Marta Ortiz (Rosario, Santa Fe), Casa de viento, Alción,
Córdoba, 2015.
Umbral
A tientas lo atravieso: umbral de olvido al cascarón desierto.
Grumos escuálidos / arena / en el cuenco de mi mano.
Solfeo de tablillas desmenuzadas:
bajo continuo / debajo de mis pies
a ras de agua /
a ras de pozo.
Sopla un viento lunar dobla / los pasillos de la
noche.
Silencio de telaraña.
Hilachas,
la cortina de cretona floreada
piezamaster de mi madre al
pedal de la Singer.
Sin parpadeos absorto / en el recorte irregular
–astillas de vidrio esmerilado–
resiste
el rumor sepia del paisaje / hasta secarme los ojos.
II
Nítidas
las florecitas rehílan blanco el patio de ladrillos,
su antigua nevisca de ciruelo en primavera.
Pétalos de cerezo caen: / ¿es belleza o ilusión?*
Cifra de infancia y juventud,
gotea / el
árbol
la breve vía láctea
cubre el piso.
* Saigyo (Kioto,
Japón, 1118-1190).
Cruzo descalza la
huerta familiar
sube una luz de noche y humo
brillan /tropiezan
mis pies de niña
cacareos
gallinas desveladas
bajo cielo espeso de glicinas.
Vaga solitaria la sombra del sembrador
–la cara enmascarada–
cosecha calabazas
sacude follajes como sábanas
–pero no se puede tocar a los muertos–.
Salta sin embargo una moneda
de su mano a la mía
revive la ruta del deseo:
el palito helado Laponia
hacía agua en mi boca:
la antigua dulzura
disuelve frutillas.
Violeta africana
para Cande
Por eso
quedó / quedé allí,
en el
macetero con flores pintadas
anidando el
hueco propicio
entre tus
objetos cotidianos
como si no
supiese que soy tu más antigua costumbre
–primer
recuerdo que de tan próximo se olvida entre los primeros–
y aún así se
pierde / me pierdo
en los
pliegues de la seda,
mucho antes
ceñido el moño a la mujer translúcida
que llevo
cosida a mi espalda
piedra
lunar
alfa omega
mi
genealogía muerde tu geología
subsumida
respiro tu
nuevo hábitat:
el violeta
intenso de las flores pequeñas.
Frases desiertas
Dije,
entre otras
frases desiertas:
no permitas
que tu jardín se seque.
(Recuperar
las rositas rococó
la mata de
lavandas
los
agapantos
el malvón)
Una
picardía el abandono:
pasto
crecido
hormigas al
rayo de sol.
Abrí la
canilla
conectada a
la manguera
en realidad
yo quería
reverdecer tu historia
regar tus
manías
tu
inapetencia
tu desgano.
Que se
escurrieran con el agua.
Dimensiones
Incluso
comenté un tópico que afinaba la Física:
las
dimensiones
no las
cuatro conocidas
otras, por
lo menos hay diez,
lo dijo un
físico en televisión
invocaba la
no menos lúcida teoría de las cuerdas
aunque
quizá fueran once dimensiones
no retuve
el dato preciso.
Quién sabe
–arriesgué–
ahora mismo
una mujer agoniza
en un
cuarto idéntico a éste
a escasos
centímetros de tu cama
tu misma
cama pero otra,
–aventuremos–
otra
dimensión podría caber en el espesor de un papel
de gramaje
suficiente, quizá granulado
o en el
espacio que ocupa el volumen de un corcho
y cabría
allí, comprimido
–tal vez–
el prodigio
del universo paralelo
donde una
mujer agoniza
y otra a su
lado le habla incansable de la física:
existen
diez dimensiones,
quién sabe
si no once…