está lúcida la tigra.

Se desparrama tántrica.

Apaga el pasado 
Todo lo que fue será.

Sabe. 
Comprende. 
Se abre en ostras. 
Descansa en la avara delicia del perdón.







La rubia de enfrente

El que goza su cuerpo nunca sabe 
cuándo respira 
cuándo es astuta 
cuándo besa de verdad.

No sabe de domingos al pié de la nada, 
ni de eso que duele en la tarde 
y no el día después. 
De eso que es hoy, 
porque mañana es viejo, 
y de puro viejo es triste.

Los hombres sin luz comen de su luz 
y ella chorrea entre sus piernas el jugo que más le gusta.

El después 
Será entregarse a un mandala indescifrable.

Nada que se parezca al amor.

Las pasiones son un ombligo gigante 
y no hay dónde hacerse fuerte.