Vanna Andreini (Italia/CABA), Salud familiar, El Ojo del Mármol, Buenos Aires, 2015.
De "En marcha"
I
Continuo y
persistente
el zumbido de los
motores
impide mi hilvanar
recuerdos
cada semáforo
una pequeña multitud
se acerca a nosotros
minúsculo cortejo
fúnebre
devorados
por el terco rugir
del tránsito
metropolitano
rojo todavía rojo
sin compasión
mueven al arranque
embrage 1º y va 2º
el andar ritmado
conduce la marcha
de la palabra antigua
Riposa in pace
Riposa in pace.
VIII
Y cada tanto íbamos
vos nosotras
hacia tu amado
arreglábamos las
flores
limpiabas la foto
nos pedías que le habláramos
eran pasillos
infinitos
blancos de tanta luz
inundados de
diminutas fotos
de flores sin perfume
como en un tren de
pequeños
vagones
pasábamos corriendo
nos reíamos de los
nombres
y luego
nos hacías callar
la paz
no sonríe como niño
calla y soporta
como adulto.
XIV
Te vi serena
ante la inminencia
de esa tapa oscura
sentí tu voz
antes del último
clavo
sobre ti
sobrevolando mi
cuerpo
entero
ese día
acostada
tomabas mi mano
miles las agujas
en tu cabeza
entera
me sonreías
vernos y no desbordar
en el dolor
allagare:
hacer lago
de lágrimas.
XIX
Nuestros respirares
en guerra
ocupan
los metros cúbicos de
este aire
enemigos comunes
nos disputamos los olvidos
a enterrar.
XXVIII
En mí
se apilan
bellas muertes:
paisajes verdes
cortejos fúnebres
recorriendo a paso de
hombre
la imagen distanciada
del dolor
sólo una me acongoja
el amante al lado del
chofer
con el zapato amado
en la mano
los ojos secos
sobre la árida
planicie calabresa
non ti muovere
deja que el dolor se
mueva
por tu cuerpo
y pase de tus ojos
a tus piernas
de tu garganta
al puño de tu mano
que asesta el golpe
sobre la ventanilla
y el rojo de la
sangre te reaviva
toro furioso
aquí estoy.