domingo, 29 de marzo de 2015

Néstor Colón




Néstor Colón (CABA), Casta vulgata, Lamás Médula, Buenos Aires, 2014.


















Enero   

Emilia, con lento arte, maniobra un pescado muerto, lo levanta por la cola, lo hace brillar contra el horizonte y, sonora, ríe, como por escamas, entrecortada, ríe, interrumpiendo un epitafio de Lee Masters que el viento trae en la delgada voz  de Lisa, ahora recostada contra un viejo paraíso“Sin embargo al principio fue una clara visión, un objetivo noble y apremiante de mi alma…”
Lee Lisa.







[...]

Marzo

Conspira, Lisa, el tiempo conspira contra todo. Y también contra el apetito de tu ojo. No obstante, nosotros adherimos, le damos crédito a tu  mirada que recorre la extensa superficie de asfalto desparejo en la deshabitada playa de estacionamiento. A izquierda y derecha, medianeras de altos edificios erigen su ceguera de hormigón.

Y a medida que la madrugada, en tu ojo, avanza, los detalles se depuran en exceso: el trazo perdurable de un neumático forzado a girar en un ángulo pequeño, un ticket semihundido en un charco de nafta revela la tipográfica nulidad de una hora, espesas gotas de aceite, en repetidos pormenores, retienen en sus contornos la imagen absoluta de la luna.







Abril (engendra cruel) 

Hasta aquí desenrollamos la madeja con un aceptable  manejo de estilo, mas la combinación del oxígeno con un elemento, el signo –por ejemplo–, produce un ácido aspecto.

Óxido sobre todo. Sobre los hierros abandonados en el baldío se desarrolla la sin igual combinación. Entre los yuyos, descoloridos y resecos por el sol, latones y chapitas: inmorales metáforas que han venido a dar aquí por inservibles a la cadena de producción.

Así se desarrolla la belleza, sin que podamos hacer nada. Juguetes molidos por el tiempo, fugaces infancias desempolvándose en finísimas capas de óxido sobre un cuerpo muerto,  semienterrado. 






Mayo  

Tarde,
monocorde,
llega tu esposo, Emilia.
Llega Humberto
con un toque de angustia en la cabeza,
como flotando en un verso,
viene con el nunca resuelto
problema de la fidelidad
de la lengua.
En este caso,
de la lengua para afuera…




No aclares, Humberto, ni se te ocurra  aclarar porque el cuento de la fidelidad oscurece el texto. Pues si de la lengua hemos de tratar: peor que peor, Humberto. Pero… Pero nada. ¡Nada, Humberto! Aprendé a escuchar, porque cuando yo suelto la lengua por algo será, Humberto, por algo será. Y ya que me tirás de la sin hueso te diré, Humberto. Te diré Humberto, de paso. Porque tengo que  decirlo alguna vez…  Ahora que he logrado manotear este sonoro objeto de poder, tengo que  decirlo y no… ¡No, Humberto, no seas libidinoso! Estoy hablando del y por el micrófono, Humberto, por él hablo. Yo soy la hablada… Sí, Humberto, ¿y qué mierda dije yo…?   ¡Soy la ablada, dije! La mal ablada, la que rastrea lo que falta, la que persigue una ausencia. Y no te hagas eco, Umberto, no te hagas eco de la hache, porque la hache, en español, responde al sonido de un pensamiento; de un pensamiento abandonado, Umberto. La hache no es más que un simulacro, como tu padre. Una víspera que señaliza el advenimiento de un sonido. Es una letra alcahueta,  Umberto. O por qué te pensás que la usa Shakespeare para el príncipe Hamlet, porque su padre era un fantasma, una figura de soplo nomás. Por eso te pusieron Humberto a vos. Humberto ¡con hache!  Pero decime una cosa, Humberto, por qué carajo estoy hablando de una letra muerta. Por qué me distraés con estas boludeces si aquí lo que falta, Umberto, es, además de la hache, que te despabiles, mi querido Humberto. Porque tengo que decirlo y no, no como una burguesa introspección agustiniana. No, Humberto, bien sabés que yo no como hamburguesas. Yo no hablo con dios, he dejado hace tiempo de pagar esa morosa factura telefónica. Y no leas, Humberto, no leas amorosa donde dice Morosa, Humberto. Pero sabelo bien, porque esta, esta confesión te la va a hacer por única vez. Una sola vez habrá de decírtelo esta tercera y, además, femenina persona del singular. Escuchá bien, Humberto, porque vos no tenés ni idea de por qué esta te eligió a vos.  Porque vos, Humberto, por pura vagancia, esa vagancia de siempre querer mantenerte a flote, siempre en la superficie, mi hypocrite Humberto, y así nunca, nunca te vas a enterar del porqué de la cosa. 
[...]













sábado, 28 de marzo de 2015

Enrique Solinas







Enrique Solinas (Buenos Aires), Corazón sagrado, Viajero Insomne, Buenos Aires, 2014.


