jueves, 20 de agosto de 2020

Alberto Cisnero



Alberto Cisnero (La Matanza, 1975 / vive en Buenos Aires)

Akata mikuy, Buenos Aires, Barnacle, 2020.











1-

ahora voy a cantar mi propia canción, canalla

y popular. mientras me dispongo a huir,

como un viejo, a los recuerdos, como un aspirante

literario a la poesía que vende en subasta pública

todo cuanto le es vergonzoso y que cualquiera evitaría

escribir hasta en la necrológica de un sucio amigo.

somos pocos. nuestra vida es ruda. ¿si me apresto

a descripciones realistas de los hechos?

pregunten en manuales de estilo para eso.

o léanse la recherche de nuevo. igual siempre voy

a preguntarme si estará lloviendo en tu rancho,

si al librar su secreto tu corazón al fin resistirá.

pero carezco por completo de ideas, salvo

acerca de la práctica, de una expresión personal,

una identidad, un deseo estético heredero

de un sectario que no hace negocios, ni compra

tierras ni trafica con impuestos: con palabras,

infrascritos, con palabras. fomentar la intranquilidad

y el desorden. consigo y con los otros. y cada cual

a su pirca. la primera vez distinguimos el inicio

de la noche por cierta zozobra. y nada quedó

del mundo que habíamos conocido. entonces

todo nos parecía posible, todo se mostraba efímero.

quizá muy próximo, quizá de mí.

 

 

 

 

 

2-

¿ya oscureció? ¿estás enfrente ahora?

¿dónde estabas en los levantamientos del año uno

del siglo? sentado junto a la ventana aprovecho

la última luz del día para escoger un paisaje de juventud

que incluya ventolera y flores sobre la maleza.

y digo con la mano en el corazón que una palabra

no es la rama de los chañares meciéndose, ni delatan

su presencia perfume o color entre los cuatro

márgenes que nos ocupan. siempre nos supimos

de afuera, exiliados. negros con rito y todo.

escribir nos resulta una vocación difícil, una ferocidad

práctica y visible, demasiado lejana como para partir

hacia algún lado o malignar un recuerdo. ¿por qué

escriben como si la tierra girara? ¿ya nadie lee

a los poetas del siglo de oro español?¿la llamada

distancia crítica? no sé bien qué pasa acá, debajo

de la cursiva. a través de la bruma de los años

llamamos amor a tantas cosas: un accidente,

una herida o un anhelo. crecen donde no hay nada

certero. mutan sus formas, concluyen espacios.

 


 

 

 

10-

me canto a mí mismo. a lo que tengo de débil

e inadaptado. es el cruce de los caminos, chicos.

en mi propio beneficio y para el lucro de cualquier

otro. es mejor guardar el debido silencio

cuando entra a fallar una gracia. con frecuencia

podés conseguirte otra. somos de la vieja estirpe,

de la más dura alevosía. si algunos de nosotros,

alcohólicos y penitentes, cae enfermo o tiene

problemas, podemos llamarnos. desde nuestros

corazones siempre nos estamos diciendo

bienvenido a casa, estuve lejos demasiado

tiempo pero regresé vivo. somos autores

de los hechos sin ser sus cómplices.

acá se paga en la puerta de salida.

 

 




14-

te quiero tanto y tanto. con lo mejor que hay en mí.

no con la generosidad del afecto que me profesás.

se puede vivir en cosas mejores que en un mundo

de ilusiones. todos nosotros escribimos tonterías

por la noche. dilapidamos hallazgos, destruimos

mobiliario, conculcamos leyes. situados ya

los infrascritos en la posición debida, procedemos

a inmovilizarnos. y en ese momento, creemos

disponer de bellas imágenes y un gusto selecto.

habrá quien precise la ayuda de los síndicos

dedicados al apoyo y manutención de literatos,

complacer a un editor o incluso vender ejemplares

y propagar su influencia en las jóvenes generaciones.

el traje que me cubre guarda muchas salpicaduras.

alguna vez también tuve una vida repleta

de cuchitriles alquilados. por qué gratis,

sin becas, subvenciones ni lauro.

porque puedo.


