Algo de la poesía publicada recientemente en la Argentina.
jueves, 5 de noviembre de 2015
Ana Claudia Díaz
Ana Claudia Díaz (Santa Teresita, Buenos Aires/CABA), Una cartografía de la insolación, Club Hem, La Plata, 2015.
La conversación
Enmudecerá todo el interior
después de horas de oírse al borde del abismo
vacío de aullidos
sobre las hierbas agrias
la duda
como un adorno
de una secuela pasajera, el desatino
como millones de tálamos trémulos
que se templan con la temperatura del azar
y siguen en pie
para no decaer olvidados
entre las cenizas del monte
y sobre el polvo, ingenua
la conversación
sí, una tropa de arboles amenazará nuestro diálogo
será una trampa siempre fue así
la historia entre nosotros nace ausente
y se esconde atrás de las puertas
en cavernas de puros ecos
construyendo la mañana en un sótano gris
o en ninguna parte
el viento susurra salmos en mi espalda
y me resguarda en sus costuras
camino hacia el pueblo en donde sé que estás
de lejos, la escena se repite
mis vestimentas, rojas
el sol, una pirámide dorada que me insola
alumbrándome, horizontal
hasta aprender que nadie
finge una frontera.
La cadencia del eco
Me descubrió un día
un jardín de palabras parecía crecer
entre la maleza, débil, de a poquito
como fundiéndose en un sueño
mi última mitad de ese tiempo
rodeada entre cipreses altos
tapándome el resto del campo
el rostro
cierto es que el sonido de las cosas
nos muestra la distancia
el pesado abandono
o nuestros fragmentos de inmovilidad
que se sumergen hasta casi hundirnos
en el inventario de una lluvia matinal
aprendí a resumir las oraciones que decía
a entenderlo de otra forma
el té se vierte solo en diagonal
y los patos mirados de lejos
también pueden parecer
puntitos negros que forman un dibujo
ahora es cuando la mirada se dobla, fría
se distorsiona
plegando el infinito alrededor de mí
hasta volver a reconocerme en él
se convirtió en una mariposa
que danza en pleno agosto sobre el mar
para derruir la indiferencia
abre su mano
encuentro un collar de vidriecitos corales
y canutillos turquesas
así se veía el cielo también
no hay otra manera de abrigarnos
saco mi cuaderno y anoto eso.
Mantra
La insolación
condición de peligro frente a la agonía
la crueldad del cuerpo como un cuchillo
como una mentira madura a punto de estallar
a esa posibilidad
un ostracismo
un mantra
indecisos ciervos atraviesan mi mente
con el pelo rojizo que les da el verano
yo trepo por sus cuernos ramosos
para ver más allá
como por una escalera de trenzas de pasto seco
una hilera de hormigas morenas se discurren lentamente
hasta llegar al barro o a las maderas
me acoplo a sus ojos
tratando de rasgar el futuro espeso
con el único afán de seguir hasta el hartazgo
levemente.
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