Saltó de un montón de piedras
se hizo grande
se sentó a mi mesa
y comió de mi mano
–hermanito–
fue su primera palabra
y después
no abandonó los diminutivos
así que no lo pisen
cuídenlo
es lo más pequeño de este mundo
y los necesita
hay cazuelos con agua
y migas de pan
por toda la casa.
Entonces si sos un gato
deberías tener bigotes de cuerda de
guitarra
y cantar como un violín
que es lo más hermoso que se oye
en la vereda del sol
todas las tardes al caer la luna.
¿Y si corremos en la dirección opuesta?
Y de tan minúsculo el molusco
alimenta a una ballena.
¿Y si fueras una ballena?
O acaso si fueras una botella
que vacía lleva un barquito
en la panza
y de tan vacía y tan llena
navega de costado
todas las tardes
al caer la luna.
No en la bandera de este mástil
estás
más allá
como una semilla de sésamo
perdida bajo la mesada
donde suceden cosas
que solo los ojos de los chinos pueden
ver.
¡Ay hermanito, desde que viniste al sol
te buscamos!
Cuando vi mi primer murciélago
era como vos, la semilla de otra semilla
el encanto de una flor naranja
los murciélagos son ángeles fruteros
soy pastor de murciélagos
y en las galerías de la noche los oigo
dormir
ya les pedí de rodillas
y aceptaron gustosos
buscarte en el corazón de las manzanas.
¿Y si sos un murciélago?
¿Si se mancha tu radar de fruta fresca?
¿Si sabés la dirección de los naranjos
y de los tigres con sus cabezotas llenas
de azahares?
¿Y del amor entre tus alas de insecto?
¿Si en la caída del sol está tu vida?
¿Siempre tu vida lunar
atestada de peligros?
Anoche me visitaron los murciélagos
traían mandarinas y flores
están tristes
dicen que la colonia está enferma
sabés
sobre los campos pasan aviones
plateados
y rojos
aviones
los aviones arrojan la peste sobre los
campos
y el murciélago frutero muere.
Y con el murciélago el fruto, el árbol.
Hoy en la colonia había murmullo, inquietud.
Todos los hombres y las mujeres
me temen
dicen que te busco demasiado
pero si te pisan me muero
yo alfombré la casa con papel de arroz
para que vinieras
te vi saltar
y hacerte grande
sentarte a mi mesa
comer de mi mano
y escuché tu voz como el rumor en las
colonias.