Daniela Camozzi (Buenos Aires), El amor en Blade Runner, ilustrado y diseñado por Bruno Rota, Buenos Aires, 2016.
la amorosa comprensión del padre
Tyrell
hijo mío, te estoy
esperando desde que naciste
sé que cruzaste toda
la galaxia
para llegar acá
estás buscando solo
una cosa: cumplir
con tu destino, como
todos,
y pensás que yo tengo
las respuestas
pero no es así,
Roy, tu destino
no es interrogarme
ni vivir eternamente
¿no ves que estás
aquí para matarme?
solo necesitarás tus
manos, acá
está mi cabeza,
soy tuyo
debés ser fuerte y
cumplir con tu parte
todo esto ya está
escrito, hijo mío
no llores
no hay nada que lamentar
el fuego insolente del amor por el adversario
Roy
si ya maté a mi
padre
mientras esa
lechuza mecánica lo grababa todo
si ya ejecuté
también a su lacayo
¿qué más ahora,
sino brillar,
frente a vos,
digno en mi final,
con mi pelo
platinado y mis ojos de fuego?
me di el gusto de
salvarte de tu caída
para que
atestigües mis últimas palabras,
mi poema a los
cielos y sus máquinas
¿no es evidente
que fui yo quien buscó
cambiar el curso
de la historia
desafiando la ley
que me impusieron?
yo soy el
verdadero protagonista,
vos, Deckard, solo
sos un babeante
tembloroso personaje secundario
el amor como duda y como viaje
Rachael
no me interesa
saber si somos tan distintos
o si justamente
por eso, amor mío,
huimos juntos, envueltos
en una música
que parece llegar
de las estrellas
en un viento que
es de este mundo
pero ruge
huracanado como si viniese
del lejano lugar
en que me hicieron
desafiás todo lo
esperado de vos,
amándome, a mí,
que solo tengo
mi estola gris,
estos rizos de muñeca,
unos ojos que
apenas parpadean,
la única
posibilidad de mis programaciones
quizá ya se
cumplió la fecha
estipulada para mi
muerte
o quizás este
viento que ahora
parece soplar
incluso más fuerte
no nos deja pensar
si el tiempo
que nos queda es
mucho o casi nada
de un modo o de
otro, Deckard,
aquí estamos,
viajando en el más bello
convertible nunca
visto
cada vez más lejos
de la atroz secuencia
de los origamis,
del cazador
que tan seguro
estaba de atraparnos
el amor nos transformará en lo opuesto de lo que somos
Deckard
al apoyarse en las
teclas del piano
tus manos hicieron
sonar
una música
perfecta
idéntica a la que
tocaba mi madre
alguien habrá puesto
ese preludio en
tus programas
yo no pude más que
sentarme al lado tuyo
y al verte así
los rulos negros
sobre la frente
tuve que besarte,
Rachael,
y vos me dejaste
hacer
mirándome con tus
ojos de otra galaxia
cancelaste mi
mandato de verdugo
me convertiste en esto
que soy ahora
un fugitivo,
tabula rasa
no sé y no me
importa
si soy humano o
androide
que otros
interpreten, se preocupen:
yo solo quiero
seguir conduciendo
viajar para
siempre al lado tuyo