Camila Vazquez (Rosario, 1994 / vive en Río Cuarto)
Yeguariza, Buenos Aires, Kintsugi, 2020.
Amasijo
en estampidas las yeguas
atraviesan la siembra
son ciegas
sin jinete
tienen por ojos piedras preciosas
ven solo deseo
por eso matan dios las perdone
matan y la hierba oculta
un lazo entre los siglos
aplastan al amo
lo vuelven uno
con su tierra
Inminencia
solo castigos curan
almas descarriadas
a fustazos se las vuelve mansitas
so so
se les dice
ni un relincho
ni un llanto
pero cuidado
las yeguas despiertan en la noche
es la llorona que les chista
la lengua del mal
toda la pampa en silencio
algo brota desde adentro
es el cuero
hierve
en los campos de enero brota
humedad del suelo
galoparías libre si entendieras
el prado
su lenguaje amplio
¿qué dice?
Zafiro
la peonada te llamó gema
vos estaqueada
era de terca decían
no quiere andar más
pero echabas raíces
hombres tostados buscaban sogas
para arrearte
¿árbol?
¿eras árbol?
¿cristal en plena pampa?
rezagados insistían:
si es planta es maleza
se arranca
si es piedra se lustra
se vende
el frío cuartea el pelaje
ahora mármol
queda polvo sobre polvo
escarcha
fábula de llanura
tierra igual
Desaparición
la fugitiva acecha al pueblo
falta desde hace tres noches
es buscada
paridora de una estirpe
si la encuentra el cabo
le raja un tiro
por bicho salvaje
nació cruzada
hacía falta un bravío así
que no dejara herencia rebelde
en esta pampa
Aparecida I
ya no lloro porque vibro
estoy viva y deambulo
son mías las criaturas fieles
las yeguas por ejemplo
mis tropas
les chisto y atacan
de todas las direcciones acuden
el polvo se levanta hasta los ojos de dios
la raíz desprendida del núcleo
te quedarás sin cosechas campesino
en tu boca solo hambre
sequía
las mujeres sin lengua que engendró el trabajo
te visitarán en sueños
pedirás la lluvia y será tarde
años atrás suplicaste el cese de mi pena
nadie te enseñó que el deseo
se oye más fuerte en estas tierras
plegaria o maldición
tus gritos se cuelan
hasta el infierno
Terruño
árbol raquítico no protege
de la lluvia
toda ave es carroñera
del animal que muere
se está cerca del cielo aquí
cuando el sol se pone
límpido
algo se aclara
se amanece en la planicie
frente a dios
o al pecado
Otra difunta
no fue el miedo ni el amor
de ningún marido
lo que me introdujo en el desierto
era otra voz un llamado
un ruido de cascos
lejos
acercándose
un canto extraño de libertad
denme agua de beber
hace calor acá
en el infierno
hermosa después de muerta
una obra una santa
llegan tarde sus flores devotos
su agua ingrata en botellas
han dejado que un niño me mate
y estruje de mí la última gota
ahora se persignan en mi nombre
no es oasis de mujeres desnudas
lo que ves frente a tus ojos conductor
agua ni sudor de sexo
fruto del azar tampoco
este accidente de tránsito
por cada camión que pare
a pedir milagros
una esposa perderá su leche
y no habrá néctar que suplante
la sustancia materna
morirán los hijos en los largos días del viajero