Identidad de ciertas frutas, Delta de San Fernando, La Ballesta Magnífica, 2021.
I
( la manzana 1 )
Por las manzanas
–deliciosamente–
conozco el deseo
descubro la salud
y esa larva de muerte
que se lleva en medio del esplendor.
Ser como la manzana
implica
todas las culpas
pero es excitante la propuesta.
La manzana es brillante
y peligrosa:
una sola puede incendiar un huerto.
Ser como la manzana
es estar –en la alta fiesta del día–
toda de raso rojo y diamantes
y llevar en el índice enguantado
un anillo de sombra.
( la manzana 2 )
Una manzana color manzana
otra manzana sin cáscara
color de otra manzana
otra manzana desaparecida
saboreada:
de las tres ¿cuál la manzana verdadera?
II
( el durazno )
Me gusta el durazno maduro:
me gusta el área de perfumes
el ruboroso terciopelo
que rodea
su jardín particular.
No veo el carozo escondido
ese crustáceo amargo
en la cueva de pulpa
rosamarilla.
Sé que tropezaré con él
y quizá me salte un viejo diente de leche.
En el plato (asustadas como rocío)
han quedado unas gotas:
¿almíbar?
¿sangre?
XI
( la sandía )
Yo buscaba sin saber bien
qué era repartir aquella extensa fruta.
Repartir la sandía –me dije–
y sacrificamos en tajadas
su fresca encarnadura.
Quedó abierta sobre la mesa mostrando el corazón.
¿De la tarde? ¿De la casa? ¿Del silencio?
Repartir la sandía –me dije–
es repartir una siesta de verano
una estación con vidrieras rojas
y desierta
una cueva verde habitada por la sed.
XXII
( las nueces )
Las viejísimas nueces
arrugadas
severas
selladas celdas
de circunvoluciones sin memoria.
Cuando las toqué
al final de la cena
sentí
que se había encogido en mi mano
el vasto mundo.
Apreté ese inesperado acontecimiento:
me parecía
imprimir las huellas de mis dedos
y mis palmas
en esa cápsula leñosa
–guardabosque del vértigo–
sobre aquella estrella amarillenta
que se hundía.
La fruta –a su vez–
apretaba su aletargada moneda
como se aprieta la propia vida.
Más tarde cuando abrí la mano
lo supe:
en la cerrada corteza permanecía
el bulbo del árbol de las generaciones:
un pensamiento fósil color coñac
conservado entre apetitosos aceites.