Marina Casas (Buenos Aires, 1986)
Los animales no saben contar, Buenos Aires, Rangún, 2021.
No hay movimiento
que me haga cuerpo.
Títere que no se permite
estar fuera de control.
Muñeca que se busca
en la belleza de una superficie.
Confundo tranquilidad
con vacío.
No me reconozco
si no es en la desesperación
de mantener tirantes
mis propios hilos.
Sueño
no sé si es posible.
La realidad es un charco
me mancho al pisarlo.
La infancia
me empacha de envidia.
El asombro
ese suspiro olvidado.
Mi reloj que anticipa
no frena.
Mi defensa que alivia:
imagino lo peor.
Vuelve el insomnio
después de mucho tiempo.
Antes sólo cuando dormía
encontraba placer, así me escondía
de la rutina, de caminar por la casa
dando los mismos pasos.
Ahora vuelven los perros
a hablarme en sueños.
Me recuerdan el miedo
al derrumbe de mi balcón
y yo les digo que ya no tengo
ganas de tirarme.
Vuelve el insomnio
más alegre,
no el de la locura,
el del deseo.