Algo de la poesía publicada recientemente en la Argentina.
jueves, 3 de septiembre de 2015
Ana Lafferranderie
Ana Lafferranderie (Montevideo/Buenos Aires), Día primero, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2015.
Estabas frente al gran mundo, sólo viste
pequeños movimientos de un cuerpo agitándose.
Ese es tu acento, un detalle
te lleva a tantos lados
y no hay manera de regresar completa,
siempre algo tuyo se queda en otro sitio
desperdigándote.
Una ligera agitación te trajo
de vuelta a este momento, ves pasar
los diminutos peces
sobre un declive mínimo del agua, te vas
tras el reflejo de una rama elástica,
la travesía de una forma.
Nadie verá este andar,
deriva hacia el sonido de una antigua bisagra,
a ese lugar vaciado donde queda un baúl.
Ocurre adentro:
veo el sauce en la orilla
y aquel mantel extenderse bajo ramas.
Los pies se apoyan lentos en la arena
cada vez que en el cielo cruza la misma luz
y este calor depende de esas cosas.
El hijo que imaginaba de la mano vuelve
cuando miro a mis hijos reales, así
cada asunto entrelaza, el sentido
nunca es el mismo, siempre es calma
un camino despejado por el que voy sin gestos
guiada por la movilidad del aire.
Las nubes deciden lo que nos hace esta penumbra
Laura Wittner
Cada uno retoma su dirección, elige
un breve horizonte
apenas el sol queda detrás de nubes.
Sucede hoy, este vaivén del aire
el calor atenuado
los trayectos dispersos en la orilla.
¿Sentirse libre porque cede la luz?
Es solo un rato, parece conformarme
hasta que algo se mueve diferente.
Lo entenderías, por una sola nube
cualquier palabra que digo se oscurece,
cada pequeño acto cambia de intención.
El día vuelve a girar
o seré yo
que no logro quedarme en la soltura
o será el puro devenir, la condición
inestable de un momento.
Justo al final del muelle, entre turistas
una actitud despierta tu ironía.
¿Olvidás que buscabas alcanzar en un reflejo
algo que escape de tu forma tangible
y como esa mujer que simula un descanso
dentro del marco de un verano límpido
creíste capturar la claridad?
Vuelve mi voz, ¿qué persigue?
¿develar la inabarcable suma
lo que trajina el cuerpo, la raíz
de lo que digo, el sabor
de otras uvas en las uvas
y el ánimo de esa
pequeñísima hoja del árbol que cambia?
¿Qué es esta urgencia por nombrar?
¿qué marcas de la memoria empujan
detrás de lo que creo saber de mí?
Esta palabra vuelve a surgir en algún sitio
¿en qué agua?
y ese temor a quedar en silencio,
continuar distraída
¿será el impulso que cada vez dispara
la insistencia de hablarme?
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