Rita Kratsman (Buenos Aires, 1940)
Faro meridional, Buenos Aires, El jardín de las delicias, 2021.
cómo rechinan
las vainas secas del bosque
la voz de la sangre está en el árbol
y el mar cegado
por luces de tope apuntando hacia el sur
el viento marca la cadencia de las olas
mientras llega el aroma de un romero
dicen que donde hay romero la peste se aleja
eso dicen
aunque ya vinieron aquí cuando
se cavaron pozos en la tierra y no fueron castores
el recuerdo se alza como un orden griego
y para olvidar la miseria esclavista
una foca se distrae con los círculos de espuma
que lavan la orilla de arena y pizarra
y otra mañana o tarde
hacia el anochecer de los huemules y otra mañana
o tarde hacia el granate silencioso de las lengas
las lámparas del agua rompen filamentos
en la superficie vidriada
van y vienen las hojas
su manera de temblar
si quisieras silenciar por un momento las voces
en el punto del solsticio
donde se revela una oscuridad absoluta, no podrías
ellas entran y salen a gusto de sus nubes lácteas
en su espacio sos la ausente y no llegan todavía
a ser antiguas
en fin... preguntan por el pathos inalienable de sus tonos
como si no se hubieran saciado
¿qué sacaste en limpio durante el resplandor?
cada herida es perfecta, se muestra cuando quiere
no hace falta ver
si hay cacerías en el bosque
y la muerte confirma su poder sobre el mundo
mientras las constelaciones se dispersan
sobre las lonas amarillas de los cabos en
una mañana testigo de los tremendos gritos y
con paisajes de puro encantamiento
sí, existe la belleza y la humillación
y todavía hay más
acerca de esto
efusión de un oscuro lineal o algo
más espeso que un elemento compacto
pretendiste arrancar otro mundo del mundo
y cerraste los ojos para soñar con una chispa noble
aunque sujeta al poder del lenguaje
de aquellos tan meticulosos en su trabajo corriente
y que sin haberse enfrentado
a un tribunal presidido por un juez del Infierno
practican sin vacilar una eutanasia forzosa
pensar que el cosmos
inspiraba su oráculo en plazas colmadas
ciudades donde el arte no pactó con el miedo
y perdió, pero vayamos a fondo
¿o todo se dirige hacia una selección absoluta?
que cada lugar se levante con alas en los pies y
con un ritmo que se añada a ese vuelo
cambio, sin que nada se pierda
a lo perfecto del dolor se une la belleza
como en aquel cementerio romano
cerca de la Porta San Paolo junto
a la Pirámide Cayo Cestio donde
se reúnen los poetas que quisieron vivir con dignidad
trina un pájaro
sobre la tumba de Gramsci
¿se oye?
de qué se habla
cuando se trata de ver
simetría en cualquier parte
ecos inamovibles como flores de hielo
le damos rango al oficio de la lengua
con los labios partidos
cualquier resistencia es valiosa
la reflexión, de por sí establece grados
qué es la soledad sino la escritura misma
y dentro de ella las formas moribundas
la vida dura un viaje aunque
el esfuerzo por conocer sus artificios
te lleve nada más que hasta el limbo de las ramas
y el mar en el botón de un cardo
cuando el sol golpea con sus olas
y te deja exhausta
¿cómo volver? ¡ah, si hubieras entendido!
en cuanto puedas
pensá en aquella tarde de agosto
era agosto ¿no? con sus acordes circulares
a los lestrigones y a los cíclopes no les tengas miedo
desde la bitácora de Ulises
llega una voz que
de esto sabe
lo que pudo haber sido y lo que no
Tranströmer imagina que es Edvard Grieg
y una nena
corre tras su cometa como en un sueño del futuro
¿puede un oxímoron salvar al mundo?
tanta niebla y no se ve cómo cae una estrella
para invocar un deseo
muchas melodías nos llegan de otra época
un ritmo acaso, acaso un sentido
lo único eterno
¡algo por favor que justifique la ceguera!
y buscás un secreto en el destello
del sol sobre los lirios
otros ecos
habitan el jardín y es así como el verde
busca la espesura en nuestra deriva astral
para quien ama la lírica, un pájaro
alcanza una nota
que sobrevuela las veredas registro eficaz
para salirse de sí por un rato
aunque ninguna evocación promete
lo que todavía no se sabe
camino abstracto del mar hacia
alguna maravilla
hay feudos
y en el tejido necrosado de la tierra
ni siquiera una fracción verde, el resultado
se completa con un color sin futuro
la escritura también es una tarea vegetal
reconocible en el mundo como lechuga o manzanas
o cualquier otra cosa que provoque júbilo
qué podría quedar sino el sueño
de un mecanismo perfecto
viste el mundo en el estruendo
y ciudades extenuadas
para impedir una opresión hacen falta
aptitudes que detengan el impacto
aguas claras
señores, efluvios de poderosos aromas
después del rocío
o tan solo un cielo color glicina que se pareciera
al mar, sin su altísima resaca en
seguimiento de un alma insumisa
también hay luciérnagas detectadas por los perros
seguí brillando
diamante loco en los bosques de la noche
si te sacaras de encima
el trueno y la lluvia
o estuvieras dispuesta sin esa tos de la mañana
a organizar tu día
incluso si no fuera de luz hasta el borde
sino de un reflejo por debajo de los dioses
en el verdín terciopelo de las piedras
o si un pájaro con esternón de nave
trinara sobre una hoja de hueso
como empuñadura de malaquita en
algún bosque de cedros barnizados
fábrica de madera con obstinación de sierra
para aumentar el letargo de los zánganos
o con tu penumbra manchada de sol
como si con eso alcanzara
como si
AGOSTO 2020
otra vez una baba infinita
sobre un pedazo de tierra
y después sobre otro y enseguida
sobre otro más que silbaba
con dignidad de pájaro otra vez
el corazón retumba como cuerno de antílope
otra vez donde sea
el encierro en su falsa simplicidad
otra vez el mar y la vegetación en
un solo grito
con nuevas inflexiones verbales y
fronteras que postergan los destierros
otra vez, sostener el planeta
con un hilo de voz
otra vez