martes, 15 de noviembre de 2016

Fernando Gabriel Caniza


Fernando Gabriel Caniza (CABA), A nadie le importa, La Gran Nilson, Buenos Aires, 2016.




























Ficciones 

La nostalgia confunde                 
distorsiona eso que evoca.
Fantasmas de galera
con tono imperativo reclaman
faena de oraciones
cacerolas batientes
restauración del mando.
Su-realidad vencedora
ejerce sin límites
en terreno apropiado
legiones poseedoras
con sus cucardas
espantan a la plebe
dispersan efluvios
sobre avenida Santa Fe
para que vuelva a convertirse
desde plaza San Martín
hasta La Rural, en una carretera
de sentido único
con su mano invisible
de orden y progreso.












El grito infinito 

No avanzar, stop,
un alto en la huella
el mundo se detiene
al menos un rato
Caminabas hipersensible sobre puente Alsina,
en color sepia, inescrutable,
una silueta de otro siglo.

Tu imaginación se puebla
de gritos y de sombras
salidos de cavernas
nervios crujen, se resienten
un deja vú interminable.

Pájaros traen en sus plumas verdades enlatadas
para supermercados
Sin moverse, a pesar de la
penumbra de sus aguas, se avizora Riachuelo fundido en metales
sobras del gatillo fácil.

Estruendo mudo
se apodera de tu sistema. Pronto tu cabeza será
un sonajero para niños, recuerdo de compañeros anomalía de la memoria.
Lo que resuena en
brumas agitadas es
frío inyectado en los huesos.













Ovejas eléctricas 

Agitación en serie
cada noche de vigilia
entre plegarias, sentidos
de un barrio al sur.
En un instante desaparece la calma pedazos de cristales quejidos de sirena nos arrullan gatos en celo
disparados en coro, reavivan sueños muy oscuros.

Despertamos sin 
regresar al profundo azul
hay quienes eligen
enfocarse en alertas
salir y ver qué pasa
mientras el resto permanece encerrado detrás de las cortinas
sueñan con ovejas eléctricas

entre bloques de cemento.