lunes, 7 de diciembre de 2020

Fabiana Jakubowicz


Fabiana Jakubowicz (Buenos Aires, 1970)

Como un yuyo brota, Buenos Aires, Niña Pez Ediciones, 2020. 













Camposanto


No tuve tiempo de buscar un camposanto

para Naranja. Muy rápido se descomponen los cuerpos.

La vida urge. No tuve tiempo de cavar

en las honduras. Confieso

la puse en una bolsa negra de residuos,

brillaba como un mármol. El camión de basura

era un carro fúnebre, los muchachos recolectores

abejas reinas, el motor una canción

de despedida. La culpa es del tiempo Naranja

es también el rayo que ataca a las nubes

a las 5 y media de la tarde

y las fulmina








Dejé salir el aire

 

Dejé salir

el aire de un chorro

 

Cómo puede ser

que en aire  se transforme

una roca

una ballena

un padre

un padre con los ojos secos

un padre con los ojos secos el último día de su vida








 Fogata

 

Una llama alcanza al espinillo

y se enciende una hoguera

le ofrendamos

hojarasca y bueyes perdidos hablamos

la lengua del fuego:

 

payaso pelos locos mugre en las uñas

delantal descosido zapatos chuecos

como un juglar desprolijo chispea incendia todo

todo destruye amansa el frio ahuyenta a los leones








 

Dulce ombligo 


Naranja dulce ombligo nos gusta

partirla en ocho gajos con forma

de luna menguante. Nos sentamos

las dos a la mesa

el plato en el medio sorbemos

el jugo mordisqueamos la pulpa

y cuando ya no queda

nada raspamos con los dientes

la parte blanca de la cáscara arrancamos

hasta lo último de lo que fue

una fruta la matamos y la revivimos

con ese simple ritual. Por eso te pido

cuando sea vieja y vengas a visitarme

traéme naranjas y sentáte

a comer conmigo. Y cuando me muera

mordé lo blanco de la cáscara.