Pablo Queralt (Buenos Aires), Ser y ser visto, Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2015.
Se derrite la ciudad como un chupetín continuo como
siempre
hasta donde mis sentidos llegan
tan oscuro este mundo de lo bueno y lo malo a través de
su
sangre
esta entrando en mí
donde ellos ven el pique de la pelota nosotros vemos
belleza
la suela que avanza sobre su cielo bufandas al viento
me gusta caminar en medio de la noche de cama en cama
siguiendo
ese ruidito suave sigiloso que la muerte busca
dar un paso más en su profundidad
cerrar una ventana mear sacarme el sueño
y despertar en un eco de lo que el miedo destruye
la vergüenza es mi camino
murmuro mi deseo
esas son mis alas.
Emulsionados embriagados en ese exceso de amor bombeados
por su sangre pisando nubes en el día amarillo latiendo
nuestra
propia vida
que encuentra su luz de estrógenos y
testosterona
formas que se me escapan de las fotos que
guardé y ya no son
nada como olas que salpican las nubes en esa
baranda me
siento a mirar donde
comencé a ser un extraño.
En ese aire de ir hasta el puente para sentir pasar los
autos
bajos los pies
su murmullo que golpea para que la muerte sea lejana
como
un viento borrando el tiempo el amarillo que dibuja su
retirada
y alza la alegría
de olvido solo para mirar lo que
veo.
Una vez en la vida acaricio el vacío las palabras en el
rumiar la
voz y dejarme llevar en esa sinestesia de silencio
rezado en esa
nada en que todo vuelve a la
sinapsis de su limo.