miércoles, 19 de mayo de 2021

Alberto Cisnero

 


Alberto Cisnero
(La Matanza, 1975)

Media hora con el autor, Buenos Aires, Barnacle, 2021.





















2-

desconocemos si en los poemas existen el día
y la noche. o una verdad visible. o una obra
de diversión amable. ya podríamos volarnos la tapa
de los sesos, ¿no? averigüen a quiénes les va a importar.
igual ya nos cobramos las alabanzas. [tachado: ilegible]
con esta luz que tanto demora en llegar a los hombres
y que es la propia de un recuerdo te volvés clara
como el cristal y brilla a través de vos aquel conjunto
de maravillas ingenuas, de cosas sin importancia,
nada que difiera de guardar el debido silencio.
acá están congregadas las charlas con nuestros caídos.
nota bene: esto no es un libro, es un tipo de sangre.









7-

el plan siempre fue incendiar todo. nunca
fueron buenos tiempos para la lírica. clase setenta
y cinco, entre ezeiza y el golpe, oh mi generación,
hiperinflaciones, trueque y año uno del siglo. toda merca
sin cortar. y ahora de vuelta al país de los bolsones
de comida y de los disparos por la espalda.
así que nada de faunos, ninfas, sátiros o centauros
por acá. la naturaleza hace su trabajo, damnifica.
nada de interludios líricos de pura beatitud
pagana. ni de ropa limpia. no se trata de elegir
entre dos cosas. ni de deserciones, para ello
los hombres del partido. adonde vayan los iremos
a buscar. rara vez invito a alguien a entrar a casa.
y desde afuera no vas a ver mucho. nos juntamos
con los que beben parecido, nos hundimos lentamente
en la tierra. y no escribimos, reaccionamos.









11-

cuando creo que estoy en peligro me pregunto
cuál es el nombre completo de las personas
que amo y qué ocurrió en esta ciudad el dieciséis
de junio del año cincuenta y cinco del siglo pasado.
y si necesito ayuda inmediata. nuestro trabajo
es intentarlo. como quien regresa de muy lejos.
abocarnos a una melodía tosca en la que vamos
a equivocar las notas. y ninguna palabra podrá
reemplazar el corazón de nadie. qué estás
escribiendo ahora, bajo el impacto azulino
de la constelación. copio una línea, otra vez.




[El revés del folio concluye con la nota siguiente: oscurecer procedimientos, 
añadirle otros y desecharlos. Peritos, oráculos y líricos del tu(tú): constataciones 
y principios veraces].









26-

siento que puedo recordar muy poco
de mi padre. mi padre extiende la mano
y me pregunta: ¿cuántos veranos fueron
así y después nada ocurrió? quizá mi memoria
no es del todo fiel. me gustaría poder contarles
una epifanía significativa, algo aceptable
como invención para que cualquier cosa
de su vida que hubiese sido buena no desaparezca
una aurora y no sienta que hablo de él como si fuese
uno de nuestra sangre que apenas llegué a conocer.









29-

no usaban gabardinas ni zapatos de gamuza,
mi padre y sus compañeros de obra. nunca
profesaron afición por la caza, la pesca, el docto
humanismo, ni se ausentaron los fines de semana
para realizar otras acciones tenaces. venían del campo,
de afuera, de ranchos tapiados e incendiados.
paleaban. sin desechar la proposición de un trago
dentro de sí. acaso tuviesen un plan para sus vidas.
mientras estuviesen juntos, iban a ser compañeros
para siempre. sin doblar la frente ante la patronal.
del lado de la lluvia, de la música verbal del sectario.
hablaban cuando era su turno. cuando había
que hablar, no después. los matarían o algo peor
[dos versos tachados] solos con sus banderas.









30-

cuando el mistol vuelva a florecer y prevalezca
el trémulo vuelo de las aves, vas a estar dedicado
a lo tuyo, en otra sucia farsa, conociendo libremente
el contenido de las botellas y los marbetes.
implementando tu propia muerte con gente seria,
autores que desearían vender más ejemplares
para poder comprar más alcohol y mantenerse
rebeldes, ctónicos, muy ilustres bebedores.
entonces, iluminado por la luz azul de un celular,
tan distante de mí, oh eso no es un secreto,
vas a escribir en un libro titulado media hora
con el autor: ojalá estuviésemos acá.









32-

demasiado viejos, demasiado solitarios,
demasiado tristes, ya no podemos volver
atrás, no es posible sustituir los términos.
[el subrayado es nuestro]. tampoco es donde
queríamos llegar. adoptamos una simple
estructura bidimensional, en la que el blanco
se extiende en forma plana y es enmarcada
mediante unas finas líneas azules o negras
que tienen el efecto de aislar la superficie,
al tiempo que evidencian el trazo. sólo
sabemos aquello que podemos recordar.
igual ahora cada palabra es nueva,
una promesa, una amenaza o nuestra
única oportunidad.