 


 

 

23-

si no trazaste bien tu melga, el pueblo queda lejos.

y eso es al toque, perro. o decí gracias, decí adiós.

porque no vas a lograr recuperar los poderes.

si tenés una vida exenta de colisiones dignas

de mencionar asegurate de estar lejos antes

que limpio y adecentado. no te va a doler.

y doble clic. o si ya no se te da la escritura,

poné acápites, bastardillas, traducí (para los no

quichuistas), hasta que florezca el verdor. levantá

un rancho y abrí un pozo de balde. es muy triste

el envidiar. meditá sobre la oportunidad histórica

del comunismo. o las estacadas del mecenazgo.

yo me hice invisible y esperé. acaso somos hombres

educados para llevar siempre un libro bajo el sobaco.

 

 

 

 


29-

antes de qué palabras, rapsodo. como si dijésemos,

afuera avanza la noche y dan ganas de tomar.

se despeña con la velocidad de la luz, pronto

y muy lejos. no dejará nada, excepto algo

de basura adosada en lo recóndito de tu mente.

quizá logremos recordar cuándo y cómo fue

el cimbrón. antes de que nos entren a tapar

con periódicos. escribir es una forma

como cualquier otra de verificar

nuestra debilidad.

 

 




30-

¿cuando era el turno dijiste lo tuyo, a campo abierto

y sin domesticidad? ¿qué te impide intentarlo,

qué tú dices? antes no será igual a después.

así son las despedidas. y consuman las rentas

del erario los cachorros ahogándose hasta el final

del papel, esperando un piscolabis en el consulado.

la clase de libros sobre los que te gusta limpiarte

los botines. que ninguno se agravie. ¿no hacés rancho

con gente que se declara tolerante, que piensa

desertar de algún modo y no hace distingos

entre providencia y tentación? en el cuerpo que yacés

no flotan sucios manchones. lo único que aparece

en los escaneos es que resolvés los altercados

con violencia. ¿cuándo hubo lirismo en estas tierras?

 


 

 


32-

precedidos de vuestros seguidores, vengan

a contárnoslo como si fuese para otros. el objeto

que designan es antiguo. aunque es inútil que insistan.

pierden el tiempo. las recomendaciones no les van

a servir de nada. este lugar no fue hecho para ustedes.

eligen, ocultan y disfrazan un pasatiempo

tan ordinario como bailar o jugar a las cartas.

mientras la luz prevalezca y hostigue, finjan

representar un papel hasta el mismo momento

en que se tornan el personaje apañado y entonces

la plumazón ya no resultará impropia.

pero solemos decir embustes y creerlos. la grave

sabiduría, la pasmosa amenidad, la serena gracia

de saber cuándo llevar divisa punzó y cuándo

quemarla, perspicaces autores, sólo preceden

sustituciones o coartadas. de haber conservado

tales hábitos indumentarios y verbales, nos hubiésemos

divertido. donde la sombra es propicia al diván

o a la moderación, animales invertebrados

arrastran ramitas más grandes que ellos.

 





33-

para nosotros eso no está muy lejos de la greda.

semeja a dictar una carta o levantar una pirca.

entonces la inquietud merma. y aspiramos

a la condición de la maravillosa música. somos

desconocidos que nos preparamos para tiempos

difíciles que nunca tardan en llegar. y vimos venir

los golpes entre el pedrerío que lanzamos.

no podríamos reprocharnos nada pero tampoco

tenemos para decirnos más. la tendencia disgregativa

de aquesta secta. siempre vamos a estar en un recodo,

sin lograr evocar coherentemente nuestro pasado,

a punto de iniciar una nueva vida. capaces

de aprender de memoria cualquier rapto, si alberga

un barranco en su propia y minúscula dirección,

si evita indicar al pie: es un poema, es una nevisca,

es un vaso. escribir no nos ayudará a enmendar

la senda por la cual hayamos optado ni el credo

que aleguemos. cavamos como si fuésemos a hacer

un pozo para un cuerpo querido. así escribimos

nuestras cantigas, que no resultan acabadas

ni metódicas, porque necesitamos una esperanza,

un propósito, sentir que le importamos a alguien.

al final diremos: te voy a llamar cuando pueda,

está todo bien. o: aquello fue nuestro hogar.