 Colaboración de Patricio Foglia.















me di cuenta de que
el amor de verdad es un misterio
y que el dolor te hace más hermoso.

Para que brilles
Y descubra tu belleza,

siempre, siempre,

siempre el corazón encontrará
una nueva manera de sufrir.













El amor 

Recostado sobre la hierba del verano,
veo mi futuro en el cielo:
las estrellas iluminan lo que vendrá
y siento el aroma de la tierra
antes de la lluvia.

Miro la Cruz del Sur,
te miro a los ojos
y deseo

que este momento
dure para siempre
y se repita
una y otra vez
en la memoria.

Mañana vendrán, 
te llevarán
al Gólgota
y ya no te veré.

Serás Hijo de sí,
Padre mío,
Espíritu de espejo.

Y yo te amaré
como el amante
que en la noche
regresa
y cierra las puertas del mundo
para irse jamás.












Distancia 

Cae una hoja desde la copa
de un árbol altísimo.
Mis ojos atrapan la imagen
en ese instante lento
y siguen su recorrido.

Esa es la distancia absoluta
que existe
entre vos y yo.

Esa es la distancia
cuando mi corazón
cae de tus manos

y contra la noche

se estrella.












“Jesús
de mí
no esperes
el olvido.

Yo no sé
cómo se hace
para no recordar
y sentir

aquí en el pecho
todo el vacío

que el amor nos deja,

cuando se va.”










jueves, 26 de marzo de 2015

Vicente Luy



Vicente Luy (Córdoba, 1961-2012), Poesía popular argentina, Añosluz, Buenos Aires, 2013.


Lectura de La vida en Córdoba, el 21 de noviembre de 2014 en Casa Sic / Casa (sic), en el ciclo LIBRO COMPLETO (lectura de textos íntegros en vivo, con la participación de poetas y narradores). Los escritores que participaron fueron: Valter Piola, Nicolas Igarzabal, Julia González, Ignacio Perini, Damián Lamanna Guiñazú, León Pereyra, Nadia Sol, Melina Alexia Varnavoglou, Juan Alberto Crasci, Fernando De Leonardis, Sebastián Realini, Carla Sagulo, Quinito Oos, Camilo Mordechai Sce, Esteban Leyes, Mala Ludwig y Frey Chinelli. Esta edición del ciclo fue grabada por Santiago Suarez, de Estudio Phantom. Audiolibro para escuchar y descargar de forma gratuita: https://librocompleto.bandcamp.com/

Colaboración de Juan Alberto Crasci.


















Apenas pasa la tormenta
los riachos de montaña embrutecen
y retumban
arrastrando árboles, gente
y algunos amores.
Yo una tarde
perdí un par de zapatillas
y vi pasar a una señora
rebotando río abajo contra las piedras
sin oponer resistencia.
Y me tenté, pero no me tiré.
Todo ese día fui el que no se tiró.
La lluvia de ayer, tarde
y noche,
fue mayúscula;
y si bien en casa otra vez hay goteras
y yo estoy sufriendo
mi susto fue lejano.
En el barrio ya no quedan montañas
y las diagonales sólo dan remansos.
Pero un día después, hoy, aún húmedas
las puertas,
siento pánico y violencia.
¿Será el amor que se aleja?
No, no dije tristeza; dije pánico y violencia.
Vos quizá te acuerdes; yo soy
el chico que perdió las zapatillas
y la parrilla y una remera
y trepó, presa del pánico,
justo a tiempo para ver pasar a una señora
que ya no era una señora
rebotando río abajo,
a pasos de Icho Cruz. Y se tentó
pero no se tiró
–todo el día fue el que no se tiró–
Y hoy, mucho tiempo después,
un día después de una tormenta
siente pánico y violencia.
¿Será el amor que se aleja?















