Gisela Galimi (Lobos, Buenos Aires/CABA), Memoria de la piedra, Textos Intrusos, Buenos Aires, 2015.
Trasmutación
La piedra tiene memoria
de su estado anterior a roca.
El guano de los pájaros le recuerda
su esencia migratoria.
Muda busca,
honda que la remonte,
hombre que empuñe la honda,
dios, que trace el arco.
Piedra
La piedra vive en el lago.
Tranquila vive,
indolora vive.
Agua de pozo el lago
pozo ciego
que no la ve
ni la acuna.
La piedra no es un pez
que pueda desovar en un lago,
necesita la corriente para ser viajera,
necesita un río donde desahogarse.
Un remolino al menos,
de los que ocultan la alegría
del salmo del agua
con intenciones
de flor de arena.
Carta astral
Ella no tiene la culpa
las constelaciones se alinearon pétreas
en su nacimiento.
No tiene la culpa piedra
de la rigidez del miedo.
Sus moléculas rocas
arman coraza
para protegerla.
Pero adentro,
un corazón de lava
le clava
la duda.
En el altar del sol
En el altar del sol dejé
mi corazón de piedra,
tallado a pura vida
allá en lo alto
como una ofrenda ancestral
que es plegaria:
Que el corazón de carne sepa
seguir el camino,
se acelere la sangre,
busque el aire,
nubecita vuele,
que el cuerpo se le anime,
que el fuego sea
su última morada.
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