Ampulosas como las 11 caídas de Firpo, las páginas de nuestra

historia relativizan traiciones y cobardías; curan la sífilis...
- proscriben el láudano
- . . . y nos encomiendan a Dios nuestro Sr; nos acunan como a
expedientes.
Y si se encienden en la noche los algarrobos, es cosa de ellos.
La vida para atrás es fácil, entendible, moral; sobre todo
entendible. Desde indias sin piel hasta el dulce de leche, la
patria todo lo explica:
nunca ganan los malos
ninguno era marica
y por algo / se los habrán llevado.












Si fuera Dios me haría hombre; pero no otro.
Apostaría todo a la transformación.
Mi desesperación y mi miseria
son la plataforma desde donde intuyo.
Sólo soy tuyo siendo yo.













Lucas dice que su padre firma Gatti Hugo porque
el apellido fue lo primero que su padre le dio.
Bilardo, que si no corre la pelota un poquito
para atrás es porque va a pegarle al palo del
arquero; y va Diego y le pega al palo del
arquero.
Menotti, zapatos blancos y marrones, bufanda
beige, de charla con un intermediario (también
de zapatos blancos) a las 11 y media de la
mañana en La Biela, dice que hay que pasar por
atrás de la jugada. Cappa, que para ser profundo
hay que ser ancho.
Yo digo que lo que yo digo no cierra por ningún
lado; pero Uds. saben que es así.
Y obrar sin evidencia, ¿no es eso la fe; unido
el corazón a lo que se piensa, obrar sin
evidencia?
Y obrar según propia fe, ¿no es eso ser espiritual?
¿Qué es ser espiritual?
























  

miércoles, 25 de marzo de 2015

Natalia Romero





Natalia Romero (Bahía Blanca/CABA), Nací en verano, El Ojo del Mármol, Buenos Aires, 2014.


Colaboración de Verónica Pérez Arango.
























Aguacero



Cuando pasamos el río Sauce Grande
la ruta es toda de niebla
si seguimos el sendero del agua
llegamos a la playa,
hay lagunas de lluvia
por el camino
el campo se vuelve océano.
Pienso que puedo morir ahora.
Vemos solo líquido que nos cubre
creemos estar en el refugio
en el auto que nos lleva.
El agua es un cuerpo inmenso
no se corta, nunca sangra.
Adelante el agua hace luces intermitentes
rojo amarillo rojo
la cortina de agua lo cubre todo.
Seremos libres
devueltos por la tormenta
sin más abrigo que la lluvia.
Caen sapos del cielo me dijo mi abuelo.
Yo los vi.
Había olor a mar.









Muelle



Estamos mi hermana y yo cerca del mar
apenas nos mojamos los pies en la orilla
es que mamá no sabe nadar, ella
nos da la mano nos sostiene.
Las tres somos un muelle
más fuerte que la tormenta.
En nuestra casa de playa
hay santa rita y malvones
corremos a la punta del monte
y no sentimos frío.
La arena se guardó todos los rayos solares
y no nos queda más que la noche.
Hay mar, hay niebla.
Mi hermana me trae un caracol
me lo acerco al oído
dejo que suene el mar
que cante su ritmo adentro mío.
De él caen granitos de arena
que son como estrellas
que vuelan
y se pegan en el pelo de mamá.











Monte Hermoso



Escalamos la montaña
de arena.
Se queman
las plantas de los pies
nos acostumbramos
pisamos con fuerza
queremos llegar
al centro de la tierra.
El médano dorado
parece un meteoro.
Nosotras lo queremos
es nuestro refugio del verano.
Desde lo alto
cerramos los ojos
nos tiramos
y rodamos por la superficie
plana de la playa.
Estamos lejos de la cima otra vez.
Tenemos arena en los ojos
las uñas los oídos
la boca.
Masticamos los granos
que se disuelven
como el azúcar de los copos
o la sal del mar.
Te miro, estás riendo
te ves tan parecida a mamá.
El sol del mediodía
nos deja la piel
cada vez más roja.
En el cielo
no hay una sola nube.
Al costado del monte
unos cardos, unas flores amarillas
que me recuerdan a los penachos
que crecían en nuestro balcón.
Miramos otra vez la cima.
A lo lejos suena el mar.
Después de varias escaladas
iremos a zambullirnos
hasta quedar transparentes
como las algas.